Lidia Sol Michel - Soldelidia / Cubainformación.- El expresidente chileno Sebastián Piñera dijo en Madrid que la democracia venezolana “está en grave riesgo” al corresponder a una invitación del escritor y Premio Nobel Mario Vargas Llosa para que participara en su Foro del Atlántico. Allí también se juntaron entre otros, los escritores, Jorge Edwards y Carlos Alberto Montaner y la disidente cubana Yoani Sánchez.

Ninguno dijo que el “riesgo” venezolano tiene su origen en “la injerencia descarada de potencias externas, su ataque mediático e intento de bajar el precio de las materias primas y de cortar los suministros internos” como valoró recientemente en la sede madrileña del Centro de la Diversidad de Venezuela el académico español, Joan Garcés, quien es Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de la Sorbona y dirigió en Europa los procesos judiciales contra el dictador chileno, Augusto Pinochet.

El medio colombiano NTN24 –célebre por sus llamados a la violencia en Venezuela contra la mayoritaria decisión de las urnas- reportó sobre las teorías del cónclave y enfoca que de Cuba, la bloguera Sánchez esbozó que sus reformas son "pequeñas transformaciones causadas por la necesidad y no por la voluntad política". Quien así habla prefiere desconocer que la prioridad política del gobierno cubano es que Estados Unidos levante el bloqueo económico para comerciar con entera libertad y acelerar sus reformas sin el asecho de un poder extraterritorial, el mismo que acaba de sancionar al BNP Paribas, el primer banco de Francia y el segundo de la zona euro. Por transacciones con la isla deberá pagar una multa superior a los ocho mil millones de dólares.

A pesar de los obstáculos Cuba y Venezuela forman parte de una región con resultados integracionistas y que desarrolla una diplomacia multipolar de cooperación frente al voluntarismo hegemónico unipolar. Sus países expanden vínculos comerciales con el sur y dejan atrás décadas de dependencia.

Tras el citado foro en el que el escritor chileno Jorge Edwards coincide con Yoani Sánchez, escribe: “No ha sacado el menor partido de su condición de disidente”. Así lo plasma en blanco y negro a pesar de los trascendidos que provocó en abril la agencia norteamericana AP al desvelar la construcción en secreto por el gobierno de Estados Unidos de una red de mensajería soportada en la telefonía móvil con el objetivo de derrocar al gobierno cubano. Los documentos oficiales aireados por la AP vinculan a Yoani Sánchez con el financiamiento. Desde antes, la profusa intencionalidad de “premios” por su actividad le concedía 250 mil dólares. Sobre su actitud Gordiano Lupi, periodista y escritor que le traducía al italiano expresa en una carta dirigida a Yoani Sánchez: “…he tratado con una persona que le da la máxima prioridad a intereses para nada idealistas. Una bloguera que vive su vida tranquila, que en Cuba nadie conoce y nadie hostiga, que no es amenazada, encarcelada, silenciada, que no tiene problemas para entrar y salir de su país”.

Lo que se dice sobre Cuba o Venezuela en el Foro del Atlántico tienen como escenario a Madrid en vísperas de la aprobación de la Ley de Seguridad Ciudadana, según el gobierno, o Ley Mordaza, según el clamor ciudadano al considerarla policial y represora, que restringe libertades y derechos fundamentales. Su trámite es imparable por decisión de la mayoría absoluta del PP en contra de las valoraciones del resto de los grupos parlamentarios.

También coinciden con el foro las jornadas de FAES (Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales), dirigida por el expresidente del Gobierno José María Aznar. Allí se “reflexiona” sobre el mercado del trabajo y en medio del desempleo galopante que golpea a España y que no bajará del 20% hasta el 2019 según el Fondo Monetario Internacional, el think tank del Partido Popular pide suprimir el salario mínimo y que la prestación por desempleo deje de ser un derecho para ser una especie de seguro que cubre una contingencia.

Promotores de la derecha española y latinoamericana coinciden habitualmente en estos encuentros veraniegos. Son citas entre acólitos aferrados a conocidos artificios que siguen sin aceptar los cambios que les rodean.