Por Arthur González*/Martianos-Hermes-Cubainformación.- A pesar de los millones de dólares que aprueba Estados Unidos para demonizar a la Revolución cubana, con el propósito de que la gente llegue a creer que en Cuba se violan los derechos humanos, la verdad se impone y sale a flote, a pesar de esa propaganda subversiva.


Son tantas las verdaderas violaciones a los derechos de los ciudadanos de este mundo, que las campañas anticubanas no pueden demostrar las mentiras que fabrican y publican contra Cuba, y el caso de los periodistas asesinados en una evidencia de ello, porque ninguno aconteció en la Isla socialista que tanto odia Estados Unidos. 

Cifras oficiales reportadas por la principal organización profesional del mundo, la Federación Internacional de Periodistas, indican que en el año 2020 en el mundo fueron asesinados 66 periodistas y otros miembros de los medios de comunicación, en ataques selectivos, explosiones de bombas e incidentes con armas de fuego, 16 víctimas más que en 2019, pero ni un solo caso se produjo en Cuba.

Medios pagados por los yanquis publican cifras de detenciones temporales de supuestos periodistas, que jamás estudiaron en las universidades cubanas, ni foráneas, fabricados por los yanquis para divulgar noticias falsas en las redes sociales, que reciben financiamiento de la CIA apantallados en la NED y la USAID, en sus operaciones de acciones encubiertas desarrolladas contra la Revolución, a fin de distorsionar la realidad de la isla.

Sin embargo, poco se divulga de los 908 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación de la Unión Europea, que en el año 2020 fueron agredidos en los 27 países del bloque, donde 23 periodistas han sido asesinados desde 1992 y en su mayoría en estos últimos seis años, según datos de la Comisión Europea.

¿Por qué el Parlamento europeo no aprueba una resolución para condenar y sancionar estos crímenes en sus propios países?

Para ver la paja en el ojo ajeno siempre están prestos a sancionar, pero para sus miembros la contemplación es pasiva, como son los asesinatos de periodistas ocurridos en Eslovaquia, Malta y el reportero holandés Peter R. de Vries, que informaba sobre la violencia del bajo mundo criminal de Holanda.

Si en Cuba o Venezuela sucediera algo similar, los parlamentarios europeos de inmediato aprobarían, por amplia mayoría, una resolución de condena, pero ya sabemos que donde existe otro tipo de gobierno la reacción es, si acaso, de “preocupación” sin llegar a las sanciones.

Otro tema poco abordado por la Unión Europea son los secuestros de periodistas, que en el 2020 sumaron 57, retenidos por grupos armados para evitar que divulguen la situación donde trabajan, entre ellos 30 periodistas se encuentran secuestrados en Siria por el Estado Islámico, armado y financiado por Estados Unidos, con el fin de derrocar al gobierno de Bashar Al Asad.

Latinoamérica es hoy una zona tan mortífera para los profesionales de la prensa, como el Medio Oriente, donde muchos de sus países sufren guerras internas azuzadas por Estados Unidos.

En el período 14 periodistas fueron asesinados en América Latina, sumadas a otras 10 muertes que aún investiga la organización Reporteros Sin Fronteras en Brasil, Chile y Honduras, entre otros países, pero ninguna fue en Cuba.

Como en esos países no hay gobernantes de izquierda, el tratamiento que les da la Unión Europea no es de sanciones, sino de “apoyar iniciativas dirigidas a empoderar a periodistas y profesionales”, especialmente a las del sexo femenino.

La doble moral es tan relevante que en vez de aprobar resoluciones condenatorias para los países donde se producen estos asesinatos, la rama ejecutiva propuso “crear servicios de apoyo mediante teléfonos de ayuda, asesoría legal y apoyo psicológico”.

¿Se imagina alguien que una propuesta similar de la Unión Europea se aprobaría si fuese en Cuba, Venezuela, Nicaragua o Irán?

Por esa razón no condenan a Eslovenia, que aparece en la lista de países que reportan varios ataques contra profesionales de los medios de comunicación y aún así resultó electa para la presidencia de turno del Consejo Europeo.

En el 2019 Reporteros Sin Fronteras contabilizó 49 asesinatos y el secuestro de 57 periodistas en el mundo, pero ninguno en Cuba, a pesar de las campañas yanquis que aspiran a demonizarla con falsas acusaciones de “falta de libertad de prensa”. Ni un solo órgano de prensa extranjera acreditado en la Isla, confronta limitaciones para su trabajo, a pesar de que muchos mienten y tergiversan sus reportes por indicaciones de sus agencias al servicio de la política anticubana, generada desde Washington.

¿Dónde estaban los parlamentarios europeos en 2018 que no alzaron sus voces para aprobar una resolución sancionatoria de condena, por el cruel asesinato del columnista del Washington Post, Jamal Khashoggi, dentro de la embajada de Arabia Saudita en Estambul, Turquía, asfixiado y desmembrado​ por un escuadrón de asesinos sauditas?

Por supuesto que siguiendo las indicaciones de Estados Unidos de no hacer nada. Así es como actúan los “muy preocupados” por los derechos humanos en Cuba, Venezuela o Nicaragua.

Razón tiene José Martí cuando ante ese tipo de personas alegó: “Nada lastima tanto como un ser servil; parece que manda y que hace constantemente daño”

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