Bandera falsa es el término militar que designa las operaciones encubiertas de guerra que llevan a cabo gobiernos, corporaciones y otras entidades haciéndolas aparecer como acciones de otros, en beneficio propio.
La cacería humana de los dos hermanos de origen checheno nacionalizados estadounidenses, supuestamente responsables de aquel atentado que dejó tres personas muertas y 176 heridas, ha generado más incógnitas que esclarecimientos.
La versión de que Dzhokhar Tsarnaev, de 26 años, detenido en cacería policial que duró 23 horas, y su hermano Tamerlán, de 19, muerto en un tiroteo poco antes, eran agentes estadounidenses infiltrados en las redes islamistas que cambiaron de bando y se convirtieron en agentes dobles, no ha sido suficientemente creíble.
El presidente Barack Obama manifestó que la detención cerró un capítulo de la tragedia del atentado pero reconoció que quedan aún muchas preguntas sin respuesta en relación con los motivos de los autores. Evitó, no obstante, adentrarse en el hecho de que los dos sospechosos de la autoría de este acto terrorista habían llegado a Estados Unidos como refugiados políticos, pasaron buena parte de sus vidas y estudiaron en el país que él preside, y ejercían como agentes de infiltración en los servicios secretos de Washington.
Estos hechos crearon una paranoia política en Estados Unidos sólo comparable con algunos momentos de la era Bush, incluidos reportes de supuestos envíos de cartas envenenadas al presidente Obama y a varios congresistas, así como una misteriosa explosión en una planta de fertilizantes en Texas que los medios corporativos han minimizado y aún no se ha establecido si se trató de un accidente o un atentado.
Según fuentes vinculadas a los servicios de inteligencia de Israel, los hermanos Tsarnaev fueron reclutados por la inteligencia de Estados Unidos para penetrar las redes yihadistas wahabíes que se habían extendido por el Cáucaso ruso con ayuda financiera de la monarquía saudita, pero los hermanos de origen checheno traicionaron su misión y se pasaron a los islamitas radicales.
Cuatro días después del atentado en la meta del maratón, el FBI hizo un llamamiento público a la población para que ayudara a las autoridades a identificar a los sospechosos mostrando imágenes tomadas en los momentos en que ambos se alejaban con premura de la escena del crimen usando, respectivamente, gorras negra y blanca.
Se ha sabido, sin embargo, que el FBI conocía perfectamente quiénes portaban esas gorras, pero fue solo tras la intensa persecución policial del automóvil que los prófugos habían robado en el campus del MIT (Massachusetts Institute of Technology), que admitió conocer la identidad de los supuestos terroristas.
Para dar mayor complejidad al asunto, se ha informado que los hermanos Tsarnaev elaboraron las bombas para el atentado siguiendo instrucciones divulgadas por la revista digital “Inspire”, publicación en inglés de Al Qaeda originada en la península arábiga. Esto ha sido visto como un elemento introducido para apoyar la pretensión del gobierno estadounidense de legitimar el control que ya ejerce Washington sobre Internet.
Se ha sabido también que, en 2011, la inteligencia rusa había solicitado al FBI que vigilara a Tamerlan Tsarnaev por supuestos vínculos de éste con células wahabíes caucásicas a las que por entonces se le imputaban contactos con Al Qaeda. El FBI respondió que no había encontrado nada censurable en él y, tras una breve entrevista, lo dejó en libertad.
Por tratarse de un caso de agente doble, el superviviente sospechoso habrá de ser interrogado por un grupo de alto nivel formado por miembros del FBI y la CIA que se encarga de los casos de terrorismo.
También se supo que un estudiante saudita que tomó pate en el maratón y sufrió severas quemaduras en las manos, cuando era atendido en un hospital de Boston fue interrogado sobre su posible implicación en el acto terrorista. Se relaciona con ello una urgente visita del Canciller saudita a Washington para conversar con el presidente Obama y su asesor de Seguridad Nacional.
Los gobernantes de Estados Unidos tienen una muy extensa historia como organizadores de las mayores operaciones de falsa bandera de la historia reciente en la que, para muchos expertos, se incluyen algunas tan graves como el atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001 y las que sirvieron de pretextos para lanzar las guerras estadounidenses contra Vietnam, Irak y Afganistán entre otras muchas agresiones imperialistas.
*Manuel E. Yepe periodista cubano especializado en política internacional.
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