Osmany Sánchez - Blog La Joven Cuba.- En política, la ambigüedad nunca traerá resultados positivos. En tiempos turbulentos como los nuestros no se puede andar por las ramas, hay que ir a la raíz. Muchas lecciones podemos sacar desde la izquierda revolucionaria de la situación actual en Ecuador.
En un inicio simpaticé con Lenin Moreno pero cuando lo escuché –antes de las elecciones- hablar de “un método diferente” o de “diálogo nacional” le dije a un amigo que este hombre no me caía bien y que nos iba a dar una sorpresa desagradable. La vida me dio la razón.
No es que esté en contra del diálogo en sí, siempre que sea con alguien que quiere construir y que las diferencias no sean de principios. En el caso de Ecuador, el presidente Lenin Moreno llegó a la presidencia gracias al enorme legado de Rafael Correa, pero inmediatamente comenzó a desmontar diez años de Revolución Ciudadana, entregando el país a la misma derecha que no cesaba de atacar al gobierno anterior.
Dicen que la izquierda está acabada. Es satanizada y vilipendiada por la prensa corporativa pero no he visto todavía a alguien que, presentándose como candidato de izquierda, haga un discurso neoliberal o de derecha para ganar unas elecciones. Sucede lo contrario.
Los derechistas disfrazan sus verdaderas intenciones con un discurso progresista y luego sacan su verdadera cara. Discurso de izquierda y giro a la derecha, esa parece la estrategia. No olviden que hace unos años Henrique Capriles en Venezuela copió el lenguaje del chavismo durante su campaña contra Maduro.
¿Qué puede aprender Cuba de lo sucedido en Ecuador?
Primero que, por su naturaleza, la derecha y la contrarrevolución no hará jamás una oposición leal. Recurrirá siempre a la mentira para confundir y ocultar sus verdaderas intenciones.
Segundo que, debemos tener bien claro qué es lo que queremos y no queremos para nuestro proyecto social, desconfiar de aquellos que por ambiguos no se expresan claramente.
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