Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Se aproximan las elecciones a medio término del 2 de noviembre en Estados Unidos y desde hace semanas la palabra Cuba y “los Castros”, no dejan de escucharse en boca de uno y otro candidato.
Jamás la gigantesca e inútil operación secreta de la CIA desplegada en el año 1961 bajo instrucciones de Kennedy, con el propósito de derrocar al gobierno revolucionario de La Habana, pudo concebir las secuelas y los efectos secundarios de la virulenta enfermedad.
Concebida para derrocar el liderazgo de Fidel Castro en Cuba al estilo empleado anteriormente en contra del Presidente Constitucional Jacobo Arbenz en Guatemala, se convirtió con los años en un virus más fatal que el ébola.
Transcurridos cincuenta y tres años de aquella aventura llamada Operación Mangosta, todavía en la ciudad de Miami se escuchan los ecos de los tiempos de la agresión primero y la Guerra Fría después.
En estas elecciones se enfrentan como candidatos para Representantes Federales por el Distrito 26, el actual Representante Joe García y el aspirante Carlos Curbelo.
La plaza fue primeramente ocupada por David Rivera, quien actualmente está envuelto en irregularidades, trampas, violaciones del reglamento y mal uso de fondos. Aún está pendiente de cargos ante los tribunales por estos y otros delitos.
Su sucesor resultó ser Joe García, un hombre decente que al parecer piensa lo que dice y dice lo que piensa.
Su pensamiento aún guarda reminiscencias del pasado. Piensa que el derecho soberano de Cuba debe pasar por la mesa de negociaciones de Washington y su aprobación.
Es un viejo pensamiento importado a Miami por los criminales de guerra que huyeron de Cuba al triunfo de la insurrección en contra de la dictadura de Batista y por aquellos que apoyaron el golpe e hicieron posible su supervivencia durante siete largos años.
El discurso no es otra cosa que el reflejo del enfrentamiento que aún sobrevive. Ese enfrentamiento durará hasta que los dirigentes del Estado sean sustituidos por personas de otras nacionalidades de origen y por hijos de cubanos nacidos en estas tierras, por cuyas venas corra la historia de su país de nacimiento y sientan como propios los problemas de la ciudadanía que junto a ellos y como parte de ellos, tienen asuntos urgentes que resolver.
El tema de Cuba también persiste en las contiendas electorales porque la agresión contra Cuba aún mantiene su vigencia. El Embargo – Bloqueo es una agresión y su existencia exalta los ánimos, tanto en quienes lo aprobaron, como en aquellos que lo rechazan.
En el caso de Curbelo y el Representante Joe García hay matices que no existían hace unos años atrás. Prueba de que las cosas cambian y la racionalidad forcejea para imponerse.
Joe García proviene al igual que el aspirante Curbelo del llamado exilio histórico. O sea, es un heredero político de quienes llegaron hace más de cincuenta años a Miami. De aquí que no pueda desprenderse del uso de adjetivos y calificativos en sus discursos cuando se refiere a Cuba. Sin embargo, ser el heredero político de ciertos pensamientos, no significa heredar también las cuestiones que el tiempo ha transformado en tonteras. Al menos Joe García no considera el aislamiento total de Cuba, ni aquellas medidas que puedan perjudicar al pueblo cubano, aunque éstas puedan resultar en beneficios marginales para el gobierno de la Isla. En cambio, Curbelo no puede ocultar su desprecio hacia quienes desean una relación normal con su país.
En su afán por quedar bien con Dios y con el Diablo, en ocasiones Joe García se enreda en sus planteamientos, pero al menos ha sabido distinguir entre pueblo y gobierno y eso favorece a los cubanos que viven tanto en Cuba como en Estados Unidos, mientras que el planteamiento de Curbelo castiga sin piedad a los cubanos que emigraron a Miami a partir de la década del ochenta. Estos cubanos no heredaron las rabias, las incoherencias, el espíritu de revancha y mucho menos el odio de quienes llegaron en la década del sesenta y consideran un deber y una satisfacción visitar su país para disfrutar de familiares, amigos y entretenimientos.
Es lástima que en la campaña electoral de un distrito, condado o estado, la política exterior de Washington sea un tema. Si los candidatos fuesen colombianos ningún entrevistador de la televisión le preguntaría al entrevistado qué piensa de las negociaciones de paz que lidera el Presidente Santos en Colombia. En su lugar hablarían de las escuelas, la corrupción, las deficiencias del transporte y de la asistencia a la salud en Miami-Dade y de tantos temas más que afectan a la sociedad estadounidense, especialmente en las áreas pobres de Miami.
Aclaramos que, si la política de los gobiernos de otros países es a veces enjuiciada por los entrevistadores de la televisión, es debido al temor hacia los políticos de origen cubano que aún gobiernan la ciudad e influencian en Washington. Pero con excepción de Venezuela, la política de los gobiernos latinoamericanos no es enjuiciada con igual recurrencia que la de Cuba.
Joe García es un heredero histórico a medias, de viejas concepciones nacidas al calor de la Guerra Fría y del fracaso de las operaciones de la CIA para derrocar al gobierno de La Habana. Pero Carlos Curbelo es un heredero ortodoxo de aquellas ideas y además es una continuidad de los intereses espurios que llevaron al enjuiciamiento de David Rivera.
Las democracias representativas tienen muchos defectos pero el voto, si lo ejercitamos con juicio, es totalmente inmune a todos ellos. Esperamos que, en este caso, el electorado ejercite su voto para botar al más malo.
Así lo veo y así lo digo.
*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.
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