Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Continúan las leyendas, chismes o verdades que el mundo conoció a raíz de la deserción del especialista en informática de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Edward Snowden.


En realidad nunca cesaron. Nos enteramos que esa Agencia estadounidense vigila a todo el mundo. Escucha las conversaciones, revisa Face Book, recibe todo el caudal de información que transita por Google y los grandes servidores que nos permiten comunicarnos en esta era de la información a tiempo real.

En las últimas horas surge de nuevo como escándalo que dicha Agencia escuchó una conversación entre el Presidente Barack Obama y la Canciller Alemán Ángela Merkel en el año 2012 “en una supuesta operación extrajera que contemplaba a la Canciller Merkel”. Las palabras entre comillas fueron expresadas por el Director General de la Agencia, Keith Alexander.

Eso es grave, pero lo peligroso del suceso es que según el propio Director de la Agencia, el Presidente Obama nunca fue informado del caso.

Para muchos de nosotros nada de esto es sorprendente, en especial quienes hemos seguido las noticias y conocemos por otras fuentes y experiencias, que esos órganos son metástasis cancerosas que resultaron de la Guerra Fría.

Hay quienes dicen que Snowden fue una operación de la CIA para restarle poder a la Agencia Nacional de Seguridad, organismo al cual le fue asignada la tarea, a partir del año 2008, de supervisar las redes informáticas de las agencias federales de Estados Unidos de Norteamérica.

Pero al margen de conjeturas que pueden ser ciertas, la verdad es que estos organismos comenzaron a actuar cada vez con mayor independencia de las supervisiones civiles, desde un poco antes del comienzo de la Guerra Fría.

Los vericuetos, las leyendas, los encubrimientos han sido parte esencial de esos organismos, incluso en el Bloque Soviético y los países que la imitaron, donde las instancias supremas del Poder son parte esencial y directores de facto, del trabajo de dichas agencias, aún más que en los regimenes representativos.

A pesar de ese control ejercido por los niveles superiores del Poder, en múltiples oportunidades ocurrieron las llamadas purgas, ya sea por violaciones que ponían en peligro la estabilidad central o por irregularidades de funcionarios intermedios quienes, con la connivencia no poco usual con sus jefes inmediatos, se aprovechan de la impunidad que disfrutan los que viven entre sombras.

La oscuridad reinante en los organismos de inteligencia los ha convertido en cuerpos cancerosos del Estado moderno.

Tienen la capacidad de mentir y manipular, ya sea en base de honorarios económicos, especialmente en los países capitalistas, como utilizando la bondad y el convencimiento de personas que creen en un mundo mejor. Este último método es concomitante de los países que se proponen organizar un Estado socialista, donde la perspectiva de una justicia novedosa, conforma idealismos y estereotipos heroicos, estimulando el civismo de muchos ciudadanos.

Recientemente entrevistaron a una señora cuyo nombre ni rostro quiso ser mostrado, contando que había trabajado para la DEA, Departamento de Control de Drogas. La pobre señora es indocumentada y durante años la hicieron creer que era un superagente de inteligencia. Su trabajo hizo posible detectar cargamentos de drogas y detener en unos casos y matar en otros, a narcotraficantes y delincuentes. Por motivos turbios, como siempre ocurre, a la mujer le dijeron un día que no la necesitaban o simplemente le dijeron que se fuera a la casa.

Pero a la señora le habían prometido resolverle el problema de su estadía en el país y cuando reclamó no hubo respuesta. Porque estos organismos tienen la virtud de la impunidad para recordar u olvidar caprichosamente.

No hay que hacer disecciones inútiles. Todos los organismos de esta naturaleza, chinos, estadounidenses, rusos, cubanos, franceses…todos funcionan con semejante estilo e inmoralidad.

Lo preocupante del fenómeno son las dificultades creadas por estas organizaciones a los efectos de conformar un Estado justo, con administraciones representativas, donde las personas cuenten con las vías idóneas para una real participación pública.

Lo anterior no es posible si la rendición de cuentas no se convierte en una realidad, para lo cual es necesario la existencia de medios que permitan corroborar los informes, con el conveniente y cuidadoso acceso del poder civil a las informaciones.

No vamos a negar que los órganos de inteligencia, son una necesidad como lo es el propio Estado, pero tampoco podemos vivir en un mundo plagado de poderes ocultos dentro de la propia superestructura que las circunstancias nos obligaron a crear.

Es bueno destacar que toda esta algarabía sobre el espionaje estadounidense, está siendo sobredimensionado por los mismos que espían a los otros. Desde el año 2002, la inteligencia alemana debe haber sabido que sus homólogos estadounidenses espiaban a Merkel cuando ella era solamente una opositora política más del gobierno. Pero seguramente, por razones que sólo ellos saben, no le informaron de los hechos al Canciller del momento.

Generalmente escándalos como el de Snowden representan buenas oportunidades para que estos departamentos limpien sus suciedades y muestren el falso rostro de leales servidores del Estado y del gobierno.

Quizás quienes más interés tengan en desvencijar estos artefactos malignos y heredar ellos sus bajezas, son las grandes corporaciones, quienes deben haber comprendido que estos personajillos se las traen y los husmean a ellos igual o más que a la Canciller Merkel. No sé con quien estaríamos mejor, pero yo voto porque ninguno de los dos nos gobierne.

El capitalismo creó las corporaciones, las cuales disponen de la vida de los ciudadanos y aunque han sido factor decisivo en el aumento de la productividad, han condenado a la miseria a millones de seres humanos. Por suerte su crecimiento implica su disolución eventual, la cual sólo será posible como consecuencia de la ponderación y el respeto a los mecanismos que les permitió nacer.

Sin embargo la Guerra Fría creó el cáncer de los órganos de inteligencia y como resultado de factores ideológicos diversos, formaron estas terribles y despreciables metástasis.

Para el bien de los Estados y la creación de sociedades prósperas y dueñas de sus destinos, hace falta inventar un bisturí capaz de extirparlas.

Así lo veo y así lo digo.

*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en EE.UU. Subdirector de Radio Miami.

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

Estos textos pueden ser reproducidos libremente siempre que sea con fines no comerciales y cite la fuente.

La Columna
Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación-Radio Miami.- Varias generaciones de cubanos han tenido un complicado destino desde el golpe de estado del general Fulgencio Batista y Zaldívar en 1952....
Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación-Radio Miami.- El último domingo de cada mes, en la ciudad de Miami, se realiza una caravana de autos, pequeña, pero consistente, para protestar en contra ...
Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación-Radio Miami.- El título del artículo puede referirse a una época tan remota como 1992 durante la presidencia de George H.W. Bush u 8 años de...
Lo último
Girón, abril de victoria
Marilys Suárez Moreno - Revista Mujeres / Ilustración Claudia Alejandra Damiani. Tomada de Cubadebate.- En Girón, toda Cuba se puso en pie de guerra para hacerle frente al enemigo invasor. Firmes en sus posiciones, dispuestas a p...
Ver / Leer más
La Columna
La Revista