Gabriela Orihuela - Alma Mater / Fotos: Jorge Luis Sánchez Rivera.- En la tarde del pasado sábado 11 de mayo se realizó la Conga contra la Homofobia y la Transfobia en la capital cubana; activistas, miembros del colectivo LGTBIQA+ y personas diversas participaron en esta gran fiesta que nos recuerda, cada año, la importancia de combatir todo tipo de discriminación.
Los colores inundaron este sábado las calles de la avenida 3era, desde Paseo hasta 12, en la capital de todos y todas. Carteles, pancartas, banderas, símbolos, tambores, bailes y consignas también se estuvieron presentes en la Conga contra la Homofobia y la Transfobia, liderada, como cada año, por el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
Sí, Cuba cuenta con leyes que respaldan los derechos de todas las personas; sí, aparentemente, los espacios están ganados; sí, podemos exigir nuestros derechos, pero también es un sí a que vivimos en una sociedad patriarcal y machista, donde la discriminación y la violencia cobran vida de disímiles maneras y se camufla con tradición, «modos de vida», intolerancia solapada o «así hemos sido siempre».
Las jornadas contra la homofobia y la transfobia, guiadas por el Cenesex, nos recuerdan precisamente eso: no todo está ganado. Cambiar la mentalidad, la cultura, lleva tiempo y la labor ha de ser constante.
Paula Ríos, estudiante de tercer año de la carrera de Sociología, y Marlen Regal, alumna de tercer año de Artes de la Conservación del Patrimonio en el Instituto Superior de Artes Escénicas, reconocen que educar es tarea de todos y de todas y, por supuesto, resulta imprescindible para conquistar ese mundo que tanto soñamos: justo, igualitario y equitativo.
«El significado de la conga, así como ocupar el espacio físico de la calle, es un momento de lucha y donde nos sentimos cómodas/os siendo nosotras/os mismas/os en público ya que, desafortunadamente, no siempre es así. Es un espacio donde todas las personas podemos sentir la libertad», expresó Ríos, quien también pertenece a la Red Feminista de la Universidad de La Habana.
Aunque la conga es ya tradición en dichas jornadas, este año hizo eco de otra causa que, desde otros escenarios, nuestro país visibiliza y apoya: el cese del genocidio en Palestina. El pueblo Palestino está siendo exterminado mucho antes del pasado 7 de octubre del 2023. Hoy, Cuba volvió a condenar la muerte, lo inhumano, la injusticia, el terrorismo, la barbarie.
«Resulta poco todo lo que podamos hacer por Palestina. Es necesario seguir alzando nuestras voces y dar a conocer lo que allí realmente sucede», dijo Janett Rodríguez Acosta, educadora de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) del municipio Playa.
Larian, graduado de Ciencias de la Información, comentó que el momento representó la oportunidad ideal para visibilizar no solo la causa de las personas queer, sino también la del pueblo palestino y «resulta perfecto para que todas las personas se reúnan y se sientan parte de algo grande».
«El mayor reto que tiene Cuba es que la información llegue a todas y todos; es vital, también, que quienes ostentan posiciones de poder (las autoridades o que dirigen a los demás) tengan la cantidad suficiente de información — verídica y certera acerca de la comunidad queer — y de formación humana para ser capaces de transmitir valores.
«Además, es momento de dejar de pensar desde la individualidad, incluso dentro del colectivo queer hay tendencia a la división en grupos de acuerdo a nuestros propios derechos y/o necesidades y no hacerlo de manera colectiva como personas y como cubanos/as que solo queremos ser felices y tener derechos», finalizó.
«¡Basta ya de genodio!», «¡Cuba está contigo!», entre otras frases, fueron vociferadas por una multitud de personas que caminaban a pasos firmes, bailaban o mostraban los colores de la diversidad. A su vez, entre los carteles y pancartas podía leerse: «no hay orgullo en el genocidio», «arriba la emancipación sexual, abajo el poder colonial», «las personas somos como los colores: distintas», «el amor ya es Ley».