Haydee Leon Moya - Granma Internacional.- Cuando en Cuba se inició la primera campaña nacional de vacunación antipoliomielítica en la población menor de 15 años, el 26 de febrero de 1962, para numerosas personas en la propia nación fue un suceso asombroso saber que era posible prevenir una desdicha tan grande como la invalidez y la muerte que por tantos años sembró en la isla esa enfermedad. Probablemente ninguna de ellas supiera entonces que en ese momento se reportaban anualmente 300 casos de parálisis, y que solamente entre 1957 y 1961 mil 162 cubanos fueron afectados por el mal.

Hoy, sin embargo, lo que asombra a muchos habitantes de la isla es saber que mientras en su país fue erradicada la poliomielitis, esa desgracia sigue cobrando vidas en otras naciones del mundo. Según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OPS) solo en dos años (2005 y 2006) se reportaron mil 802 casos de polio, con mayor incidencia en 16 países tercermundistas, nueve de ellos ubicados en el continente africano que concentra casi el 40 por ciento del total de enfermos.
Precisamente estas realidades contrastantes fortalecen cada año en la sociedad cubana la contribución popular con las instituciones de salud para el éxito de la vacunación contra la poliomielitis, emprendida por la Revolución hace ya varias décadas.
Ahora mismo acaba de concluir la cruzada número 46, mediante la cual más de medio millón de niños desde un mes de nacidos hasta dos años, 11 meses y 29 días fueron inmunizados, en tanto 363 mil 057 pequeños de tres años recibieron la segunda dosis (en gotas) y se reactivó la de más de 141 mil menores de nueve años, informó recientemente el doctor Miguel Ángel Galindo, coordinador del Programa Nacional de Inmunización, del Ministerio de Salud Pública.
Así, en las últimas cuatro décadas y media han sido suministradas gratuitamente más de 75 millones de dosis del inmunogeno, por lo cual  la totalidad de los cubanos menores de 60 años, alrededor de 8 millones de personas, están protegidas contra ese mal.  
Aunque el papel rector de esta humana labor corresponde a los galenos y enfermeras de los consultorios médicos de familia, en la campana recién concluida el apoyo popular fue decisivo, tal y como sucedió en los inicios, cuando unos 80 000 integrantes de organizaciones comunitarias y campesinas como los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y la asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) tuvieron un protagonismo especial.


VALE MAS PREVENIR…
Como la Antipolio, en la isla se desarrollan otras campañas que forman parte del Programa Cubano de Inmunización, instaurado en septiembre de 1962, una de las primeras acciones que en materia de salubridad estableció la Revolución, pues en el país, antes de 1959, la inmunización era solo contra la tuberculosis grave y, entre otras desgracias, se reportaban como promedio anual 500 fallecidos por Sarampión, Difteria, Tétanos  y Tos ferina.
Dicho programa tiene una cobertura de 11 vacunas, ocho de ellas de producción nacional, y protege a los pequeños contra 13 enfermedades infecciosas prevenibles por vacunas.
De tal suerte, en Cuba no solo se ha logrado la eliminación de enfermedades como poliomielitis, difteria, sarampión, rubéola, parotiditis y tos ferina, sino también de formas clínicas y males severos que han dejado de constituir problemas de salud para la población, como son los casos del tétanos del recién nacido y la meningitis tuberculosa, o han disminuido la morbilidad en más del 90% (Enfermedad Meningocóccica y Hepatitis B, por ejemplo).
Todo ello explica el incremento de la expectativa y calidad de vida de los cubanos al nacer y la disminución de la mortalidad infantil en el país, comparable con la de naciones desarrolladas. Y es la razón por la cual la Mayor de las Antillas se encuentra desde 1997 entre los primeros países de mejores indicadores, tanto de cobertura como de control de las enfermedades prevenibles, según el análisis de un documento elaborado por la OPS, que reporta los resúmenes de más de 200 países del orbe.
La propia OPS destaca el liderazgo y la sostenibilidad del Estado Cubano en las estrategias mundiales de prevención de enfermedades, al suministrar vacunas a millones de niños  en el país y en otros de la región. Resalta en este sentido la solidaridad con el pueblo haitiano, donde la labor de los médicos cubanos hizo posible que esa empobrecida nación  fuera declarada libre de sarampión.

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