Cristóbal León Campos - Cubainformación.- Una de las primeras cosas que se hicieron notar en el actual proceso electoral fue la gran cantidad de diputados locales, federales y alcaldes que pretenden reelegirse, sin importar que muchos de ellos-ellas no hayan cumplido con sus promesas de campaña ni realizaran alguna acción relevante a favor de la clase trabajadora y los sectores populares, a toda luz la ambición se hace notar, así como el afán de poder de diversos personajes y partidos políticos.
La pandemia de Covid-19 ha limitado muchas de las acostumbradas acciones de campaña, pero no ha limitado el gasto del recurso público sin que eso signifique o se refleje en propuestas reales y fundamentadas para el desarrollo y bienestar de los trabajadores y las trabajadoras, es más, no existen propuestas dirigidas a la clase obrera y mucho menos a solucionar los graves problemas de pobreza, marginación y precariedad que afrontamos en ciudades como Mérida, una de las más caras del país y con el salario minino más bajo. Ningún candidato-candidata ha planteado la revalorización del trabajo y de los salarios, tampoco de la jornada de 8 horas, de los contratos colectivos y el derecho a sindicalizarse, del pago de horas extra, ni la obligación de los patrones a garantizar las condiciones idóneas en el centro de trabajo agravadas por el SARS-CoV-2. Es claro el desinterés y alejamiento de la política capitalista de las verdaderas necesidades, la democracia burguesa reducida al sufragio ha desgastado sus propias formas y desde hace mucho se evidenció su inutilidad a la hora de hablar de justicia, equidad e igualdad.
Lo anterior puede observarse sin mayor esfuerzo, las campañas mediáticas enfatizan rasgos mercantilizados de los postulantes y comunican eufemismos en vez de propuestas, el proceso electoral puesto en marcha olvida la finalidad real y el objetivo central de la democracia occidental a la que se suscribe: la “búsqueda del bien común”, que es desplazada por el deseo la ganancia y el poder. Nuestra entidad no escapa de todo esto, la falta de profundidad en los proyectos políticos o más aún la falta de proyectos reales, hacen que conforme pasen los días las actividades de propaganda sean reiterativas, improvisadas y en general produzcan una aguda sensación de vacío. Además, las contradicciones salen a flote, ya que aquello que se ataca o exige de un partido a otro se olvida a la hora de mirar los zapatos propios y sus huellas, como, por ejemplo, los sectores conservadores que usan el tema de la reelección para denostar al gobierno federal parecieran olvidarse de que también cojean del mismo pie, ¿o será que eso de la democracia y la reelección solo se aplica cuando conviene?
La pobreza-carestía y la segregación de la clase obrera y los sectores populares ha proliferado, pues son expulsados de espacios públicos blanqueados para la atracción de capital y turismo, algo que sucede en toda la entidad y el país. Para algunos políticos y políticas esta elección servirá para resguardar sus cotos de poder-injerencia y para otros representa la posibilidad de un trampolín para escalar a futuros puestos de mayor envergadura. Los contubernios entre los sectores privados y grupos políticos se acrecientan, la región vive un proceso agudo que no debe perderse de vista de entrada de capital trasnacional que beneficiará a fracciones de la burguesía, pero complejizará la vida y el trabajo de la clase obrera, y desde luego, nada de esto se discute o analiza en las “propuestas” de la actual campaña. Todo esto junto al silencio que se guarda ante otros reclamos sociales como el combate al feminicidio, los derechos de la mujer y la diversidad, el despojo de tierras y la desvalorización del trabajo y por tanto de la vida humana.