Por Arthur González*/El Heraldo Cubano-Martianos-Hermes-Cubainformación.- Para no dejar dudas de cuál es la posición real de Estados Unidos en el conflicto sirio, el 17/09/2016, penúltimo día de la tregua alcanzada por mediación de Washington y Moscú el pasado 9 de septiembre, aviones procedentes de bases yanquis en Irak, bombardearon la ciudad de Deir al Zor, en el este de Siria, provocando la muerte de casi 90 soldados del ejército sirio y unos 100 heridos.
Días antes Moscú había denunciado la violación de dicho acuerdo por parte de Estados Unidos, pero con esta acción quedaron a la luz pública sus viejas pretensiones de derrocar por la fuerza al presidente Bashar Al Assad, contra el cual la Casa Blanca ha ejecutado múltiples medidas políticas que terminaron en fracaso.
Ante la impotencia de sacarlo del poder por la vía de las elecciones, Estados Unidos fabricó una oposición, abasteciéndola y armándola para intentar alcanzar sus objetivos mediante la guerra. De ahí surgió el llamado Estado Islámico que ha puesto en peligro la paz en toda la región, por obra y gracia del Pentágono y la CIA.
Los recientes bombardeos a las posiciones del ejército sirio fueron calificados descaradamente por el Pentágono como “un error, al creer que era una posición de milicianos del Estado Islámico”.
Ni los retrasados mentales pueden asimilar tal mentira, ya que Estados Unidos dispone de los medios más sofisticados para conocer exactamente las posiciones enemigas del Ejército Islámico; pero ante la pérdida de terreno de sus protegidos no les quedó otra alternativa que involucrarse abiertamente, con el fin de que los terroristas ocuparan mejores posiciones para avanzar hacia Damasco y derrotar el Presidente electo democráticamente.
Los auto denominados “paladines de la democracia, la libertad y los derechos humanos”, impidieron con ese golpe sucio la entrada de 40 camiones de ayuda humanitaria de la ONU, para los miles de civiles que viven en zonas asediadas por los terroristas pro yanquis, y además pusieron en peligro el cese al fuego y el posible proceso de paz para encontrar una salida política a la guerra en Siria, que en los últimos cinco años ya causó 300 mil muertos y más de 5 millones de desplazados.
Sobre el particular, la vocera de la Cancillería rusa, Maria Zajarova, declaró en la TV de su país:
“Si antes teníamos la sospecha de que el ex Frente Al Nusra era protegido por Estados Unidos, después del bombardeo de hoy contra el ejército sirio, llegamos a una terrible conclusión para todo el mundo, que la Casa Blanca está defendiendo al Ejército Islámico”.
Para Vladímir Savchenko, responsable militar ruso para el alto el fuego, resulta palpable que Estados Unidos no cumplió con su parte del acuerdo de alto al fuego, y en las provincias de Alepo y Hama las fuerzas opositoras, con apoyo de la coalición internacional, tratan de reagruparse aprovechando la tregua, lanzando 26 ataques contra zonas residenciales y posiciones del ejército sirio en la zona de Alepo.
Al parecer los yanquis piensan que el mundo olvidó la participación en 1953, de la CIA y los Servicios de Inteligencia británicos, en el derrocamiento del Premier iraní Mohammad Mosaddegh; el golpe preparado en 1954 contra el Presidente de Guatemala Jacobo Arbenz; y el del Presidente de Chile Salvador Allende en 1973, entre muchos otros, hechos que en su momento fueron negados por la Agencia, vieja experta en el arte de mentir.
En el año 2011 Estados Unidos presentó ante el Consejo de Seguridad de la ONU, un proyecto de resolución contra Siria, con el propósito de lograr un cheque en blanco que le permitiera invadirla, tal y como ya habían hecho antes contra Libia, algo que tiene sus antecedentes en el pasado siglo XX.
Por eso hay que recordar que, del 7 al 12 de septiembre de 1903, tropas norteamericanas desembarcaron en la República Árabe de Siria, bajo el pretexto de “proteger” su consulado en Beirut, ante el “temor” de que una revuelta de la comunidad musulmana pusiera en riesgo la vida de sus diplomáticos.
El 9 de marzo de 1957, el Dwight Eisenhower aprobó la denominada “Doctrina Eisenhower”, la cual concedía al Gobierno norteamericano el derecho de intervenir militarmente en otros países, añadiéndola a la anterior “Doctrina Monroe”, pero esta vez abrió la posibilidad de invadir también a países del Medio Oriente.
Dicha doctrina afirma:
“Estados Unidos considera vital para el interés nacional y la paz mundial la preservación de la independencia y la integridad de las naciones del Medio Oriente”.
En 1956 Washington no vio con buenos ojos que el Gobierno sirio se negara a recibir ayuda económica o militar norteamericana, y según documentos desclasificados del Consejo de Seguridad Nacional, basados en informes recibidos de su embajada en Damasco durante los años 1956 y 1957, donde exponían que:
“Si la tendencia popular de izquierda continua durante un período considerable, hay peligro real de que Siria caiga por completo bajo el control de la izquierda, ya sea por un golpe o por usurpación de autoridad, la orientación anti-norteamericana y anti-occidental que tienen los sirios es estimulada por el inevitablemente histrionismo político acerca del problema palestino”, y añadían:
“Cuatro efímeros gobiernos sucesivos en Siria han permitido una sostenida y creciente actividad comunista”.
Ese fue el pretexto para que el 25 de octubre de 1956, la CIA organizara un golpe de Estado, y para ello algunos mandos del ejército sirio recibieron altas sumas de dinero.
El golpe se frustró al informar los propios militares a la Inteligencia siria; devolvieron el dinero recibido y además denunciaron a los agentes de la CIA que los “reclutaron”.
Eso dio lugar a que Siria declarase como personas no gratas, al Teniente Coronel Robert Mohillo, Agregado militar de la sede yanqui, al oficial CIA, Francis Jeton, quien actuaba bajo el manto de vicecónsul, y al experimentado oficial CIA, Howard Stone, que, bajo el cargo de segundo secretario para los Asuntos Políticos, ejecutaba su trabajo secreto.
En 1961 el entonces presidente John F. Kennedy, en reunión con el primer ministro británico Harold Macmillan, coincidieron en que la evaluación hecha por la CIA sobre la situación en Siria era correcta, al percibir que la “penetración y cultivo de elementos desorganizadores dentro de las fuerzas armadas sirias, posibilitaban que ese país fuera guiado por Occidente”.
La historia no se puede olvidar, de ahí el marcado interés de Estados Unidos por poner al frente del gobierno sirio a una marioneta a su servicio, como han hecho en decenas de países que han tenido gobiernos no aceptables para ellos.
Miles son los muertos sirios que han caído por defender su patria, pero como dijera José Martí:
“… los muertos son las raíces de los pueblos, y, abonada con ellos la tierra, el aire los devuelve y se nutre de ellos”.
*Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.
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