Así de simple suponía y describía el escenario mundial actual la prensa corporativa estadounidense, pero la testaruda realidad ha obligado a otros análisis como el que apareció con la firma de Michael Schuman en la revista TIME el reciente 27 de marzo, que comienza con el párrafo arriba citado.
Lo que el artículo llama “gran salto adelante al capitalismo en China” es en verdad el milagro económico mediante el cual el gigante asiático logró el más notable registro de reducción de la pobreza en la historia humana a partir de una estrategia de desarrollo en su proyecto socialista que se sirve, con mayor amplitud e intensidad que en el pasado, de las herramientas del mercado, la iniciativa individual y la inversión extranjera, así como de las posibilidades y el largo alcance que le aporta la globalización.
El artículo de TIME considera que, aunque la teoría de Marx sobre la dictadura del proletariado no ha funcionado como él lo previera, hay que aceptar, a la luz de las desigualdades crecientes, que es justo lo que Marx había predicho y la lucha de clases está ahora de vuelta en todo el mundo.
TIME reconoce que en Estados Unidos los ricos se están haciendo cada vez más ricos en detrimento de la clase media y los pobres. Advierte que con la economía global en prolongada crisis y los trabajadores de países desarrollados de todo el mundo agobiados por el desempleo, las deudas y el estancamiento de sus ingresos, cobran actualidad las teorías de Marx sobre la concentración de la riqueza en manos de pocos y sobre el sistema capitalista intrínsecamente injusto y autodestructivo. El futuro apunta hacia un magno conflicto entre los ricos y la clase obrera, estima la revista corporativa norteamericana.
“El enojo de los trabajadores del mundo es creciente, así como su exigencia de acceder a una parte justa de la economía mundial. Desde el Congreso estadounidense hasta las calles de Atenas y las líneas de montaje del sur de China, los eventos políticos y económicos que se suceden están definidos por crecientes tensiones entre el capital y el trabajo a un nivel no visto desde las revoluciones comunistas del siglo XX”.
“Las tensiones entre las clases económicas en Estados Unidos están claramente en aumento y la sociedad percibe la escisión entre el 99 % de gente común que lucha por el sustento, y el 1% de superricos, interconectados y privilegiados, haciéndose cada día más ricos”, argumenta la publicación norteamericana.
En una encuesta del Pew Research Center publicada el año pasado, dos tercios de los consultados definía el conflicto entre ricos y pobres en Estados Unidos como la división principal en la sociedad y la valoraba como "fuerte" o "muy fuerte", un aumento significativo de 19 puntos porcentuales respecto a las respuestas a la misma pregunta en una encuesta realizada en 2009.
Advierte el artículo de TIME que el conflicto clasista ya ha dominado la política estadounidense y considera que “la batalla partidista sobre cómo solucionar el déficit de presupuesto de la nación ha sido, en gran medida, una lucha de clases. Cada vez que el Presidente Barack Obama hablaba de aumentar impuestos a los más ricos para reducir la brecha presupuestaria, lo acusaban los conservadores de estar promoviendo una lucha de clases contra los ricos”.
También señala como fundamentación de este criterio el hecho de que Obama basó gran parte de su campaña por la reelección en la caracterización de los republicanos como insensibles a las clases trabajadoras.
Hay señales de que los obreros del mundo están cada vez más impacientes por sus débiles perspectivas. Decenas de miles han tomado las calles de ciudades como Madrid y Atenas, en protesta por el desempleo estratosférico y los efectos sociales de las medidas de austeridad que están haciendo los peores estragos.
El artículo de TIME recuerda que la izquierda política europea y norteamericana fue arrastrada hacia la derecha por la embestida neoliberal de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, pero hace notar que ésta ahora comienza a desarrollar rutas alternativas creíbles.
Concluye el ensayo señalando que Marx no sólo diagnosticó los defectos del capitalismo sino también el resultado de esos defectos. “Si las autoridades no descubren nuevos métodos de asegurar oportunidades económicas justas para los trabajadores del mundo, éstos pueden unirse y Marx podrá tener su venganza”.
*Manuel E. Yepe periodista cubano especializado en política internacional.
Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación