Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- En estos días se hace obligado escribir sobre los sucesos diplomáticos que tienen lugar entre Washington y La Habana.


Pensando pesimistamente, resentidos y revanchistas patológicos podrían decir que es una victoria pírrica. Pero sin dudas que la paciente diplomacia cubana ha logrado que la otra orilla realice un acto de constricción. No muy grande, pero puede ser y parece ser, el comienzo de un largo mea culpa para Washington.

No tengo dudas que los tres Agentes Cubano debieron regresar a la Isla a los pocos días de ser detenidos, tal como ocurrió con los once agentes rusos detenidos en New York a mediados del año 2010. Pero a la altura de estas circunstancias sabemos con certeza que la pesadilla terminó para ellos y especialmente para Gerardo Hernández, quien había sido condenado a muerte en vida, por las artimañas bajas y el odio genético de los herederos de la Dictadura de Batista designados para gobernar Miami desde hace varias décadas.

Del gobierno de Obama hemos criticado lo concerniente al Partido Demócrata, pero siempre hemos defendido su filosofía social y creencias personales respecto a la política internacional.

No vamos a culpar al Presidente actual por las múltiples limitaciones que aun permanecerán sin solución por mucho tiempo. Las trabas impuestas al Ejecutivo para decidir en este asunto, fueron implementadas por la rabia de un puñado de cubanos de origen, quienes en la década del noventa, cuando comprendieron que Cuba no se derretiría como había sucedido con la URSS, quisieron penalizar con saña a un pueblo que de hecho, comercial y financieramente, había estado aislado por más de cincuenta años.

Obama hizo lo que podía hacer, como me decía hace poco un amigo. Aquello que está dentro de sus potestades. Y siendo así no dudamos que avanzará más por ese camino, poniendo en vigor otros asuntos que están en la esencia de las relaciones entre los dos países. Entre ellos los vuelos comerciales y la Ley de Ajuste Cubano.

Para nadie era secreto que la libertad de los Cinco Agentes Cubanos, condenados injustamente en un juicio amañado, rodeado de irregularidades, influenciado por una prensa al servicio de un grupo conspirador y mal intencionado, era punto de partida para iniciar un proceso de normalización entre Cuba y Estados Unidos de Norteamérica.

Muchos elucubraron que el Presidente quizás a la hora de partir, minutos antes de que expirara su mandato, extendería un perdón presidencial para los tres restantes Agentes, tal y como acostumbran hacer los Presidentes estadounidenses con ciertos casos puntuales, dejando así el camino expedito para en un futuro… algún día… facilitar que las dos orillas se acercaran.

Pero la presencia de Allan Gross condenado en Cuba por crear condiciones para el derrocamiento del gobierno y luego la existencia en las prisiones cubanas de un cubano reclutado por la inteligencia estadounidense, quien según Obama fue parte de unas de las labores de inteligencia más importantes realizadas por Washington y elemento clave para detectar a los Cinco agentes de Cuba, facilitó al Presidente actuar con muchas razones de Estado a su favor.

Cuba liberó a los dos, a Allan Gross y al espía y Estados Unidos liberó a los tres Agentes Cubanos que aún permanecían en prisión.

Pero Obama fue más allá y decretó levantar todas las áreas del Embargo que están bajo sus potestades Ejecutivas y lo hizo con dos años de antelación a la expiración de su mandato.

Dentro de este panorama, donde Cuba juega un papel fundamental, existen todas las ventajas para que el buen desarrollo de los acontecimientos, conduzca a una reevaluación de la Ley Helms Burton y la Torricelli por parte del Congreso, culminando así la gran tragedia que nunca debió suceder.

Aunque tardíamente y a un costo de varias decenas de miles de millones de dólares de pérdidas para Cuba ocasionadas por el Embargo, podemos decir que para Cuba es el comienzo de una victoria rotunda, porque compromete a Estados Unidos a ser más cauto en sus intervenciones en los asuntos internos cubanos y levanta serias limitaciones a las pocas corrientes terroristas y conspirativas que viven en Miami y son conocidas por las agencias de contraespionaje estadounidenses.

Como muchos otros, no pensé que viviría este momento histórico que vive mi país, sólo comparable en mi experiencia, con el triunfo del movimiento insurreccional que derrocó a la Dictadura de Batista.

Cuba transita por un nuevo amanecer luego de los errores conceptuales y prácticos del socialismo soviético. Otros países enfilan sus pasos hacia democracias más inclusivas y participativas y las reformas cubanas, en un ambiente diplomático distendido con Estados Unidos, estoy seguro que avanzará con pasos firmes y calibrados hacia los nuevos días que esperan como novias a la puerta de sus hogares.

Así lo veo y así lo digo.

*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en EE.UU., subdirector de Radio Miami.

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

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