Pienso que habrá sido difícil para el equipo médico y el equipo de dirección del país, mantenerlo cumpliendo estrictamente lo más aconsejable para su salud en cada etapa de este largo período de convalecencia.
Tal como expresó Raúl en su discurso del pasado 26 de julio en Camagüey, Fidel “para alegría de nuestro pueblo ya despliega una actividad cada vez más intensa y sumamente valiosa como lo demuestran sus reflexiones publicadas por la prensa, aunque ni en los momentos más graves de su enfermedad dejó de aportar su sabiduría y experiencia ante cada problema y decisión cardinal.”
“Han sido en realidad meses muy difíciles, aunque con un efecto diametralmente distinto al que esperaban nuestros enemigos, que soñaban con que se entronizara el caos y el socialismo cubano terminaría por desplomarse. Incluso importantes funcionarios norteamericanos declararon el propósito de aprovechar dicho escenario para destruir ala Revolución.”
“No conocen bien a nuestro pueblo –enfatizó Raúl- quienes se asombran ante la capacidad de crecerse hasta la altura que demanda cada reto, por grande que sea, pues ésta es realmente la única actitud consecuente con nuestra historia.”
Como se aprecia, justo en su ochenta aniversario, ha debido librar una batalla de carácter estratégico para su propia vida y la de su país. Desde el mismo instante de su gravedad, fue consciente de la enorme responsabilidad que tenía ante su pueblo y el mundo y, por lo tanto, todo debía quedar plenamente claro cualquiera que fueran las circunstancias derivadas de su repentina enfermedad.
Los partes médicos redactados por sí mismo, las fotos esporádicas, la comparecencia televisiva breve, las noticias ocasionales sobre su estado de salud brindadas por Chávez y otros dirigentes cubanos, las noticias sobre algunas personalidades recibidas, han estado enmarcadas en la discreción que previera y manifestara en sus mensajes al pueblo.
Sin embargo, sus reflexiones, breves o largas según el asunto de cada uno, se han convertido en una fuente nutricia de ideas en que ha abordado aspectos personales, que son como fragmentos de sus futuras memorias; aspectos nacionales, que esclarecen y aportan argumentos sobre la realidad de nuestro país; aspectos internacionales como el de los biocombustibles, el robo de cerebros y deportistas, la falta de ética en la cúspide del gobierno norteamericano, capaz de concebir y poner en práctica el plan de asesinato contra un dirigente de otro país. Todas ellas llevan la impronta y el sello característico de Fidel, que retoma el papel de antiguo y genial periodista. Títulos y enfoques atractivos, matices de argumentos eficaces y hasta una fina y filosa ironía, contribuyen a la divulgación universal de cada artículo en los órganos de prensa y a la voraz lectura de los más variados públicos.
Algunos de estos materiales me recuerdan aquellos artículos suyos publicados en Bohemia y otros órganos de prensa, en los años cincuenta, cuando ponía en la picota pública a la tiranía batistiana, con sus denuncias de todas las tropelías de aquel régimen y con su defensa de los principios revolucionarios.
Así ha sido, pues, este año de la convalecencia de Fidel. Un año más de un combate singular, ¿quién lo duda?, esta vez por algo tan trascendente como su vida, los destinos de su pueblo y la supervivencia de la humanidad.
