Geraldina Colotti - ContrahegemoníaWeb / Cubainformación.- Invitamos a todas y a todos a un encuentro virtual de poesía y política. Se presentará el 2 de noviembre a las 6.30 pm hora italiana, Poesía contra el bloqueo. Se trata de una antología de 130 poetas cubanos, italianos y venezolanos publicada por Argolibri, con el apoyo de la Red en Defensa de la Humanidad, y el auspicio del Festival Internacional de Poesía de La Habana, el sello Hermanos Vadell Editores y la Coleccion Sur de la Uneac. Con la selección de la que escribe (Geraldina Colotti), de Gabriele Frasca, de Lucidi, de Alex Pausides e de Giordana García, quien amablemente nos concedió esta entrevista.


Eres muy joven, Giordana, pero ya tienes un rico currículum político-cultural. ¿Cuáles fueron las etapas más importantes de tu carrera artística y política?

Creo que en mi vida hay dos hitos que marcan mi devenir como lectora, escritora (en formación permanente) y promotora cultural: conocer a Hugo Chávez Frías y su legado de ideas y obras para Venezuela y el mundo; y la maternidad de dos niñas que vinieron a constatar el deseo o más bien la necesidad de tener que cambiarlo todo.

Antes de Chávez, en Venezuela los jóvenes no encontrábamos asideros reales para enraizar la pertenencia a una comunidad territorial y espiritual, el chavismo ha sido un proceso histórico que nos llevó a ser verdaderos sujetos sociales, a ser parte de transformaciones importantes desde la acción y a conformar poco a poco una batería de ideas originales, alimentadas de diversas tradiciones de lucha y de resistencia, pero con un horizonte propio. En lo personal, gracias al chavismo me dediqué a promover la escritura y la lectura como derechos culturales, comenzando por nuestra Constitución (de vanguardia en la región), algo ya muy naturalizado en la sociedad venezolana, pero que vemos cómo hoy es epicentro simbólico y concreto de las revueltas juveniles en Chile, por ejemplo.

Y la maternidad, sin caer en la idealización, ni mucho menos en la celebración biologicista, me ha desbrozado el camino hacia mi misma, desde una visión feminista y antipatriarcal, que siento ha ayudado a liberarme de complejos, culpas, actitudes competitivas y toda esa sarta de valores negativos que el patriarcado ha desplegado en todo el sistema cultural occidental, y que son refuerzos del capitalismo voraz que tanto debemos combatir como seres sentipensantes, parte de algo más grande: una comunidad, una historia, un planeta.

En tu perfil destaca la apuesta por potenciar la palabra femenina, la libertad de las mujeres y su talento artístico. ¿Cuánto cuenta la diferencia de género para ti, la lucha antipatriarcal como eje fundamental de la lucha contra el capitalismo y el imperialismo?

Hay una canción maravillosa y muy dura de John Lennon que dice “la mujer es el negro del mundo, la mujer es el esclavo del esclavo”, allí Lennon (gran poeta) sintetiza con magistralidad un problema base para la humanidad: la condición social de las mujeres en el eslabón más bajo, ese sobre el cual se sostiene el mundo con sus desigualdades y miserias. Un hombre pobre y negro sufre menos desigualdad e injusticia que una mujer pobre y negra, así de básico y de doloroso. Esa realidad lo permea todo, es un escándalo que no debería dejar dormir a nadie. Por eso Chávez decía −como dijeron antes otras y otros− que ninguna revolución es tal si no es feminista. En mi caso, como te comentaba, la maternidad de dos niñas me terminó de convencer de la necesidad del feminismo como lucha transversal, no como reducto indentitario tan fácil de utilizar y cooptar por los falsos discursos de lo “correcto”, a lo Obama o Clinton way, no, creo en el feminismo como sustrato y espuela de un nuevo horizonte, un nuevo episteme incluso, otras formas de relacionarnos como sociedad entre nosotros y con el planeta, un nuevo sistema de valores que pueda dibujar un futuro vivible para las próximas generaciones.  En ese sentido, he tratado de darle un vuelco a mi trabajo de escritura y de promoción editorial, también de lectura, ahora leo muchas más mujeres, trato de editarlas, de mostrar lo que hacen, de tejer lazos con ellas, no sólo en el presente, hay una memoria histórica que debe ser reparada, de cientos y miles de mujeres escritoras que no aparecen en las clasificaciones de la tradición y el canon literario, por ejemplo.

Tu desempeñaste un papel importante en la editorial El perro y la rana, importante editorial del estado bolivariano. ¿Cómo fue esa experiencia y cuál es tu papel ahora?

La Editorial El perro y la rana fue una de mis escuelas de vida y de oficio. Allí fui parte de un proyecto de diseño y consecución de políticas culturales que garantizaron el derecho a la lectura y la escritura de millones de personas. Desde millones de ejemplares de libros siendo obsequiados en plazas y espacios públicos de toda Venezuela, hasta la inclusión de cientos de escritoras y escritores en el catálogo editorial, además de formar muchísimos jóvenes en el campo editorial, no es poco lo logrado, es inmenso, y aún sus frutos están germinando. La editorial El perro y la rana es una muestra de la importancia de lo público y del rol del Estado en la cultura, sin menoscabo alguno de la diversidad de voces, géneros y formatos publicados, todo lo contrario. Mi rol ahora es continuar editando y promoviendo el derecho a la escritura y la lectura desde mi trabajo personal, articulado siempre con las políticas públicas que existan para tal fin, y haciendo uso de las herramientas adquiridas en los años de gestión y producción editorial en El perro y la rana, sin duda.

La cultura ha sido y sigue siendo un dintel de la revolución bolivariana, a pesar del feroz bloqueo que el imperialismo impone a este extraordinario laboratorio de experimentación y esperanza. Como analista política y participante de la plataforma internacional CELAG, ¿cuál es tu opinión sobre la situación actual? ¿Cuáles son los desafíos, los objetivos, pero también los retrasos y los errores del proceso bolivariano?

Venezuela ha padecido una guerra desproporcionada, sistemática y obsesiva. Desde el mismo momento en que Chávez ganó la presidencia, la orden estaba dada. Luego, al no poder convencerlo de que cambiara de rumbo, la guerra arreció y vino el golpe de Estado de 2002 y todos los ataques que conocemos (y muchos más que esperamos algún día sean desclasificados) hasta la extraña muerte de Chávez. De allí en adelante se triplicaron todas las tácticas de guerra y se experimentan, aún en medio de la pandemia de Covid-19, con otras formas de ataque, en lo que se ha llamado “guerra híbrida” −yo digo “guerra absoluta”− contra Venezuela, una guerra que no es contra el gobierno, es contra toda Venezuela, porque cada ataque afecta al pueblo venezolano, tanto al chavista como al que no lo es.

En el campo de las políticas culturales, esta guerra ha afectado la dotación de bienes culturales como libros en papel, intercambios culturales internacionales, producción discográfica y cinematográfica, financiamiento de proyectos culturales y artísticos, etc., lo que sin embargo no ha significado la paralización de la producción cultural (tanto en el sentido amplio de cultura, que jamás se detiene, como en el sentido estético y artístico de la misma). Hoy, en la Venezuela asediada pro todos los flancos, se realizan ferias del libro, encuentros de escritoras y escritores, festivales de poesía, muestras de teatro, danza y música, foros de pensamiento y acción, intercambio de experiencias de movilización popular, por nombrar algunas de las actividades que Venezuela sigue desarrollando, tanto desde el espacio público como del comunal, privado y mixto. Nadie que investigue un poco más allá del ripio estridente de las corporaciones mediáticas sobre Venezuela, puede negarlo.

En cuanto a los errores del proceso bolivariano, creo que hemos bajado la guardia en el reforzamiento y la inventiva del relato de la alternativa sistémica, esto en parte por el mismo asedio de la guerra, pero también por nuestra condición rentista monodependiente del petróleo y el desgaste que todo ello ha conllevado. Lo peor que puede sucederle a un pueblo en el sistema-mundo actual es depolitizarse, creer que las zonas de confort individuales, familiares o gremiales, son la única posibilidad de realización, esto lleva de inmediato a cederle todo el territorio (físico y simbólico) al capital y al relato de las elites que lo manejan (tan hábiles en convertirlo todo en nicho de consumo). Creo que es urgente repolitizar, en el sentido más amplio y radical (de la raíz) del término, volver al debate y al conflicto como acicate para el encuentro y no para la negación del otro.

Al chavismo le ha tocado una de las oposiciones más fascistas y desquiciadas de la región, al menos la dirigencia opositora ha mostrado un talante antidemocrático y despolitizador que sólo avanza hacia el aniquilamiento del otro, eso no podemos permitirlo. Y una de las formas más audaces de combatirlo es propiciando el debate y la resemantización continua del relato revolucionario desde las filas del chavismo y también desde las adyacencias, por qué no.

Participaste en la antología internacional Poesía contra el bloqueo. ¿Qué significó esta experiencia para ti y qué mensaje querías dar con tu poema?

Escribir poesía ha sido últimamente la forma en que he hallado cierto encuentro con mis propios miedos y sus conjuros. Sin embargo, a pesar de que la poesía sea un discurso tan íntimo y aparentemente anclado en el “yo”, creo que también es un puente emocional y estético para removernos como especie. Por eso quizá el auge del género poético en tiempos de distopía pandémica. La gente quiere decir y escuchar el adentro, replantear bases y vigas que creían fijas, sacar del fondo de la tierra alguna posibilidad de futuro real. En ese sentido, este libro que reúne tantas voces de Italia, Cuba y Venezuela es un gesto de solidaridad necesario, una caja de resonancia de la unidad de quienes aún creemos en que se debe y se puede transformar el mundo tal como está: yendo directo al abismo de la extinción. La pandemia mostró además esa urgencia: o cambiamos o nos extinguimos, ya no como una amenaza lejana sino como una realidad terriblemente vívida. La poesía nos encuentra con la humanidad encarnada en palabra, y en ello nos iguala, nos trae a la misma senda de vida y muerte. Que compañeros italianos tiendan este tejido de voces para encontrase con hermanas y hermanos de lucha de países asediados como lo son Cuba y Venezuela, es una muestra de que la vida sigue palpitando y demandando acciones conjuntas para defenderla.

El poema que seleccioné para la antología lo escribí a partir del asesinato de George Floyd en Mineápolis, EE.UU., es un repique de tambor de guerra contra el supremacismo, nosotras queremos respirar, resistimos en nombre de nuestros muertos, sin frontera alguna, desde el magma que nos conforma.

El 6 de diciembre Venezuela irá a votar por vigésima quinta vez. ¿Qué fue la revolución bolivariana y qué significa para ti, sea como mujer, como madre y como feminista, y cómo evalúa estas elecciones, tan obstaculizadas por el imperialismo a nivel internacional?

Lo decía antes, nuestro mayor desafío es combatir la despolitización como forma de cesión o claudicación personal. Ir a votar es ratificar lo contrario, la puesta en pie de la alternativa común que significa el chavismo, con sus errores o desgastes, pero también con sus logros, entereza e increíble capacidad de resistencia. Lo acabamos de ver en Chile y Bolivia, el poder de cambio se disputa de todas las formas posibles, una de ellas, la más celebrada, es la electoral, no debemos desprovecharla, más aún cuando precisamente el chavismo resignificó el acto de votar y lo convirtió en un verdadero derecho de las mayorías. Debemos combatir el relato absurdo que muestra a Venezuela como una dictadura y no señala en absoluto los desmanes y masacres de gobiernos vecinos de derecha como Colombia y Brasil, por citar solo dos casos terribles. Por ello, votar este 6 de diciembre tiene un doble potencial: por un lado, repolitizar a lo interno y abrir espacios para el debate y, por el otro, mostrar hacia afuera el talente democrático y participativo que se garantiza en Venezuela.

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