Rebelión.- Editorial íntegro

El diario New York Times se ha unido a la multitud de voces que piden a la Administración Bush la suspensión del bloqueo que permita a los cubanos comprar alimentos y bienes que permitan reconstruir la desolación que han dejado los últimos huracanes. Anteriormente ya lo pidieron el candidato demócrata Barck Obama y los cubanos del exterior

Editorial

Ayuda para Cuba y Haití


La cadena devastadora de huracanes y tormentas tropicales que ha azotado al Caribe desde el mes pasado; Fay, Gustav, Hanna y Ike; ha dejado cientos de muertos y decenas de miles de personas heridas y desplazadas en Haití. Las cosechas del país parecen haberse arruinado. En Cuba, Gustav y Ike destruyeron o dañaron cientos de miles de hogares. La quinta parte de la población fue evacuada a terrenos más elevados.

La magnitud de la devastación requiere una campaña de ayuda extraordinaria que, hasta ahora, no está ocurriendo. Aunque Ios Estados Unidos le ofrecieron ayuda de emergencia a Haití, no han hecho lo suficiente con una nación pobre, con la cual EE.UU. tiene la responsabilidad moral de ayudar. Asimismo, la obsesión peculiar de la administración Bush con un embargo comercial obsoleto y que busca llenarles los bolsillos a los anticastristas de línea dura en Miami interfiere con el envío urgente de la ayuda necesitada para Cuba.

Washington anunció, la semana pasada, 10 millones de dólares en asistencia para Haití. Envió el barco de asalto anfibio Kearsarge, que transportó helicópteros y aviones, para cooperar en la gestión de ayuda. Es un buen comienzo. Pero Haití, el país más pobre del Hemisferio Occidental, necesitará más. Solo la mitad de la ayuda estadounidense son fondos nuevos; el resto es desviado de otros programas necesarios menos urgentes. La ONU ha solicitado más de 100 millones de dólares para apoyar a aquellos afectados por la tormenta.

La ayuda para Cuba se ha complicado por las políticas anticuadas de la guerra fría. Los Estados Unidos han ofrecido solamente, hasta el momento, 100 000 dólares en ayuda; con la promesa de aumentarla si Cuba permite la entrada de un equipo estadounidense para evaluar los daños. La Habana la ha rechazado tontamente (*). Y EE.UU. se niega a relajar temporalmente aspectos básicos del prolongado embargo comercial para ayudar a Cuba a lidiar con la emergencia.

El Departamento del Tesoro incrementó el límite de dólares que las organizaciones autorizadas a trabajar con los disidentes cubanos pueden enviar a Cuba. Pero Washington no acepta la solicitud de Cuba para comprar materiales de construcción con el fin de reconstruir casas y reparar la red eléctrica destrozada. No permitirá que Cuba compre comida de EE.UU. a crédito, y hasta ahora, se ha negado a levantar las restricciones sobre el dinero que los cubanoamericanos pueden enviar a sus familiares.

Consideramos que el embargo contra Cuba es una de las políticas más mal dirigidas que uno pudiera concebir. Le da credibilidad al régimen en La Habana mientras contribuye a la miseria de cubanos ordinarios; todo por el bien de algunos electores en la Florida. Pero ni siquiera le estamos pidiendo a la administración Bush, que levante el embargo para siempre. Lo que hay que hacer para aliviar la crisis causada por las tormentas es eliminar temporalmente todas las restricciones sobre las remesas privadas y el flujo de ayuda privada a Cuba.

Traducción no oficial: Mónica Montes Mesina

Contra Cuba
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