Alguna de esas transformaciones pudieran alejarlos más de las realidades y otras podrían crear las bases de un partido más apto para la actualidad.
También podría surgir un movimiento que, vertebrándose en el tiempo, y estimulado por la cohesión ciudadana a que nos obliga el distanciamiento entre la base social y la cúspide política, termine en una organización partidista con aspiraciones a dirigir el Estado.
La debacle demócrata de las recientes elecciones puede llevar a muchos resultados, pero el más probable es su desaparición como símbolo liberal o de izquierda.
En general, sus dirigentes parecen estar perdiendo la brújula y no acaban de percibir o no quieren ver el camino al cual van conduciendo los acontecimientos electorales.
La flojera de Obama en tomar decisiones presidenciales en el momento que los republicanos boicotearon sus propuestas migratorias y otros temas, no parece que vayan a cambiar en esencia, salvo en cuestiones cosméticas para aplacar los clamores.
Por su parte los republicanos están aún más divididos, porque su compuesto es un conjunto de diferentes y encontradas tendencias y es difícil que puedan ser equilibradas dentro de los dos años que faltan para las elecciones presidenciales.
El Partido Demócrata pudiera derivar hacia una izquierda aparente, enfocándose en el salario mínimo, en la creación de trabajo público con la renovación y creación de nuevas infraestructuras y ofreciendo soluciones a los 10 ó 14 millones de indocumentados (cifra que nadie sabe con precisión).
Pero de ahí no puede pasar y por consiguiente lo más probable es que subrepticiamente derive hacia la derecha, ahondando más sus lazos con Wall Street. Porque las elecciones es asunto de dinero y en estas se quedaron cortos, por consiguiente hay que acudir al banco.
Aunque algunas de la medidas implementadas por Obama pusieron ciertos límites a la banca y a las financieras, la realidad fue que el equipo que designó para atender la economía, actuó con demasiada premura al limitar en exceso los gastos del presupuestos bajo recomendación de los financistas y pagaron una fianza demasiado alta para sacar de la crisis a todo el sistema bancario, sin dejar márgenes para que los ineficientes o tramposos que originaron la crisis, se fueran por el vertedero.
Su política en general ha estado tan cerca de Wall Street que por eso la tendencia libertaria del Tea Party, levanta el dedo acusatorio tildándolo de vendido a los grandes capitales. No es que eso en su conjunto sea verdad, pero tienen razón al expresarse de esa manera. Precisamente con ese discurso el Tea Party ha captado una gran porción del movimiento populista que abunda entre los independientes.
El organismo clave del Partido es el Comité de Campaña Demócrata para el Congreso. Este organismo es el que selecciona a los candidatos a la Cámara de Representantes y se encarga de buscarles el dinero de campaña. A este Comité perteneció el demócrata Rahm Emanuel, quien a partir del 2007 fue Director de la Junta Demócrata de la Cámara (Chair of the House Democratic Caucus).
La persona al frente del Comité de Campaña tiene una influencia sobre la posición política a optar por dicha Junta, inclinándola hacia una línea progresista o hacia los intereses Wall Street. Me imagino que muchos recuerdan las críticas a Emanuel al comienzo de Obama por sus posiciones marcadamente a favor de los intereses de la bolsa.
Se comenta que una de las personas que puede ser nombrada por Nancy Pelosi al cargo del Comité de Campaña Demócrata para el Congreso, es el Representante por Connecticut Jim Himes, un estado que se conoce como “el país de los hedge funds”.
Como miembro del House Financial Services Committee, Himes promovió la Ley H.R. 1105 que exime del rendimiento de cuenta a los corredores de hedge funds y a las compañías que juegan con los márgenes de valor (equity companies). Es decir la Ley les permite ocultar lo que hacen. También impulsó la Ley H.R. solicitada por Citigroup.
Los hedge funds es un producto de Wall Street más cercano a una ruleta de juego que a un instrumento económico orientado a la producción de objetos y servicios. Fue precisamente este producto y los llamados derivativos, el aluvión que se llevó la economía al piso.
Para colmo, con esa poca creatividad de la política estadounidense, ahora se anuncian como posibles candidatos, a Hillary Clinton por el Partido Demócrata y a Jeff Bush por el Republicano. Es la dinastía de la política, una tendencia creciente a partir de los cincuenta. No existen dos candidatos más parecidos en ese aspecto, ni más semejantes en su conservadurismo. Por eso recalco que ambos partidos están alejados de una visión abarcadora, incluyente y consecuente con las realidades de la sociedad estadounidense.
Ya veremos si Jim Himes resulta seleccionado para el Comité Demócrata de Campaña para el Congreso. Hasta el momento es quien más interés y presión ha puesto para ocupar el cargo. Pensando pesimistamente en y a las flaquezas demócratas, que tiemblan si les dicen moderados y mucho más si los tildan de socialistas, si no seleccionan a Himes vendrá otro parecido y tendremos una idea sobre el rumbo de los próximos dos años.
Estamos viendo que Hillary repunta como la próxima candidata presidencial de los demócratas, ¿Qué otra cosa podemos esperar?... Lo mismo.
Así lo veo y así lo digo.
*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.
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