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Saramago reclama enjuiciamiento de terrorista
AIN. José Saramago, Premio Nobel de Literatura 1998, se unió a miles de personalidades de todo el planeta firmantes de un llamamiento que reclama el enjuiciamiento del verdugo del crimen de Barbados, Luis Posada Carriles.
Saramago se sumó este último fin de semana a las más de 5 500 personalidades de todo el mundo que exigen el enjuiciamiento criminal de Luis Posada Carriles en los Estados Unidos o el cumplimiento por las autoridades de ese país del pedido de extradición formulado por Venezuela, publica hoy el diario Granma.
Junto a los también galardonados con el Nobel, la novelista sudafricana Nadine Gordimer, la guatemalteca Rigoberta Menchú y el argentino Adolfo Perez Esquivel, el ensayista y profesor francés Salim Lamrani y el politólogo norteamericano Noam Chomsky, Saramago ya había suscrito en agosto del 2005, un comunicado para denunciar el infamante contubernio del gobierno de George W. Bush con el criminal Posada Carriles.
Posada Carriles fue reclutado desde principio de la década de los años sesenta por la agencia norteamericana de inteligencia (CIA), que lo adiestró en técnica militar, táctica de espionaje y sabotajes, y preparó además para misiones especiales, manejo de explosivos, demolición y empleo de armas de fuego.
En los años 70 fue destinado a organizar los órganos represivos en Venezuela, primero en la Digepol y después en la DISIP y estuvo vinculado a los planes de asesinato contra funcionarios cubanos en Chile y en el atentado fraguado contra el presidente de Cuba Fidel Castro durante su visita a ese país en 1971.
De igual forma, participó en diversas misiones criminales en varios países del área y diseñó un equipo de terroristas que envió a la DINA chilena durante el gobierno fascista de Augusto Pinochet.
Posada Carriles reclutó además a los mercenarios venezolanos que en 1976 colocaron las bombas en una nave de la línea aérea Cubana de Aviación que explotó en pleno vuelo minutos después de haber despegado del aeropuerto de Barbados, lo cual causó la muerte de las 73 personas a bordo.
En 1997, adiestró a mercenarios salvadoreños y guatemaltecos, a los cuales entregó explosivos que estos hicieron estallar en hoteles de La Habana y Varadero, ocasionando la muerte de un turista, numerosos heridos y daños a la economía cubana.
Una de sus últimas planificaciones macabras fue el intento de magnicidio contra el presidente Fidel Castro durante la Cumbre Iberoamericana celebrada en Panamá. Posada Carriles pretendía volar en pedazos el paraninfo de la Universidad de la capital de ese país durante una disertación allí del mandatario cubano, acción que también hubiera costado la vida a cientos de asistentes.
Saramago se sumó este último fin de semana a las más de 5 500 personalidades de todo el mundo que exigen el enjuiciamiento criminal de Luis Posada Carriles en los Estados Unidos o el cumplimiento por las autoridades de ese país del pedido de extradición formulado por Venezuela, publica hoy el diario Granma.
Junto a los también galardonados con el Nobel, la novelista sudafricana Nadine Gordimer, la guatemalteca Rigoberta Menchú y el argentino Adolfo Perez Esquivel, el ensayista y profesor francés Salim Lamrani y el politólogo norteamericano Noam Chomsky, Saramago ya había suscrito en agosto del 2005, un comunicado para denunciar el infamante contubernio del gobierno de George W. Bush con el criminal Posada Carriles.
Posada Carriles fue reclutado desde principio de la década de los años sesenta por la agencia norteamericana de inteligencia (CIA), que lo adiestró en técnica militar, táctica de espionaje y sabotajes, y preparó además para misiones especiales, manejo de explosivos, demolición y empleo de armas de fuego.
En los años 70 fue destinado a organizar los órganos represivos en Venezuela, primero en la Digepol y después en la DISIP y estuvo vinculado a los planes de asesinato contra funcionarios cubanos en Chile y en el atentado fraguado contra el presidente de Cuba Fidel Castro durante su visita a ese país en 1971.
De igual forma, participó en diversas misiones criminales en varios países del área y diseñó un equipo de terroristas que envió a la DINA chilena durante el gobierno fascista de Augusto Pinochet.
Posada Carriles reclutó además a los mercenarios venezolanos que en 1976 colocaron las bombas en una nave de la línea aérea Cubana de Aviación que explotó en pleno vuelo minutos después de haber despegado del aeropuerto de Barbados, lo cual causó la muerte de las 73 personas a bordo.
En 1997, adiestró a mercenarios salvadoreños y guatemaltecos, a los cuales entregó explosivos que estos hicieron estallar en hoteles de La Habana y Varadero, ocasionando la muerte de un turista, numerosos heridos y daños a la economía cubana.
Una de sus últimas planificaciones macabras fue el intento de magnicidio contra el presidente Fidel Castro durante la Cumbre Iberoamericana celebrada en Panamá. Posada Carriles pretendía volar en pedazos el paraninfo de la Universidad de la capital de ese país durante una disertación allí del mandatario cubano, acción que también hubiera costado la vida a cientos de asistentes.