Por Lázaro Fariñas*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Cuando los legisladores cubanoamericanos, en conjunto con los llamados líderes del Exilio Cubano y la pequeña morralla que los sigue, obligaron al presidente George Bush a redefinir el término familia entre los cubanos, no vi a ningún abogado de Miami ir a las cortes para demandar al gobierno de los Estados Unidos por discriminarnos. Bush, por medio de decretos y con el respaldo y aplauso de todo ese sector recalcitrante de origen cubano, nos dijo que un tío o un primo no eran familia y que, por lo tanto, no teníamos el derecho de viajar a Cuba para poder verlos y abrazarlos.  El presidente fue más allá, y nos dijo que sólo podíamos ir a ver a nuestros hermanos y padres una vez cada tres años.  Es más, fueron ten deshumanizados, que llegaron a decirles a quienes solicitaron ir a ver a ese familiar enfermo más de una vez en un periodo de tres años, que escogieran si querían ir a verlo al hospital o a la funeraria. Esa fue una etapa vergonzosa para el gobierno norteamericano.


La mayor parte de los que han salido con demandas y denuncias contra la empresa de cruceros Carnival, apoyaron vehementemente la infamia cometida por el Presidente Bush. ¿Con qué moral estos individuos que apoyaron aquellos decretos de la Casa Blanca vienen ahora a criticar una empresa norteamericana por acatar las ordenanzas de un país soberano con el cual quieren intercambiar?  Se puede criticar a Cuba porque no deje viajar por barco a los nacidos en su territorio, se le puede pedir al gobierno cubano que considere cambiar esas disposiciones, pero hay que entender que el gobierno cubano tiene razones bastante justificadas para haber adoptado, en el pasado, ese tipo de ordenanza. No fueron pocas las embarcaciones pirateadas y robadas, no fueron pocas las ocasiones que barcos de cubanos salieron del territorio de los Estados Unidos para hacer acciones terroristas en las costas cubanas, no son pocas las veces que una llamada flotilla de los llamados "comecandela" de Miami, que dirige un personaje que tuvo y sigue teniendo relaciones con grupos terroristas de esta ciudad, intenta entrar a aguas jurisdiccionales cubanas para hacer propaganda y alterar el orden interno del país.

Se sabe perfectamente que a estos personajes miameros les importa un bledo que Carnival le venda o no boletos a los nacidos en Cuba, lo que les importa es poder evitar que esta empresa haga viajes regulares de cruceros a Cuba, eso es lo que verdaderamente quieren. A Cuba viajan cada año, por vía aérea, centenares de miles de cubanos residentes en los Estados Unidos que no tienen que pedir permiso al gobierno de los Estados Unidos para poder abordar el avión, pero también viajan decenas de miles de ciudadanos, que nacieron en este país, que sí tienen que dar fe y jurar por escrito que van a Cuba por razones religiosas, educacionales, profesionales, etc., etc. No pueden ir a Cuba los norteamericanos que digan que quieren ir a bañarse a las playas cubanas o a pasear por las calles de las ciudades y pueblos. Los ciudadanos norteamericanos no pueden hacer turismo en la isla de Cuba. ¿Por qué existe esa discriminación? El gobierno de los Estados Unidos discrimina a sus ciudadanos y aparentemente, eso no es motivo para que estos hipócritas abogados, que han ido a las Cortes a demandar a Carnival, también acudan a las mismas para demandar al gobierno por discriminación contra sus propios ciudadanos. Los mismos que se rasgan las vestiduras ante la posición de la empresa Carnival, se quedan calladitos ante la posición del gobierno de este país.

Quizás el gobierno de Cuba, soberanamente, decida en algún momento, dejar sin efecto las disposiciones vigentes, pero hasta que no lo haga, a cualquier empresa extranjera que trate de hacer viajes marítimos a la isla no le queda más remedio que respetar esas disposiciones. Cuba es un país soberano que no trata de imponer sus leyes a esta empresa de cruceros para que le venda o no pasajes a ciudadanos cubanos por nacimiento, como ahora están afirmando en Miami los detractores de esa compañía. Cuba sólo le dice cuales son las leyes y disposiciones que existen actualmente en la isla. Si la empresa quiere viajar a Cuba con sus cruceros, no le queda más remedio que aceptarlas o de lo contrario, los barcos de Carnival tendrán que seguir a otros puertos que no sean cubanos.

*Lázaro Fariñas periodista cubano residente en los EE.UU.

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

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