Sara Más - Mujeres.- Se le suele ver entre otras mujeres de la ciudad de Cárdenas, en Matanzas, a más de 100 kilómetros de la capital cubana. No pone reparos para hablarles de sus vivencias y con ello las ayuda a estar avisadas ante una situación sobre la cual casi todas las personas suelen estar informadas, pero se sienten más ajenas de lo que debieran.

Hace años que Tomasa Rodríguez, de 46 años de edad, dedica parte de sus días a la consejería y reflexión sobre el sida.


De las probabilidades de contraer el virus que provoca esa enfermedad no está exento nadie, asegura. "El sida no tiene edad", comenta convencida y alude a la joven que cambia de pareja con frecuencia y también a la ama de casa o a la mujer de más edad, ajena a la dinámica diaria fuera de su familia, y a quien el esposo le trae el sida a casa.

Colaboradora incondicional de la Federación de Mujeres Cubas, Tomasa participa intensamente en las labores de prevención entre todo tipo de personas, con énfasis en la población femenina, así como en la formación de promotoras para este trabajo. Como parte de esa labor, contribuye a la formación de las promotoras, participa en cine debates, charlas, talleres y en la atención a hijos y familiares de las mujeres seropositivas.

Aunque la incidencia de la llamada pandemia del siglo no es alta en Cárdenas, precisa, no hay que confiarse. "Formamos lo mismo amas de casa que trabajadoras o estudiantes. Muchas amas de casa se encierran mucho en su mundo, pero no saben el mundo exterior cómo está… y es lo peor que nos pasa a las mujeres, que nos confiamos mucho".

La consejería de las promotoras, cada jueves, de 5:00 a 8:00 de la noche, abre un espacio para despejar dudas, preocupaciones, intereses. Es el momento también para facilitar información de acuerdo con las necesidades e inquietudes de las mujeres.

Otra área no menos importante de trabajo es la de intercambio e información entre las mujeres portadoras de VIH. Tener relaciones protegidas es una divisa que incumbe a todas, sostiene Tomasa. Incumplirla expone a cualquiera a contraer el VIH y a las portadoras, a la reinfección, que puede acelerar el proceso de la enfermedad.

Acreedora el pasado año del premio Esperanza, que reconoce la labor de prevención y apoyo a personas con VIH, Tomasa ayuda a otras personas e integra un grupo de autoayuda, que se reúne habitualmente en el Centro de Reflexión y Diálogo de Cárdenas, junto a familiares, trabajadores de esa institución, promotores y personas interesadas.

"Al principio no pude evitar sentirme sola. Estar en los grupos me ha ayudado mucho a mí misma; estoy con mis semejantes, nos entendemos mejor y nos apoyamos".

A cargo actualmente de la coordinación del proyecto de mujer y sida en Cárdenas, Tomasa  agradece el apoyo que ha recibido de parte de familiares, vecinos, amistades y su colectivo de trabajo, desde que fue diagnosticada, hace más de 10 años. Si de algo parece estar segura es de que, con su historia, esfuerzos y experiencia, ha logrado crecer como ser humano. "Además de que puedo ayudar a otras a pensar, a prevenir", precisa.

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