Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- La convivencia pacífica entre Estados Unidos y Cuba es algo que aún no se vislumbra en el horizonte, aunque hay indicios de que pudiera suceder algo, una vez traspasada la línea que nos impide ver más allá de la curvatura.


Por lo pronto en estos días nos enteramos de las dificultades confrontadas por la Oficina de Intereses de Cuba en Washington y la Misión Permanente de Cuba ante la ONU, luego que el banco M&T se negara a continuar ofreciéndole sus servicios.

La razón principal se debe a las limitaciones existentes para las entidades bancarias que ofrecen servicios a países considerados terroristas por Estados Unidos.

Es curiosos cómo cosas de esta naturaleza suceden respecto a un país cuyo historial no da muestras para ser considerado como tal y cuya condición además, en el transcurrir del tiempo, desde que se le incluyó en esa lista del Departamento de Estado estadounidense, ha cambiado sustancialmente.

El mismo Geof Thale, Director de Washington Office on Latin America dice respecto al último informe anual donde Cuba fue incluida nuevamente: “el informe deja claro que el Departamento de Justicia no cree realmente que Cuba sea un Estado terrorista”. “El documento destaca que Cuba se ha distanciado de los miembros de ETA y recuerda que la isla es el escenario de unas conversaciones de paz entre las FARC y Colombia, uno de los aliados más estrechos de EE.UU.”, explica Thale.

O sea, el aspecto que destaca el último informe es el esfuerzo de Cuba por ayudar a Colombia, a salir del caos que significa una confrontación bélica de cincuenta años.

A pesar de algunas filtraciones del Departamento de Estado indicando que Cuba sería eliminada de dicha lista, la movida del FBI, un tiempo antes de su publicación, incluyendo el nombre de Joanne Chisimard, originó dudas de que eso pudiese suceder.

Chesimard es una ex–activista del Ejército por la Liberación Negra quien huyera a Cuba en 1984, luego de haber permanecido fugitiva durante cinco años en Estados Unidos tras escaparse de una prisión de alta seguridad ubicada en Hunterdon County.

Assat es una de las tantas figures controversiales de la década de los años sesenta, durante la cual los problemas sociales quisieron ser dirimidos por muchos estadounidenses, especialmente negros, de manera violenta.

La inclusión de Chessimard en la lista fue sin dudas una jugada sucia del FBI, instigados obviamente por los conservadores de origen cubano que aún tienen fuerte influencia en el Estado.

Las razones para que Cuba fuese colocada en esa lista en 1982, parecen haberse fundado en su ayuda a guerrilleros de Guatemala y Salvador.

El calificativo se aplica a una época en la cual, la solución de los problemas socio-políticos de Latinoamérica, no encontraron otro camino que la violencia.

Es bueno recordar que Estados Unidos ya había empleado este método desde mucho antes, incluyendo entre otros, el complot que terminó con la vida del Presidente Salvador Allende, elegido en las urnas.

Por otro lado no existe nada en la legislación estadounidense que determine declarar a otro país terrorista por mantener fugitivos provenientes de Estados Unidos.

Este movimiento de golpes bajos, que van desde las injustas disposiciones del Bloqueo–Embargo, hasta jugadas como estas, de colocar a Cuba en la lista de países terroristas, trae como consecuencia un rosario interminable de problemas cuyo resultado final es causarle perjuicios a los ciudadanos cubanos, tanto emigrados como residentes en la Isla.

Los Bancos en Estados Unidos, como dice el abogado Pertierra, existen para hacer negocio, mucho business, y consecuentemente no están dispuestos a obtener pocas o ninguna ganancia, atendiendo cuentas que resultan en altos costos legales y burocráticos, en aras de cumplir con voluntariosas regulaciones de Washington.

La culpa de las dificultades interpuestas en el camino de la Oficina de Intereses de Cuba en Washington no es de los bancos. Desgraciadamente recae en el Departamento de Estado, el Departamento del Tesoro y el Congreso de la nación.

Esta lucha de nunca acabar que le ha tocado a la sociedad cubana, sostenida en gran medida por la actitud enfermiza de un grupo de personas de ese origen, inconformes con su desplazamiento del Poder hace cincuenta y cuatro años, no deja buenos resultados en el sentimiento ciudadano de quienes nacimos en Cuba.

Realmente los cubanos, hasta hoy, tienen poco que agradecerle a Washington.

Los conservadores de extrema derecha, (muy pocos en la actualidad), le reclamarán eternamente que no hayan enviado a los marines para facilitarles satisfacer sus ambiciones; los moderados, progresistas y la multitudinaria izquierda militante que vive en el territorio cubano, lo despreciará, por haber condenado a un pueblo a enfrentar inmerecidas dificultades.

Así lo veo y así lo digo.

*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

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