La “guerra vertiginosa” pero “desmembrada”.


La característica principal de las guerras de Trump y de sus predecesores es que han acumulado dos elementos de la misma (o de las mismas) que usualmente habían tenido consecuencias favorables. En el caso de Venezuela la mezcla de la “guerra vertiginosa” y de la “guerra desmembrada” (esta última, por lo demás aleatoria), les ha resultado funesta. Más que funesta, contradictoria; o, para ser más precisos, progresivamente contradictoria.

Dos guerras y media” era la capacidad estadounidense para guerrear, según los estrategas imperiales en una época no muy lejana. Desde la promulgación de la “Doctrina de Seguridad Nacional de los Estados Unidos”, el número de guerras no tiene limitación alguna siempre que se desarrollen cuándo y cómo decidan los EEUU. Son “guerras a su aire” para conquistar recursos, lugares estratégicos, petróleo, minerales como hierro, cobre, aluminio o “tierras raras”; y cumplir con el mandamiento básico de Madeleine Albright en tiempos del Presidente Carter: Todo aquello que constituya un interés vital para los Estados Unidos justifica una guerra (no textual)

“La guerra vertiginosa” -que en alguna de sus fases ya hemos visto en capítulos anteriores, y en otras veremos más tarde-; se deriva de conceptos estratégicos del Pentágono como los de “Guerra de Destrucción Unilateral Asegurada” (GDUA) y Guerra sin bajas propias o Guerra sin muertos (GSB o GSM). Esta guerra, casi beatífica para los Estados Unidos y programada como un juego; tiene que conllevar enormes bajas, militares o civiles, en el enemigo. Así fue realizada durante la invasión de Yugoslavia y también en las dos guerras contra Irak. Desde ese lado de la “guerra desigual”, ésta tendrá características y niveles del genocidio.

El “ablandamiento

La “guerra vertiginosa” puede venir precedida por una etapa de guerra de desgaste o de “ablandamiento”: guerra económica, apagones con sus secuelas, falta de alimentos, medicinas, guerra económica total, ausencia de insumos, guerra energética, de transportes, con bloqueo económico –total o parcial-; y embargo, que llega al robo de capital bancario, confiscación de reservas y equipamiento petrolero (la CITGO), secuestro o retención de buques, oro, etc., como ocurre en estos momentos en la guerra contra Venezuela[i]; asimétrica y híbrida, desde otro punto de vista.

Incluye elementos de amenaza irresistible, guerra psicológica, diplomática, etc., amenazas de guerra total y de guerra a través de países o grupo de países interpuestos. Colombia y sus mercenarios paramilitares; y el TIAR han ocupado ese lugar una vez descartada la OEA y comprobado que los EEUU por sí solos no pueden asumir los gastos militares y no pueden ganar la guerra, aún con ayuda de mercenarios propios o ajenos; institucionales o contratados por grandes compañías.

El marco estratégico no les permite desarrollar un conflicto militar  que permita a los propios Estados Unidos mantener su territorio fuera del mismo. No se trata, únicamente, de superar el “síndrome de Vietnam” o el anterior “síndrome de Corea”, que estuvo a punto de provocar una guerra nuclear con China y, que finalizó con una tregua que continúa hasta hoy; sino del casi nunca expresado “síndrome territorial” (no permitir que el conflicto militar se desarrolle también dentro del territorio de los Estados Unidos).

La guerra siempre fuera, nunca en casa

Conviene recordar que este territorio solo fue “violado” durante una pequeña incursión de Francisco Villa en 1916, con el cruce de la frontera y el ataque al poblado de Columbus. Tal hecho impactó tanto a la opinión pública que el Ejército de EEUU tuvo que enviar un destacamento de caballería con órdenes de detener a Villa, cosa que, por cierto, no consiguieron.

Tal fue el pánico que el “destacamento” enviado para “cazar a Villa” (en el argot imperial de siempre) llegó a tener una tropa de 10.000 soldados y que su mando se encargó al general Pershing. Se le denominó Expedición Punitiva y fue compuesta en un principio por casi cinco mil soldados que fueron aumentados hasta alcanzar la cifra de diez mil. La tropa mejicana no pasaba de los 600 combatientes. Para entender los modos y métodos de actuación del Imperio es bueno saber que tanto el ex presidente norteamericano Dwight D. Eisenhower como el general George Patton, líderes militares de EE.UU en la Segunda Guerra Mundial formaron parte de la expedición “punitiva” que tenía por objetivo capturar a Villa para ser juzgado en territorio norteamericano como un bandolero. Pershing fue, poco tiempo más tarde, el general en jefe de las tropas norteamericanas en la Primera Guerra Mundial. Dicha guerra es considerada hoy en día por muchos analistas como la primera lucha de clases a nivel mundial.

La “destrucción asegurada y las bajas civiles”

La “destrucción asegurada” afecta a dos grandes componentes o estructuras del enemigo del Imperio global. Por un lado, “la infraestructura civil” en sentido amplio, es decir: carreteras, autovías, fabricas, conducciones de agua, gas, electricidad, saneamiento, sistema sanitario y educativo, saneamiento de agua, viviendas, equipamiento de todo tipo, centros de investigación de alta tecnología, comunicaciones, sistemas informáticos de control, servicios de transporte: equipamiento público y privado, ciudades, pueblos, aeropuertos, centros de comunicación.  En el saso de Venezuela se habla de 40.000 muertos, la mayoría por falta de medicamentos y elementos de intervención quirúrgica. Los EEUU han presionado para que esta amenaza de destruir el país, de arrasarlo si se resiste se extienda a todos sus aliados de la UE y de la OTAN. Esta última ha realizado sus maniobras anuales en el Caribe.

En algunos casos, o en la mayoría, sistemas de sustracción y transporte de petróleo, gas natural, minerales, oro, tierras raras, coltan, aluminio, hierro, cobre, metales pesados. En este caso la “destrucción” significa la utilización inmediata y el apropiamiento de sus reservas –como botín o indemnización de una guerra que han provocado los EEUU-, y la inmediata transferencia de la propiedad a un gobierno títere, que renegociará el sistema de contratos con las grandes compañías. La oligarquía nacional vasalla se quedará con las migajas supermillonarias que sostienen su poder sobre un pueblo nuevamente empobrecido. 

En lo que se refiere a la Venezuela Bolivariana la “destrucción asegurada” tiene que completar el aniquilamiento físico y moral del pueblo revolucionario. Por otro tiene que destruir hasta los cimientos la estructura fundamental de la revolución bolivariana, desde la propia Constitución representativa y protagónica, hasta su propia estructura popular, productiva, social y económica, desde las Misiones, hasta las Comunas, pasando por toda la institucionalidad revolucionaria.

Por otro la “infraestructura militar”, desde aviones a misiles o cohetes, desde carros de combate a vehículos de transporte de tropas, desde artillería a misiles de base móvil, desde radares fijos a sistemas integrados móviles y dispersos desde armamento personal de gran capacidad. El “complejo militar-industrial” debe asegurar un enorme consumo de proyectiles y la puesta en marcha de material de guerra, naval, aéreo y terrestre que asegure la “obsolescencia programada[ii] que mantenga o aumente los pedidos militares a todos los niveles de equipamiento.

La guerra desmembrada

Como decía, casi al principio a los EEUU se les ha “desmembrado” la guerra. En lugar de un frente único, se ha lanzado a varias “aventuras colonizadoras” y a verdaderas guerras de exterminio en aquellos países que se resisten a su política de imperialismo global. Alguna de ellas están en fase de guerra preventiva; otras de activación encubierta; otras más, de acoso, cerco; y guerras a través de agentes militares interpuestos; finalmente ejecuta guerras en todas y cada una de las etapas posibles en una guerra hibrida y desigual, desde la amenaza militar directa hasta la intervención, pasando por la guerra económica y todas las formas del bloqueo hasta llegar al embargo.

Lo ha hecho, a demás, a nivel global, como amo y señor del mundo. En realidad, Washington ha desmembrado la guerra en distintos frentes con una brutalidad inimaginable salvo en los regímenes fascistas. Lo ha hecho con resultados catastróficos. Finalmente, se ha quedado ante un dilema irresoluble: o acepta el mundo multilateral y la soberanía de los estados para decidir sobre su sistema económico y político, desde el socialismo real hasta la democracia plena, o avanza por un camino que no tiene para ellos expectativa alguna: Los “Mil Años del Imperio de los EEUU”.

Los frentes abiertos hasta el momento –simultáneos al ataque a Venezuela-, han sido los de Rusia, China, Cuba, Corea, Siria, Ucrania, Irak. Palestina, Yemen, Somalia, Irán, Líbano, Turquía. En todos ellos Venezuela ha encontrado sus aliados más importantes tras la búsqueda de un mundo multipolar que termine con la implantación económica y militar del Imperio.

Cabe recordar los llamados por EEUU “países fallidos”, como Libia que en realidad son países destruidos deliberadamente por Occidente en guerras de rapiña cuyo efecto ha sido el de destruir toda la infraestructura económica, social y política de un país con un proyecto Panafricano que molestaba a Occidente y crear un territorio sumido en el caos. El primer intento de este tipo tuvo lugar en Irak. Los países en los que EEUU, Gran Bretaña, Francia, Holanda, Italia, pertenecientes o no a la OTAN, intervinieron en Libia, son responsables no solo del asesinato de Gadafi sino de la gigantesca crisis migratoria del Mediterráneo, del Gran Oriente y del SE europeo.

El presidente de los EEUU ha calculado mal su poder y su capacidad de influencia. La oligarquía de país imperial está buscando desesperadamente un relevo a través de un  'impeachment'. No obstante el triunfo de ese juicio político –en realidad un desvío de las ayudas enviadas al presidente de Ucrania-, no tendría muchos efectos en la política exterior de Washington. Fue, en realidad un demócrata, Barack Obama, el que calificó a Venezuela de amenaza ‘inusual y extraordinaria’ contra la seguridad estadounidense”.

Actualización

En un proceso tan rápido como el venezolano es imposible seguir los acontecimientos sin actualizaciones inmediatas.

Poco antes del fechado de este artículo, se ha producido una revuelta popular sostenida en Ecuador, por el incremento salvaje del precio del combustible que ha hecho el presidente Lenin Moreno como parte de un Plan de Ajuste exigido por el FMI.

El Presidente, un peón de los EEUU en el continente ha decretado el “estado de sitio” Los cortes de carreteras han sido generalizados y se van a prolongar durante los próximos días[iii].

Aclaraciones y evidencias en el estado español. La guerra económica desde China. El aceite de oliva y la OTAN de todos.

Las nuevas medidas económicas del Presidente Trump en la guerra comercial contra China –el aumento de aranceles que ha afectado también a la exportación de aceite y a la producción de Airbus en España- ha desestabilizado también el discurso proimperialista y anti-chino del gobierno español y, derivadamente, el discurso contra Maduro. El Presidente del Gobierno se ha refugiado en el tópico “pertenecemos a la UE y no podemos actuar independientemente” y ha silenciado tanto como ha podido el tema de las exportaciones militares. Falsimedia ha guardado el más apropiado de los silencios.

 


 

 

 

La Columna
Antonio Maira*.- Ritmo y saturación de informaciones y de medios audiovisuales. Falsificación y manipulaciones que crean  “matrices de opinión” y “fuertes contenidos emocionales”. Todo ello está...
Antonio Maira*.- En Cuba, la calle es de los revolucionarios, el Presidente Díaz Canel llama a la defensa: “La orden de combate está dada, a la calle los revolucionarios” ...
Antonio Maira*
Lo último
La Columna
La Revista