Entrevista con Gustavo Pereira, jurado de Poesía del Premio Casa de las Américas 2008 

Yinett Polanco - La Habana.- Hay un sentimiento humano tapiado para siempre sin que ningún poeta descifre su terrible poder. Memorial de la casa vacía


Poeta, ensayista y crítico literario, Gustavo Pereira es uno de los escritores más importantes de la literatura venezolana. El actual miembro del jurado de Poesía del Premio Casa de las Américas 2008, es Premio Nacional de Literatura de su país en el 2001 y ha obtenido además numerosos reconocimientos entre los que se destacan el Premio Joven Poesía en 1965, el Premio Latinoamericano de Poesía de la revista Imagen en 1970, el de Poesía Fundarte en 1993 y el de la XII Bienal Literaria José Antonio Ramos Sucre en 1997. Fundó y dirigió la revista Trópico Uno de Puerto la Cruz y fue director de la Revista Nacional de Cultura entre 1999 y el 2002. En 1999 fue elegido miembro de la Asamblea Nacional Constituyente y presidió su comisión de cultura. Tiene publicado una treintena de libros entre los cuales se encuentran Preparativos del viaje (1964), En plena estación y Hasta reventar, ambos de 1966, El interior de las sombras (1968), Los cuatro horizontes del cielo (1970), Poesía de qué (1971), Libro de los Somaris (1974), Segundo libro de los Somaris (1979), Vivir contra morir (1988), El peor de los oficios (1990), La fiesta sigue (1992), Escrito salvaje (1993), Antología poética (1994), Historias del paraíso, Dama de niebla y Oficio de partir, aparecidos los tres en 1999, Costado indio (2001) y Sentimentario (2004).

Usted ha estado vinculado al proceso de elaboración de leyes y de la Constitución bolivariana, en estos momentos, ¿cómo se ve en Venezuela la relación de la cultura con la construcción del nuevo estado venezolano?

Este vínculo, que debe ser umbilical, comenzó desde el mismo proceso constituyente, mis compañeros me hicieron el honor de proponerme para representar al estado donde vivo, el estado de Anzoátegui, en la constituyente y me correspondió el honor de redactar el preámbulo de la Constitución.

Por primera vez en la historia de Venezuela, en una constitución aparece la palabra cultura y, desde luego, por primera vez también, aparece la cultura como un derecho fundamental de los venezolanos, tan importante como el derecho a la salud o al trabajo. Esto da una idea de la significación de la cultura para el gobierno bolivariano. Desde luego es una lucha interminable porque hay mucha gente que no termina de entender que si la cultura no es el pivote, el mascarón de proa del proceso revolucionario, la revolución no es verdadera, porque las verdaderas revoluciones se hacen en las conciencias humanas, y las conciencias humanas solo se alimentan y se transforman con el hecho cultural, no hay otra manera.

Si nosotros revisamos el presupuesto del estado venezolano, vemos que más de un 30 % de ese presupuesto se da en educación y cultura, es la inversión más extraordinaria hecha en nuestra historia sobre el proceso cultural y su herramienta fundamental: la educación, la enseñanza. Entre los presupuestos del Ministerio de Educación, de Educación Superior, de Cultura y del Ministerio de Ciencia y Tecnología, se va mucho más del 30% del presupuesto del país anualmente. Eso nos indica ya algo, aunque solo es un comienzo.

A partir de los textos en competencia vistos por usted ¿cómo valoraría la calidad y el nivel de la poesía que se ha presentado al Premio Casa de las Américas este año?

Hay muy buena calidad entre los poetas que enviaron sus textos al concurso. Hay alrededor de 240 libros y los niveles son magníficos, tal vez en el jurado tengamos algunas dificultades para acordar el premio, pero apenas estamos comenzando, solo tenemos dos días acá y estamos aún en las lecturas preliminares.

Hoy se habla mucho de la posibilidad de extinción del libro, al menos en su formato actual, ¿por qué seguir apostando por un premio como el de Casa de las Américas que sigue contribuyendo a este formato tradicional?

Esos son los misterios humanos, los afortunados misterios humanos, tal vez porque yo pertenezco a una generación más cerca de la tumba que del ombligo, para nosotros el libro fue siempre un objeto sagrado y seguramente lo seguirá siendo, al menos para mi generación. Tener libros es como tener un harem infinito, pero ellos no reclaman nada, no piden nada a cambio, están allí permanentemente a nuestra disposición, el egoísmo humano se satisface en ellos absolutamente, no se enferman, no hay que comprarles nada para mantenernos, nos llenan de magia permanentemente tan pronto nosotros queramos y yo no sé hasta qué punto el libro electrónico pueda cumplir esa función. Probablemente para mí no la cumpla jamás, a lo mejor las generaciones que me sucedan tendrán, no sé si esa dicha o desdicha, no lo puedo decir; pero, sin duda, vendrá un libro electrónico donde uno podrá almacenar la Biblioteca de Alejandría o del Congreso de Washington en una monedita que cabrá en el bolsillo, y podrá ser desplegada y leerse a voluntad con una resolución de pixeles igual a la del libro de papel. Eso es la evolución de la humanidad, pero hablo así no porque nos neguemos a ello, sino porque nosotros somos unos fetichistas del libro.

¿Continúa escribiendo poesía?

Sí, ahora hay un libro mío que aparecerá para el Festival Mundial de Poesía en Caracas, un libro inédito nombrado Equinoccial, algunos de cuyos poemas aparecen en una antología hecha por mi gran amigo, el poeta Norberto Codina, que se presenta en Casa la semana próxima y allí tendré la posibilidad de leer algunos de esos textos inéditos.

A propósito del Festival Mundial de Poesía de Caracas, existen eventos similares en varias partes del mundo, aquí en La Habana, en Medellín… ¿qué influencia cree que tienen estos festivales para la existencia misma de la poesía?

Esa influencia se ejerce a dos escalas, la primera es una escala de satisfacción, es decir, los amantes de la poesía ?que son más de los reconocidos por los editores y muchos más de los que alguna gente cree? van a satisfacer algunas de esas aspiraciones de ver decir a los poetas los poemas que probablemente ellos han leído. La otra justificación es la motivacional: los festivales contribuyen mucho a crear motivaciones hacia la lectura de poesía y han causado sensación; por ejemplo, en el Festival de Medellín me quedaba asombrado porque la gente hacía colas en los cines, no para ver a cantantes o bailarines, que es lo usual, sino para oír a los poetas, era una cosa increíble. Allí se hacen festivales al aire libre, el 90% de los oyentes eran jóvenes con un fervor impresionante. El Festival de Caracas va para su quinta edición y se hace en el Teresa Carreño ?el teatro más importante de Venezuela? y paralelamente se hace también en casi todas las capitales de los estados del país; pero en el Teresa Carreño la gente comienza a hacer cola desde las 8 de la mañana para retirar la entrada gratuita, para poder conseguir una silla, porque de otra manera no consiguen cupo, tal es el fervor que está despertando la poesía, fundamentalmente en los jóvenes, los cuales tienen un respeto hacia la poesía que a mí me conmovió.

Además de numerosos libros de poemas publicados, usted tiene toda una trayectoria de premios y reconocimientos por su escritura, ¿cómo concibe la poesía Gustavo Pereira?

Lo de los premios lo atribuyo a la suerte, porque los zurdos de nacimiento nacemos muy afortunados, tal vez por venganza, porque a la zurda le dicen la siniestra, por antagonismo a la derecha denominada como la diestra, de modo que los zurdos somos una especie de excluidos y para vengarnos somos muy afortunados. La poesía me ha permitido descubrir una ciudad como Cienfuegos que es la encarnación de la poesía para mí ?y no solo por el paisaje, porque de armarlo se encargaron unos dioses supraterrenales, sino por la ciudad, construida por los cienfuegueros con un amor increíble? una ciudad humana, de una pulcritud, de una placidez, de una armonía y una alegría subterráneas con la cual estoy encantado y donde me gustaría vivir el resto de mis días. La poesía me ha permitido además abrir los ojos y descubrir cosas supuestamente ocultas, la bondad en los seres humanos y no la maldad, la iluminación en los rostros de la gente y no las caras oscuras. Para mí es una forma de conocimiento, una condición de vida.
 

Cuba
La Habana, 23 abr (Prensa Latina) Con la proyección hoy del filme La mujer salvaje en la sala del Centro Cultural Fresa y Chocolate, la cinta continúa con un alto puntaje en materia de preferencia, tanto de la crítica como en el ...
Mesa Redonda.- Sobre el valor de la cultura en y desde las Comunidades y de experiencias desarrolladas en diversos lugares del país, se hablará este martes en la Mesa Redonda, con la participación del Presidente del Consejo Nacio...
Cubavisión Internacional.- En esta edición de nuestra Revista Informativa Cultural Vitrales nos acercamos a un nuevo aniversio de Casa de las Américas. Además recibiremos en nuestro estudio al músico cubano Ethiel F...
Lo último
La Columna
La Revista