Por Andrés Gómez*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- En mi trabajo anterior** señalé que durante mi reciente viaje a La Habana pude constatar los muchos cambios positivos que vive la población capitalina a consecuencia de las nuevas medidas económicas que han entrado en vigor en el país.  Se hacen evidentes nuevas fuerzas emprendedoras posibilitadas por las nuevas leyes, directrices y reglamentos. Entre los cambios que se hacen más evidentes, escribí, están los relacionados al transporte público, la gastronomía y a la construcción.  Propiciando estos cambios, y fundamental para los mismos, es el indudable dinero disponible en la población en general.


Hoy me referiré específicamente a aquellos relacionados a la construcción, o más bien, a los cambios relacionados a remozar, reparar y ampliar viviendas. Anteriormente también señalé que las nuevas leyes sobre la compra y venta de viviendas y las nuevas regulaciones dirigidas a la agilización de los trámites relacionados a la reparación o ampliación de viviendas han dado impulso a resolver estas necesidades.

Antes de adentrarme más en el tema quiero aclarar que aunque que no soy economista ni especialista en estos temas, me considero ser buen observador.  Aclarado esto, debo señalar que si uno quiere remozar partes del interior de su vivienda no necesita pedir permiso alguno.  Es cuando uno quiere realizar cambios a la vivienda que involucran aspectos estructurales en el exterior de la misma que necesita un permiso de las autoridades que supervisan esas construcciones. Y se complica el asunto si uno vive en un edificio multifamiliar ya que para estos cambios y otros también necesitaría la aprobación del resto de los propietarios que viven en el edificio.

Las mejoras que tienen lugar en las viviendas no sólo ocurren en los barrios donde se encuentran las mejores, que es donde uno supone se encuentren los propietarios con más dinero disponible, sino que en prácticamente todos los barrios de la capital muchos se han volcado a mejorar sus viviendas.

Aunque por todos lados la gente está ampliando sus domicilios, cambiando las lozas de sus pisos, sus ventanas y puertas, renovando sus paredes y techos, y especialmente, pintándolas, por dentro y por fuera, --dándonos el disfrute de colores por tanto tiempo ausentes--, es en la modernización de la plomería de las viviendas donde se concentra la mayor actividad de estas mejoras.

Fueron largos años, en realidad décadas, de descuido institucional al estado de las viviendas particulares lo que ha llevado a las condiciones lastimosas en que se encuentran la inmensa mayoría de éstas.  El Estado se concentró y utilizó los recursos de los materiales de la construcción disponibles para avanzar la construcción de obras de carácter social, relegando al futuro, que lamentablemente se convirtió en olvido, el mantenimiento y mejoramiento de las viviendas particulares.

No sólo fue la prohibición de la utilización por parte de la población de los recursos de materiales de la construcción para el mejoramiento de sus viviendas la que conspiraba contra al mantenimiento y mejoras en las viviendas particulares, sino que le era imposible a albañiles, plomeros, carpinteros, electricistas, herreros y otros obreros de la construcción trabajar por cuenta propia. No se podía contratar legalmente a casi nadie para realizar estos imprescindibles trabajos.

Al no cambiar esta política al ir cambiando las necesidades de la población, con el tiempo ésta se convirtió una política errada, lo que finalmente ha sido recientemente corregido por la nueva política relacionada a este ramo de la vida nacional de cuyos resultados positivos somos todos testigos.

Aunque no todo es de color de rosa.  Para mí el problema principal para el desenvolvimiento comercial normal de la economía nacional es la falta de almacenes mayoristas para que las personas legalmente dedicadas al comercio puedan comprar en ellos los productos que necesitan.  Al no existir esta primordial instancia de comercio esto distorsiona las subsecuentes gestiones comerciales de los diferentes productos y servicios disponibles a la venta y a ser contratados.

Me referiré específicamente a los productos de plomería.  Una persona legalmente autorizada con su licencia a comprar estos productos tiene que comprarlos en las ferreterías de las redes comerciales del Estado.  De esta manera al haber en estos tiempos mucha demanda para estos productos estos comerciantes compran buenas cantidades de los mismos con el obvio propósito de revenderlos.  Claro, que cada uno compra lo que espera poder vender y de acuerdo al dinero que tiene disponible para comprarlos.  Pero actualmente hay muchos de estos comerciantes comprando estos productos en las ferreterías estatales.

Por lo tanto es muy difícil encontrar para la venta muchos materiales de plomería en las ferreterías estatales, donde estos productos se venden a precios más baratos.  Por lo tanto la población se ve precisada a comprar los mismos más caros a los comerciantes que se dedican legalmente a este negocio.

Entonces, en mi modesta opinión, supongo que al existir almacenes mayoristas los precios de estos productos estarían accesibles a la población, a través de los comerciantes, a precios más baratos.

El precio que a estos productos, y a otros muchos, les pueden imponer los comerciantes al revenderlos, está en dependencia a la capacidad monetaria del mercado en el cual intenta venderlos.  Un mismo producto no puede venderse al mismo precio en las ferias y timbiriches de la Calle Monte, donde el vecindario tiene menos poder adquisitivo, que en la feria en el Centro Comercial de la Copa, en Miramar, donde el vecindario tiene más poder adquisitivo.  Además si se les imponen a estos artículos precios demasiados caros o no los venderán o venderían muy pocos, lo que a los comerciantes de los mismos no les conviene.

Pero aún así los precios de los productos de plomería son bastante altos en todos lados.  Pero a pesar de estos problemas, por la tanta falta que hacen, es evidente que la población se ha volcado a comprarlos tanto en las ferreterías de las redes comerciales estatales como en los timbiriches, en ferias y en lugares más aislados, que proliferan por muchos sitios de la capital. Como  también demuestra la voluntad del Estado a producir o a comprar en el extranjero los materiales de plomería y otros relacionados a remozar, reparar y ampliar viviendas y hacerlos accesible para su compra por parte de la población.

Sobre estos asuntos seguiré tratando en próximos artículos.  Porque como dije al finalizar el trabajo anterior sobre estos temas, los mismos son de importancia para representar a nuestro país como éste se encuentra actualmente en medio de un acertado proceso de cambios que aunque con sus problemas hace la vida más productiva y placentera  a los nuestros en la Isla.

*Andrés Gómez periodista cubano residente en EE.UU. Director de Areítodigital.

** Sobre algunos de los cambios en Cuba. Por Andrés Gómez* (http://martianos.ning.com/profiles/blogs/sobre-algunos-de-los-cambios-en-cuba-por-andr-s-g-mez)

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

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