Magaly Cabrales - Ilustración Lacoste - La Jiribilla.- El incendio de grandes proporciones ocurrido en días recientes en la zona industrial de Matanzas, llamó nuevamente a los cubanos a marchar en cuadro apretado. Y a su vanguardia, una vez más, estuvo nuestro Cuerpo de Bomberos.


Por miles podrían contarse las heroicas hazañas protagonizadas por los hombres y mujeres integrantes de esta legendaria institución, que ha escrito hermosas páginas de gloria a todo lo largo de la historia de Cuba. Una de ellas, esculpida en mármol, quedó para la posteridad en un soberbio monumento llamado de los Bomberos, erigido en la Necrópolis Cristóbal Colón hace más de un siglo. Sus autores lo titularon Heroum y es, después de la Capilla Central, el más alto y la mayor expresión de majestuosidad y simbolismo que existe en el principal camposanto capitalino. Su construcción, que data de 1887, fue merecido homenaje de los habaneros a diecisiete bomberos que perdieron sus vidas sofocando un incendio en una antigua ferretería de la Habana Vieja reconocida con el nombre de Isasi, por el apellido de su dueño. Está ubicado casi a la entrada del Cementerio de Colón, en un lugar privilegiado nombrado Zona de Monumentos de Primera Categoría.

El monumento a los bomberos erigido en la Necrópolis Cristóbal Colón hace más de un siglo, es una expresión de majestuosidad y simbolismo. Imagen: Tomada de Internet

Sus creadores, el escultor de origen español Agustín Querol y el arquitecto de igual nacionalidad Julio Zapata, lo concibieron en Génova, Italia, y una vez concluido lo trasladaron en grandes piezas a La Habana, donde fue cuidadosamente ensamblado hasta conformar el gran mausoleo que hoy es motivo de admiración por quienes transitan por la avenida principal de la Necrópolis Cristóbal Colón. Cada detalle que adorna el monumento expresa un sentimiento distinto.

Por ejemplo, los murciélagos de alas extendidas en las pilastras de la base aluden a la muerte alevosa, y en cada uno de los cuatro ángulos del Panteón aparecen figuras, cuyo significado le imprime carácter de epopeya. Así, en el ángulo noreste está representada la Abnegación; en el sureste, el Heroísmo; en el suroeste el Martirio y en el noroeste el Dolor. Todas son mujeres sentadas, pero en actitudes diferentes y de espaldas a una pilastra que se eleva, desde el mismo centro del Panteón, decorada en lo alto con laurel, guirnaldas y encina entrelazadas que significan la Gloria y la Fortaleza. Asimismo refleja la Inmortalidad cuando, en su punto más elevado, el ángel de la Fe conduce el alma de un bombero a la Gloria. En la base del monumento, reproducidos en fotos, aparecen los rostros de los autores al lado de los diecisiete bomberos fallecidos en el siniestro de la ferretería Isasi, cuya dimensión fue mínima, si se compara con el que tuvo lugar en la base de supertanqueros de Matanzas, considerado ya, según opinión de expertos, como el más devastador en la historia de Cuba.

El esfuerzo encomiable del personal y medios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, del Ministerio del Interior, Cupet, Recursos Hidráulicos y la Unión Eléctrica, entre otros Ministerios, de conjunto con la asesoría, ayuda técnica y humanitaria de especialistas de México y Venezuela, resultó decisiva para impedir el avance del fuego hacia otras estructuras de la zona industrial.

“Nadie quiso dar por terminada su misión hasta no acallar la última llama”.

En primera línea, Comandos de Bomberos de nueve provincias cubanas. Por más de noventa y seis horas se trabajó sin descanso para cumplir victoriosamente una tarea titánica, que fundió en un solo hombre a experimentados y jóvenes, a nacionales y hermanos extranjeros. A pesar del cansancio afloró la nostalgia por la madre y la esposa, por los hijos y el hogar. Sin embargo, nadie quiso dar por terminada su misión hasta no acallar la última llama. Supieron en todo momento que detrás de su heroísmo y valentía está la tranquilidad de un pueblo que, para recordarles, no precisa de una grandiosa obra de mármol que prestigia sobre todo los nombres de sus creadores, en algún cementerio o en cualquier rincón del país, porque ese gran monumento, sólido y verdaderamente sincero, ya está erigido en el corazón de varias generaciones de cubanos encargadas de conservar y trasmitir para la posteridad los rostros y extraordinarias hazañas de estos hombres con voluntad de acero que históricamente han integrado nuestro Cuerpo de Bomberos.

 

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