Bart Jones - Los Angeles Times.- Traducido por Mercedes Tolón Manresa y revisado por Mabel Rivas González, del Equipo de Traductores de Cubadebate y Rebelión. La cadena de televisión más antigua de Venezuela desempeñó un importante papel en el fallido golpe de 2002. La negativa del Presidente venezolano Hugo Chávez  a renovar la licencia de Radio Caracas Televisión parecería justificar los temores de que Chávez está aplastando la libre expresión y eliminando todas las voces que lo critiquen. Amnistía Internacional, Human Right Watch, el Comité de Protección a los Periodistas y miembros del Parlamento Europeo, el Senado de los  Estados Unidos e incluso el Congreso de Chile han denunciado el cierre de RCTV, la cadena de televisión privada más antigua de Venezuela.  Los detractores de Chávez obtuvieron más municiones el martes cuando el Presidente incluyó a otra cadena de la oposición, Globovision, entre los “enemigos de la patria”.


Pero el caso de RCTV --como la mayoría de las cosas que tienen que ver con Chávez—se ha visto atrapado en una maraña de desinformación.  Mientras titulares de todo el mundo se hacen eco de una parte de la historia, la otra apenas se escucha.

La desaparición de RCTV es realmente en algunos sentidos un suceso lamentable para los venezolanos.  Fundada en 1953, era toda una institución en el país, pues produjo un programa de sátira política que lleva mucho tiempo en pantalla, “Radio Rochela”, y la virulentamente realista telenovela nocturna  “Por estas calles”.  Fue RCTV la que transmitió en Venezuela las primeras imágenes en vivo vía satélite de Neil Amstrong caminando por la luna en 1969.

Sin embargo, después que Chávez fuera electo Presidente en 1998, RCTV se trazó otro empeño: el derrocamiento de un líder electo democráticamente.  Controlada por miembros de la oligarquía fabulosamente acaudalada del país, incluido el jefe de RCTV Marcel Granier, vio a Chávez y a su “Revolución Bolivariana”  en nombre de la mayoría pobre de Venezuela como una amenaza.

El esfuerzo más infame de RCTV para derrocar a Chávez se produjo durante el intento golpista del 11 de abril de 2002.  Durante los dos días que precedieron al golpe de estado, RCTV reemplazó la programación habitual y dio cobertura total a una huelga general encaminada al derrocamiento de Chávez.  Un torrente de comentaristas lanzaron virulentos ataques directos contra su persona –sin permitir ninguna respuesta del gobierno.

Después RCTV transmitió ininterrumpidamente avisos en que se incitaba al pueblo a participar en una marcha el 11 de abril destinada a derrocar a Chávez, y dieron una cobertura exhaustiva al suceso.  Cuando la marcha terminó de forma violenta, RCTV y Globovision transmitieron un vídeo manipulado que culpaba a los partidarios de Chávez por la veintena de muertos y heridos.

Después que los militares golpistas derrocaron a Chávez y tras su desaparición  de la vista pública durante dos días, la cobertura tendenciosa de RCTV era totalmente rayana con la sedición.  Miles de partidarios de Chávez tomaron las calles para exigir su regreso, pero nada de eso apareció en RCTV ni en otras estaciones de televisión. 

El Director de Noticias de RCTV Andres Izarra  posteriormente declaró en sesiones de la Asamblea Nacional sobre el intento golpista que había recibido una orden de los superiores de la estación: “Cero a favor de Chávez, nada relacionado con Chávez o sus partidarios…  La idea era crear un clima de transición y comenzar a promover los albores de un nuevo país.” 

Mientras que las calles de Caracas ardían de furia, RCTV transmitía  animados, novelas y películas viejas como “Pretty Woman”.  El 13 de abril de 2002, Granier y otros magnates de los medios de difusión se reunieron en el Palacio de Miraflores para prometer su apoyo al dictador golpista del país Pedro Carmona, quien había suprimido la Corte Suprema, la Asamblea Nacional y la Constitución.

¿Se permitiría en los Estados Unidos trabajar a un canal que ayudara e instigara a un golpe contra el gobierno?  El Gobierno de Estados Unidos probablemente habría clausurado la RCTV a los cinco minutos del fallido intento de golpe –y encarcelado a sus propietarios.  El gobierno de Chávez permitió que continuara funcionando durante cinco años, y luego se negó a renovar su licencia de 20 años para utilizar la pequeña pantalla pública.  Todavía puede transmitir por cable o vía satélite.

No debería considerarse a Granier y otros como mártires de la libertad de expresión. La radio, la televisión y la prensa permanecen sin censura y sin restricciones, ni están amenazados por el gobierno.  La mayoría de los medios de difusión venezolanos siguen estando controlados por la vieja oligarquía y se oponen acérrimamente a Chávez.

Si Granier no hubiese decidido tratar de derrocar al presidente del país, tal vez los venezolanos todavía podrían esperar ver más transmisiones de “Radio Rochela”.

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BART JONES pasó ocho años en Venezuela, principalmente como corresponsal extranjero de Associated Press, y es autor del libro que se publicará en breve titulado “Hugo! The Hugo Chavez Story, From Mud Hut to Perpetual  (“¡Hugo! La Historia de Hugo Chávez, del barracón a la eternidad”).

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