Quizás nunca se pueda saber lo que planearon inicialmente los neoconservadores, pero lo que sí se conoce es que no pudieron culminar con una invasión u otra operación de falsa bandera.
La faceta más notable del enfrentamiento, según los expertos y observadores internacionales más objetivos, ha sido el escaso efecto que tuvo la propaganda anglo-sionista dentro de Venezuela.
Aunque ciertamente unos pocos oficiales superiores y soldados venezolanos traicionaron uniéndose con el enemigo, la abrumadora mayoría de los militares venezolanos se mantuvieron fieles a la Constitución y a su patria.
El Presidente Maduro y su gobierno lograron materializar con éxito una estrategia que combinaba los bloqueos de carreteras, un concierto musical del lado venezolano y el uso mínimo -pero efectivo- de la policía antidisturbios para mantener la frontera cerrada y el orden en toda la Patria Lo más notable es que los “francotiradores no identificados” no parecían disparar a ambos lados (táctica favorita del Imperio para justificar sus intervenciones).
Fuera del territorio nacional venezolano también este primer enfrentamiento resultó una derrota para el Imperio. No sólo porque la mayoría de los países del mundo se negó a reconocer al títere de Washington, sino porque el nivel de rechazo a una posible invasión demostró ser notablemente intenso, y la Internet y la blogosfera se opusieron abrumadoramente a una intervención de Estados Unidos.
Esta situación creó muchas tensiones políticas internas en varios países latinoamericanos cuya opinión pública se opone firmemente a cualquier forma de intromisión estadounidense en la América Latina, aunque no sea así con la oligarquía histórica.
Los líderes del Imperio y sus títeres no ocultan que su objetivo es derrocar al gobierno constitucional y reemplazarlo con el tipo de régimen que Washington parece haber sido capaz de imponer en Colombia. Los Pompeo, Abrams, Pence, Elliot Abrams y Marco Rubio fueron particularmente histéricos en sus amenazas, aunque las oligarquías (no así los pueblos) de los países del “Grupo de Lima” les acataron sumisamente.
Ciertos políticos estadounidenses recurrieron a su lenguaje infantil habitual para sus amenazas en situaciones de gravedad en muestra evidente de desprecio a su propia población. Para aquellos desconcertados porque políticos adultos utilizaran el lenguaje que uno podría encontrar en una escuela primaria, sólo decían que estaban reflejando tendencias del discurso político moderno en Estados Unidos que ha descendido alarmantemente. Hablan de una “Troika de tiranías” que recuerda al famoso “Eje del Mal” de los Bush para identificar sus próximos objetivos, que serán Venezuela, Nicaragua y Cuba.
Nadie se debe sorprender cuando pretendan hacer ver que Maduro es un “nuevo Hitler” que comete un “genocidio” contra su propio pueblo. O que lo acusen de usar “armas químicas”.
La derrota militar el pasado fin de semana del autodesignado presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, ha sido reprochada públicamente por el vicepresidente estadounidense Mike Pence. La Casa Blanca ha pretendido descargar la responsabilidad por lo que no han podido lograr sus agencias de espionaje y subversión (la adhesión de un número insignificativo de traidores de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a la acción de los pretendidos golpistas. Pence recriminó al supuesto presidente interino de Venezuela por los fracasos sufridos luego de su reconocimiento el pasado 23 de enero, acciones llamadas a justificar la intervención militar diseñada por Washington.
El principal reclamo era contra por la adhesión de las FANB al presidente legítimo, Nicolás Maduro.
Guaidó había prometido al gobierno estadounidense que si la mayoría de los líderes mundiales lo reconocían como presidente de Venezuela, desertaría al menos la mitad de los oficiales de la FANB, hecho que ni remotamente ocurrió.
El funcionario norteamericano también cuestionó la actitud poco comprometida de los millonarios venezolanos en el exterior de quienes “se esperaba un aporte más decidido de dinero para financiar el soborno de policías, militares y políticos y su adhesión a la esfera de Guaidó, que tampoco ocurrió”.
Importantes centros internacionales de decisión aliados al régimen de Trump han alertado que la oposición venezolana podría perder el “momentum” que supuestamente le propició EEUU con la irrupción del títere Guaidó, quien por cierto no había encontrado aun territorio donde gobernar y quizás tendría que hacerlo desde Colombia u otra nación cuyo gobierno no se avergüence por cederle un pedazo de su soberanía a Estados Unidos.
*Manuel E. Yepe, periodista cubano especializado en política internacional, profesor asociado del Instituto de Relaciones Internacionales Raúl Roa de La Habana, miembro del Secretariado del Movimiento Cubano por la Paz.
- Especial para el diario POR ESTO! de Mérida, México.
Martianos-Hermes-Cubainformación
Estos textos pueden ser reproducidos libremente siempre que sea con fines no comerciales y cite la fuente.