Luis Ernesto Ruiz Martínez - Blog Visión desde Cuba/Cubainformación. Hemos conmemorado el primer aniversario de la muerte de Hugo Chávez, el entrañable amigo de Cuba. En tanto tiempo aún no he aprendido a vivir sin él. No hay instante en que vea un video, una fotografía o un texto suyo sin que el pecho se me apriete y el alma toda retumbe en señal de dolor. Muchos le han dedicado sentidas palabras en señal de homenaje sincero, eEstas apuradas van directamente a quienes lo desearon muerto, tan muerto como físicamente está.
Algunas teorías apuntan hoy a manos asesinas dotadas de las más modernas tecnologías y complicados procedimientos detrás de ese cáncer tan agresivo, altamente invasivo y sobre todo inusual. Sin importa si se confirman o no tales sospechas, estas palabras apuntan cual puñales a la conciencia de quienes ordenaron muchas veces el magnicidio como estúpida alternativa para frenar la historia integracionista que el líder bolivariano inició y logró materializar en parte.
Tal vez ustedes temieron al Chávez militar de fuerte carácter que se alzó aquel 4 de febrero o al soldado de las ideas que, ya convertido en Presidente, fue rescatado por su pueblo de oportunistas aspirando a falsos gobernantes. Mataron a ese hombre, cierto. Pero Chávez era mucho más. Ustedes, hijos de perra que apostaron a frenar con su desaparición la revoltosa unidad de Nuestra América, también acabaron con un ser humano sensible que se entregó a su familia y a su pueblo sin pedir nada a cambio.
El que les muestro es un Chávez familiar, alegre, bromista y sobre todo patriota. Es imposible que entiendan que no se le puede robar al pueblo los líderes que, aún después de muertos, siguen haciendo historia.