Pedro Echeverría V. - Rebelión.- 1. En Venezuela se está jugando un futuro de la izquierda de América Latina y Hugo Chávez, como Fidel Castro en los primeros siete años de la revolución cubana, tiene que enfrentar al imperio yanqui y todos los medios de información comerciales a su servicio. Televisión, radio y prensa, con muy raras excepciones, son enormes empresas comerciales establecidas en todos los países, que de independientes y libres (como ellas acostumbran presentarse) no tienen un ápice. Durante más de 60 años han funcionado como difusoras culturales del “modo de vida norteamericano” y como propagadoras de noticias han jugado el papel de repetidoras de agencias noticiosas de los EEUU. Esto lo sabe todo el mundo, sin embargo los empresarios y empleados a su servicio quieren seguir engañando con el discurso de “libertad de expresión” y de “respeto a los derechos de información”. Nada más falso.

2. Después del magnífico golpe asestado por Chávez contra esa derecha reaccionaria que desde hace más de 50 años usa la concesión televisiva para hacer negocios, así como para aliarse con los gobiernos corruptos, en los últimos años se ha dedicado a hacer llamados para derrocar al gobierno chavista que ahora les exige cumplir su compromiso con el pueblo. Están convocando como lo hicieron en 2001 con el paro patronal, en abril de 2002 con el golpe de Estado y en 2003 con la huelga petrolera. Nos recuerda la gran marcha convocada en México por la derecha y los medios de información encabezados por Televisa y TV Azteca. Fue el 7 de junio de 2004 cuando medio millón de familias burguesas y empleados de empresas y negocios comerciales (vestidos de blanco) salieron a manifestarse “contra la inseguridad y la delincuencia”. La realidad fue una marcha contra López Obrador, gobernador de la ciudad.
3. Pero hoy el gobierno venezolano, ante las movilizaciones de los poderosos empresarios apuntalados por el gobierno de los EEUU, ha declarado que no aceptará ningún tipo de manipulaciones ni intentos desestabilizadores por parte de la oposición pro yanqui. Chávez pidió a poderosos medios como Globovisión que no se estén propasando, que no se salgan del carril y que ellos mismos observen su comportamiento para que más tarde no se vayan a arrepentir. A juicio del vicepresidente Rodríguez, quienes buscan desestabilizar al país a través de los estudiantes no lograrán manipular las almas jóvenes porque considera que los sectores estudiantiles han salido a la calle para manifestar "que este proceso no lo para nadie" y que han demostrado que existe "una intención de esperanza y optimismo a esta revolución junto al Presidente Chávez y al pueblo". La batalla de Chávez contra la derecha debe ser apoyada.   
4. Si nuestros izquierdistas, socialistas o centroizquierdistas (Hugo Chávez en primer lugar) por miedo a la derecha y al imperialismo dan pasos atrás, con ello, fortalecerán a los sectores empresariales y conservadores. Los empresarios, la iglesia católica, los caciques y los políticos de derecha, durante siglos han propagado dentro de la población la ideología de dominación como si fuera una cosa natural. Por eso escuchamos a diario decir que “así tiene que ser”, que “si no hubieran ricos los pobres no tendrían trabajo” o que los indígenas, campesinos y obreros “son pobres por ser flojos y borrachos”. Esa ideología de dominación presenta a banqueros, financieros e industriales como prósperos creadores de riquezas y empleos, mientras propaga que la delincuencia está entre las familias de los más pobres. Es lo que difunden a diario los medios de información para que los mismos pobres se convenzan de “su maldad”.
5. En México los medios de información encabezados por las empresas monopólicas Televisa y TV Azteca, se han pasado muchos años haciendo campañas, primero contra el gobierno de Cuba y en los últimos seis años calumniando al de Venezuela. Han amenazado e intimidado tanto a los políticos de izquierda que aspiran o tienen cargos, que los hacen titubear o de plano no apoyar a Castro o a Chávez. Al mismo López Obrador no le escuché alguna vez defender a Chávez ante la brutal y agresiva campaña que sufría de parte del gobierno, la derecha y los medios. ¿Le tienen miedo a los medios o a perder el voto de la gente? ¿Hasta cuándo enfrentarán a esos medios de información que han sido difusores de calumnias y cuándo van a iniciar una batalla para que la gente comience a pensar de manera independiente y crítica? En México la izquierda ha sido destrozada por los medios y lo grave es que no se defiende.
6. Ni el PRD ni el lópezobradorismo (el partido de centroizquierda con más votos y recursos económicos) tienen una gran prensa nacional que permita la difusión de ideas y el debate político entre sus afiliados y simpatizantes. Tampoco el PRI y el PAN se preocupan por tener un instrumento central o regional de difusión, pero estos dos partidos cuentan con medios informativos comerciales a su servicio. Y no se trata de que se cree un periódico burocrático de información o propaganda de partido, sino de elaborar un periódico profesional de masas, de izquierda, que confronte con poderosos argumentos críticos a la derecha y a la prensa comercial. El gobierno de Chávez, al crear un sistema alternativo de información como la mejor manera de confrontar y buscar sustituir a la prensa comercial reaccionaria, parece haber “tomado al toro por los cuernos”. ¿Piensan en México que la población no puede acostumbrase a leer cosas serias?
7. Entre tanto el presidente Chávez tendrá que defenderse de los multimillonarios empresarios televisivos tal como hizo en sus primeros años de gobierno. Durante siete años ha demostrado que la población lo apoya ampliamente y que es el presidente de América con mayor apoyo de su pueblo. Él tiene una enorme responsabilidad porque en esta batalla van incluidas las luchas de América Latina por su liberación; luchas indígenas, campesinas, obreras, que deben batallar contra sus explotadores para salir de su pobreza y su miseria. La libertad de expresión y el derecho de información sólo han beneficiado a los poderosos empresarios dueños de los medios. Ellos han decidido qué es lo que se publica y qué no, además que a los hechos le dan la interpretación que conviene a sus intereses. En México, a pesar de los miedos y temores de los políticos, las cosas comienzan a cambiar. Hugo Chávez está siendo un ejemplo.
 
pedroe@cablered.net.mx

Quiénes son y a quién representan
Las manifestaciones estudiantiles en Caracas

Roosevelt Barboza
Rebelión
Los que en el mundo crean a través de los medios las manifestaciones “estudiantiles” que se están produciendo en Venezuela, pensarán que un clamor joven, estudiantil, rebelde e ilustrado defiende ardorosamente la libertad de expresión en las calles. Nada más alejado de la realidad. El porcentaje de estudiantes es mínimo respecto al total y su procedencia de universidades privadas para ricos o públicas pero igual de elitistas por funcionar con criterios de privilegios que se mantienen todavía de épocas anteriores.
Hace unos años, el Dr. Chirinos, médico psiquiatra, rector de Universidad Central de Venezuela (UCV) refiriéndose al Alma Máter, señaló que se estaba formando una generación boba.
Creemos, si la memoria no nos traiciona, que fue un colega de Chirinos, el doctor Bianco, quien definió a un sector de la juventud, esta de los centros comerciales, de los zapatos de marca, y cuestiones de este tipo, como la generación GERBER.
Si usted mezcla las dos generaciones que definieron nuestros psiquiatras, obtiene una como la presente, incapaz de realizar una exposición coherente y lógica, que es del tipo de medio audiovisual con la cual se nutre, Globovisión.
Hablamos, de una juventud incapaz de entender que sucede en el mundo, pues está siendo educada por la TV que la estimula hacia un individualismo feroz.
Los estudios universitarios en el país cuando asume Chávez, eran para la elite, tal la pequeña cantidad que ingresaban en la educación superior. Existían, y existen universidades privadas exclusivas para personas de altos ingresos. Quiere decir esto, que las inmensas mayorías estaban alejadas de extender su educación más allá de la de bachillerato.
En su afán de resolver esta situación, verdadera tranca para el desarrollo, Chávez crea la Universidad Bolivariana de Venezuela, que tuvo algunas dificultades y ahora ha vuelto al nivel que se desea obtener de ella.
Una de las mejores universidades del país es la UNEFA. Era esta hasta hace pocos meses, la universidad de las FFAA. Se comprende, por la especifidad del elemento a nutrirse en ella cuando se creó, que con alguna excepción eran sólo militares, su cupo haya sido muy reducido. Chávez le exigió ampliar todo su campo, es decir, agregar nuevas carreras, y aumentar su cupo. Hoy, esta sola, agrupa una cifra que gira en torno a 250 mil estudiantes.
La Universidad Central de Venezuela (UCV) tiene un cupo aproximado a los 60 mil estudiantes. Aunque se trata de la universidad pública por excelencia, el acceso sigue siendo para privilegiados, donde existe un alto cupo reservado para hijos y familiares de los funcionarios, lo que hace de ella una estructura endogámica de profesores, funcionarios y sus propios familiares que disfruta casi en exclusividad de los recursos públicos según el modelo vigente en la IV república, anterior a la llegada de Hugo Chávez al gobierno.
Tal vez en la capital haya alrededor de 40 mil estudiantes. Las otras universidades no reúnen entre todas sumadas, 100 mil estudiantes. Institutos tecnológicos llevan el total de estudiantes de educación superior a una cifra que ronda el millón de estudiantes. Sin embargo, en toda Caracas, no llegaron a manifestar cien mil estudiantes y otros que no lo son. Las gráficas son elocuentes y circulan por el mundo.
En todo el país no llegaron a manifestar 30 mil jóvenes, y personas que dejaron de serlo hace ya tiempo, lo que muestra la falta de representatividad de quienes marcharon en nombre del estudiantado venezolano.
En resumen, lo más importante de lo que se está viendo es a un sector reducido de estudiantes que salen a marchar como si fuera carnestolendas (carnavales).
En Venezuela estamos tranquilos y sin nervios. Estaremos inquietos cuando incursionen en las zonas populares, donde habita el pueblo. Entonces sí, estaremos inquietos. Pero por hoy, están muy lejos para llegar ahí. Ellos saben que su lugar natural son los barrios residenciales de la burguesía, donde vive el odio a una revolución bolivariana comprometida con la alfabetización y la sanidad de los pobres. Los pocos estudiantes ricos y elitistas que se manifiestan en defensa de Radio Caracas Televisión, entre chapuzón en la piscina privada de su residencia y paseo con aperitivo por el centro comercial, nunca han ido a los cerros y suburbios de Venezuela.
Mientras tanto no ocupan el mismo lugar en los medios los 280.000 maestros y estudiantes que este miércoles se manifestaron en Colombia denunciando la privatización de la educación es este país. Se trata de la segunda protesta en una semana y la quinta en un mes, en rechazo a los recortes en la ley que transfiere fondos a las regiones. En ese país las manifestaciones estudiantiles no son noticia para los grandes medios. Uribe no es Chávez.

A propósito del término de la trasmisiones de RCTV por señal abierta
Libertad de Expresión en Venezuela

Marcel Claude
Argenpress
El domingo 27 de Mayo del 2007, Radio Caracas Televisión ceso sus trasmisiones televisivas por la señal abierta, debido a que el Gobierno de Venezuela decidiera no renovarle a esa estación televisiva la concesión del espacio radioeléctrico que ocupaba por más de 20 años.
La libertad de expresión es un derecho garantizado por la Convención Interamericana y por la Declaración Universal de Naciones Unidas, por lo que resulta siempre enojoso y molesto el cierre de medios de comunicación, la persecución de periodistas, la censura y todos los mecanismos que el poder utiliza en contra de la expresión libre de los ciudadanos. Esto es inobjetable e incuestionable y hace a la ciudadanía de nuestro tiempo muy sensible a este tipo de situaciones.
No obstante lo anterior, siempre es bueno darle una oportunidad a la complejidad y a los distintos elementos que constituyen una determinada realidad, más allá de los evidentes contenidos políticos que hay detrás de lo que hoy está viviendo Venezuela. No son pocos los intereses que aquí están en juego y no es menor el interés por inducir a la opinión pública en una u otra dirección.
Por ello es importante tener presente los hechos y las características del problema. Al respecto no cabe duda que ha calado profundamente la idea de que el Gobierno Venezolano cerró un medio de comunicación, lo cual induce a pensar necesariamente en el comportamiento autoritario y dictatorial, la censura y la persecución del pensamiento libre. Pero, no es lo mismo cerrar un medio –léase prohibir sus trasmisiones, requisar sus equipos y censurar sus contenidos, como ha ocurrido en tantas partes y también en Chile- que decidir, en conformidad con la legislación vigente democráticamente aprobada, no renovarle la concesión a RCTV.
Independientemente de los usos políticamente intencionados que se quieran hacer de este hecho, es importante considerar que en Venezuela, el 80% de los canales de televisión abierta y emisoras de radio pertenecen y son operados por el sector privado –y esto sin considerar la televisión por cable y satélite que también utiliza RCTV, así como dos estaciones de radio. Sorprende saber –a la luz de lo que se trasmite regularmente en Chile- que en Venezuela existen cerca de 120 periódicos de circulación regional y nacional, que están igualmente bajo el control del sector privado. Y hasta donde la información se puede verificar, la prensa venezolana ha podido realizar su tarea sin la interferencia del Gobierno en plena libertad y con plena autonomía. No se sabe de periodistas puestos en prisión ni perseguidos ni de amenazas a ningún medio, a pesar de que muchos de ellos expresan abierta y desenfadadamente su oposición al Gobierno. Por lo tanto, aunque pueda entenderse esta decisión de Venezuela como una medida contraria a la libertad de expresión, vale también considerar que limitar este derecho no ha sido parte de la tónica ni una de las características más destacadas del Gobierno de Chávez.
Es más, dado que ningún medio ha sido cerrado por oponerse al Presidente Chávez o por ejercer su derecho a pensar diferente o a criticar al Gobierno, el cese de las trasmisiones de televisión de RCTV por señal abierta –no por cable ni por radio- cuesta entenderlo como el cierre arbitrario o autoritario, más aún cuando esta operación está amparada en el ordenamiento jurídico venezolano –democráticamente instalado- que no ha sido violado.
Es importante tener presente que los medios de comunicación son un instrumento de primera importancia. La prensa es considerada el cuarto poder y, en consecuencia, de extraordinaria relevancia para ejercer el control y detentar el poder. De allí que no es una simple discusión y de allí que no debemos soslayar el hecho de que, cuando las oligarquías latinoamericanas pierden estos espacios de poder, reaccionan brutalmente y no nos puede sorprender entonces el permanente abuso de presentar una medida legal y jurídicamente legítima, como arbitraria y abusiva.
En prácticamente todos los países occidentales –incluyendo los Estados Unidos- el espacio radioeléctrico como un recurso escaso y limitado, es un bien público de propiedad nacional y no privado y el Estado, en el nombre del interés ciudadano y general, no sólo tiene el derecho sino el deber de regularlo con el objeto de servir el interés público y favorecer la libertad de expresión de todos y no sólo del sector privado. En Venezuela como en casi todos los países de América, este bien público –el espacio radioeléctrico- está privatizado, es decir, al servicio de sus propietarios. Bien lo decía Marta Colomina, conocida columnista y muy crítica de Chávez, “Los dueños de los medios están muy concientes de su poder, y saben como usarlo… En Venezuela, los medios están en las manos de pequeños grupos quiénes tienden a servir su propio interés”. Obviamente, al igual que en Chile, lo hacen siempre en el nombre de la libertad de expresión y del interés general, cuando en definitiva no hacen sino, servir el interés de grupos económicos que quieren seguir monopolizando los mecanismos de comando y control de la sociedad.
Lo que el Gobierno venezolano ha dicho es que, de acuerdo al artículo 156 de la Constitución y a la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, el deber del Estado es garantizar y regular el acceso y uso del espacio radioeléctrico y es su deber evaluar si un operador ha servido o no el interés general. Si lo ha hecho, como en el caso de otros medios, se les puede renovar la concesión, de lo contrario el Estado está en su pleno derecho a reasignar dicho espacio público.
En relación a RCTV lo anterior no es un simple argumento, puesto que, es un hecho de público conocimiento que este medio utilizó su programación diaria para promover y apoyar el golpe de Estado en contra de un Gobierno que había sido democráticamente electo en abril del año 2002 y lo que es peor, prohibió a sus reporteros transmitir información alguna sobre el fracaso del golpe, favoreciendo la arbitrariedad y el abuso de poder que todo golpe de Estado conlleva y que en Chile se hiciera con gran eficacia, también con el apoyo de la prensa obsecuente que usa, gusta y disfruta de la ley del embudo, a saber, lo más ancho para ellos y lo más delgadito para el pueblo. Libertad de expresión a todo evento para el golpismo, la ley del abuso, la difusión ideológica, la acumulación de capital, el convertir al pueblo en masas estúpidas resarciéndose en dramones y teleseries que enferman el alma y la mente de nuestros jóvenes que aprenden el valor de la hipocresía, la deslealtad, la promiscuidad y cuanto principio degradante de la condición humana sea posible a fin de conservar el control y el comando de la sociedad. Pero, cuando se trata de libertad de expresión para los ciudadanos que quieren denunciar la corrupción, el abuso en contra de los derechos humanos fundamentales, la construcción cultural sofisticada y políticamente crítica, entonces aparecen las leyes de defensa de la integridad de las personas y la razón superior del Estado. Eso era, es y seguirá siendo RCTV en Venezuela y, en consecuencia, existe no sólo una ley que avala la decisión del Gobierno sino también una legitimidad ética y democrática. El Estado venezolano no está obligado -ni por ley ni por mandato moral que obliga a profundizar la democracia y la libertad de expresión- a continuar dándole concesiones de espacios públicos a quienes reniegan de la democracia y del derecho de todos a la información. Si hay constituciones que prohíben las ideologías totalitarias, no veo yo ninguna razón de que la ley o el derecho a la libre expresión amparen a quiénes precisamente reniegan de la democracia y de su deber de informar.
Por lo demás, la libertad de expresión es un derecho público y no privado y, cuando se trata de un país como Venezuela o Chile, en donde los medios de comunicación están privatizados y al servicio de visiones ideológicas que amparan la acumulación y concentración de la riqueza, así como el monopolio de los puestos de comando y control de la sociedad a manos de una reducida elite, entonces la libertad de expresión es una ridícula fantasía, no existe, puesto que el derecho a expresarse de una minoría conspirativa no es lo mismo, hasta donde me alcanza el entendimiento, que el derecho de todos a ser informados. Reducir la concentración, diseminar el poder de informar, permitir el acceso a otros –ojalá a los que nunca han podido gozar de ese derecho aunque mil constituciones o declaraciones universales lo consignen y avalen- es precisamente avanzar en la dirección correcta, es decir, socializar y distribuir el derecho a la información y la libertad de expresión.
En todo caso, cabe consignar que RCTV podrá seguir trasmitiendo sus opciones ideológicas y sus dramones de dudosa factura ética a través del cable y de sus radios, pero ya no tendrá el privilegio de usar el espacio público del pueblo venezolano para ello.
Ahora cabe esperar que la nueva señal permita al pueblo venezolano expresarse y ejercer un sano, crítico y creativo derecho a la libertad de expresión.
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