Por Arthur González*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- Retomando su política contra Cuba, durante la década de los años 60 del siglo XX cuando la OEA la expulsó de la organización por órdenes de la Casa Blanca, según sus documentos secretos, los yanquis vuelven a negarle visas a deportistas cubanos, para impedirles participar en competencias celebradas en su territorio.


Este es el caso de la selección nacional de fútbol de Cuba, que no recibió a tiempo las visas para que sus atletas pudieran viajar a Estados Unidos, a competir en la fase previa de la Copa de Oro, los que esperaban en Nicaragua la respuesta del Departamento de Estado del régimen de Joe Biden.

En el pasado, Cuba sufrió sistemáticos actos violatorios de la Carta Olímpica por Estados Unidos y uno de los más recordados fue la negativa de visas para asistir a los juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en 1966 en San Juan Puerto Rico, enclave colonia yanqui que no tiene ni el derecho a decidir sus relaciones exteriores.

Ante aquella discriminación, el Comité Olímpico Cubano, órgano que representa el deporte internacionalmente, denunció por todos los medios oficiales tal violación del espíritu olímpico e incluso del chantaje que intentó hacer el embajador de Suiza en La Habana, representante del régimen yanqui en aquel momento.

Al no lograr una respuesta favorable, la decisión del gobierno revolucionario de Cuba fue partir en el buque Cerro Pelado hacia Puerto Rico, con la firme decisión de llegar a nado si era necesario. La acción cubana y las denuncias valientes ante la Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe, obligó al régimen de Estados Unidos a conceder las visas a los cubanos, quienes brillaron en su actuación deportiva.

Cuba tiene el derecho y la obligación de denunciar ante el Comité Olímpico Internacional, esta nueva acción que viola los principios de la Carta Olímpica, asumidos por todos los Comités Olímpicos del mundo y sus Federaciones Internacionales y Nacionales.

La Carta Olímpica establece entre otros elementos que:

“Es función del Comité Olímpico Internacional fomentar la coordinación, la organización y el desarrollo del deporte y de las competiciones deportivas y, de acuerdo con las instituciones deportivas internacionales y nacionales, asegurará la promoción y aplicación de las medidas tendentes a reforzar la unidad del Movimiento Olímpico”.

“Participar en las acciones a favor de la paz, actuar para proteger los derechos de los miembros del Movimiento Olímpico y actuar contra toda forma de discriminación que afecte al Movimiento Olímpico”.

Oponerse a toda utilización abusiva política o comercial del deporte y de los atletas”.

Las declaraciones que hizo la CONCACAF ante el suceso contra los atletas cubanos, es vergonzosa y también viola los principios olímpicos, por lo que debe ser denunciada por la Federación Cubana de Futbol ante la Federación Internacional, para que se tomen las medidas y sanciones correspondientes, porque Cuba no puede admitir que Estados Unidos u otras naciones sedes de eventos internacionales, retomen esa política anticubana impuesta por los yanquis.

La respuesta de la CONCACAF fue:

“Hemos estado en comunicación constante con la Asociación Cubana de Fútbol con respecto a su viaje a la ronda preliminar de la Copa Oro 2021, pero desafortunadamente, debido a problemas en su viaje relacionados con COVID-19 y sus visas, y el régimen de pruebas de COVID-19 requerido, el partido de esta noche contra Guayana Francesa no se llevará a cabo”.

Esa declaración es un total irrespeto al olimpismo. Estaban en la obligación de suspender la competencia y buscar otra sede, pero el temor a ser reprimidos por los yanquis fue mayor que defender el derecho a la no discriminación de los cubanos. 

La Carta Olímpica deja bien esclarecido que la pertenencia al Movimiento Olímpico, comprende, además del Comité Olímpico Internacional, a las Federaciones Internacionales, los Comités Olímpicos Nacionales, los Comités Organizadores de los Juegos Olímpicos, las Asociaciones Nacionales, los clubes y las personas que forman parte de ellos, especialmente los atletas, cuyos intereses constituyen un objetivo fundamental de su acción, así como los jueces y árbitros, los entrenadores y demás personal técnico del deporte, así como otras organizaciones e instituciones reconocidas por el C.O.I.

Igualmente señala:

Toda forma de discriminación en contra de un país o de una persona, ya sea por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo o de otro tipo, es incompatible con la pertenencia al Movimiento Olímpico”.

El objetivo del Olimpismo es poner siempre el deporte al servicio del desarrollo armónico del hombre, con el fin de favorecer el establecimiento de una sociedad pacífica y comprometida con el mantenimiento de la dignidad humana. Para ello, el Movimiento Olímpico lleva a cabo, solo o en cooperación con otros organismos y dentro de sus posibilidades, acciones a favor de la paz”.

“El Movimiento Olímpico tiene por objetivo contribuir a la construcción de un mundo mejor y más pacífico, educando a la juventud a través del deporte practicando sin discriminación de ninguna clase y dentro del espíritu olímpico, que exige comprensión mutua, espíritu de amistad, solidaridad y juego limpio”.

“La práctica del deporte es un derecho humano. Toda persona debe tener la posibilidad de practicar deporte según necesidades”.

“Toda persona u organización que en cualquier calidad pertenezca al Movimiento Olímpico estará sometida a las disposiciones de la Carta Olímpica y deberá acatar las decisiones del COI”.

“Se opondrá a toda utilización abusiva política o comercial del deporte y de los atletas”.

Con estos elementos, que tienen un carácter legal y de obligatorio cumplimiento para todos los que forman parte del Movimiento Olímpico, el Comité Olímpico Cubano y la Federación Nacional de Futbol, están en la obligación de formular una sólida demanda, pues el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba ya dio un paso importante, al denunciar su Canciller tal acto, como parte del cerco yanqui contra la Isla. 

Recordemos a José Martí cuando afirmó:

“El mejor modo de defender nuestros derechos, es conocerlos bien”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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