Ramón Pedregal Casanova.- Permitan que manifestemos nuestro mayor respeto y afecto a los grandes representantes de esta Revolución Sandinista, hija de Sandino, Libre, Independiente y Soberana. Nuestro agradecimiento al Compañero Presidente Daniel Ortega y a la Compañera Vicepresidenta Rosario Murillo. Nuestro agradecimiento a la Compañera Ramona Rodríguez, Rectora de Universidades de Nicaragua. Y gracias a todos y todas ustedes por la atención que nos prestan.

Ramón Pedregal Casanova.- Si una revolución quiere llamarse revolución tendrá como insignia el grito del poeta joven héroe nacional nicaragüense y de ascendencia Palestina, José Leonel Rugama ¡Que se rinda tu madre! Si una revolución quiere llamarse revolución tiene que ser antiimperialista, tiene que luchar por la independencia, la soberanía, y el respeto al ser humano y a la Madre Tierra.La lucha del pueblo, el compromiso, ha sostenido de forma militante en Cuba la otra frase concluyente: ¡Pa lo que sea, Fidel! ¡pa lo que sea!El antiimperialismo es una acción política liberadora de la opresión, lo que hay que hacer ver como diferencia de la acción del opresor.

Ramón Pedregal Casanova.- Se suceden los ataques noche tras noche. Los sionazis lo mismo atacan Siria bombardeando Damasco, Alepo, o cualquier otra zona, que protegen con los estadounidenses a los bandidos del Daes, hoy, ahora mismo llega la triste noticia de que los terroristas han asesinado a 25 militares sirios que viajaban en un autobús, al mismo tiempo que provocan en la frontera con Líbano, que invaden El Golan sirio, que protegen a las bandas mercenarias que van a Yemen, a Irak, o a Libia. Los sionazis son la fuerza desestabilizadora de la región de la que el gran capital ha obtenido gran parte de sus riquezas energéticas para erigirse como un gran poder industrial. ¿Qué habría pasado si los países de la región le hubiesen impedido el robo y el crimen?

Ramón Pedregal Casanova.- El doble rasero, la hipocresía y perversidad de quienes pretenden someter al mundo por la fuerza, ha llegado a tal punto que ahora hasta pretenden que su codicia y criminalidad sea vista por el mundo como evidencia de su supuesta magnanimidad y espíritu compasivo. Es así que cometen las más grandes agresiones que resultan en la muerte de centenares, miles o millones de inocentes.

Del libro titulado La Reinvención de la ONU. Propuesta. Prólogo de Ramsey Clark. Autor: Miguel d´Escoto Brockmann. Algunas de sus responsabilidades políticas: Fue Asesor principal en política exterior del Presidente Daniel Ortega Saavedra; Ministro de Asuntos Exteriores de Nicaragua; Presidente de la Asamblea general de Naciones Unidas, y dirigió la denuncia contra EEUU ante la Corte Internacional de Justicia por la agresión a Nicaragua y el bloqueo con minas de los puertos nicaragüenses, consiguiendo que el imperio fuese condenado a pagar una multa millonaria que aún no ha cumplido.

Para el imperialismo es más importante dominar culturalmente que militarmente. La dominación cultural es más flexible , la más eficaz, la menos costosa. Nuestra tarea consiste en descolonizar nuestra mente.

Palabras del revolucionario Thomas Sankara, asesinado por los imperialistas franceses y sus contrarrevolucionarios el 15 de octubre de 1987.

Ramón Pedregal Casanova.- Yo, desde hace siglos, / jamás aparté de mi puerta a un visitante. / Cierta mañana abrí los ojos / y vi que me habían robado la cosecha, / que la compañera de mi vida había sido / estrangulada, / y que en la espalda de mi pequeño había una herida. / reconocí a mis traidores huéspedes, / sembré ante mi puerta minas y puñales, / y juré por las cicatrices que dejan los cuchillos / que jamás cruzaría ninguno de ellos el umbral de mi / casa / en el siglo veinte. / Yo, desde hace siglos, / solo era un poeta / en las tertulias de los probos, / pero soy un volcán ardiendo / en el siglo veinte.

Autor el poeta Palestino Samih al-Qásim.

Ramón Pedregal Casanova.- Diez días antes del 1 de agosto había comenzado la fiesta. No sabía el motivo de tanta música en la que se mezclaban ritmos que me parecían de origen africano y una cumbia machacona que llamaba a Lulu. Tradición y modernidad en la multitud que seguía en un jaleo de voces. La alegría de las múltiples fiestas populares que pueden imaginarse se han mezclado y extendido como la lava de un volcán por las calles de Managua. Todos los rasgos de Nicaragua humana, la Nicaragua trabajadora se despacha a si misma en plena catarsis, y mezcla, mezcla y mezcla batida. Infantes, jóvenes, mujeres, hombres de todas las coloraciones se cubren el cuerpo semidesnudo con una especie de brea, pintados de negro llevan cadenas en recuerdo de aquellos que los colonialistas esclavizaron desde África. Y también otros untan su cuerpo con un tinte rojo marrón y llevando coronas de plumas de pájaros exóticos, otras elaboradas con papel, para retomar el hilo de la raza de origen, aquellos pueblos que en su mayoría fueron exterminados por los invasores españoles. Fiestas de Santo Domingo en Managua, la gran masa que se mueve por la ciudad se dirige a la iglesia de Santo Domingo en una combinación que abarca creencias diversas, al tiempo en el que numerosos protagonistas que bailan como los demás, sin parar, llevan altares entre grupos elaborados con flores con las que forman un arco y bajo el colocan, en una pequeña urna ovalada, la figura de Santo Domingo. Alrededor de la figura santificada siempre hay gentes que llevan, bailando sin parar, los Penachos de Gloria, unos bastones largos en cuyo extremo alto se coloca un ramo de flores. El sincretismo religioso, con expresiones precolombinas, combinaciones de vestimentas y figuras que retoman imágenes de los pueblos originarios y expresiones cristianas, inmerso en el batir continuo de la música imparable de tambores y modernidad es construido por la masa popular. Muchas y muchos de menos edad van vestidos con ropas tradicionales, ellas con faldas blancas con flores, cada pieza rodeada de una banda azul, y con coletas en las que se entremezclan el blanco y el azul de la bandera nicaragüense, y ellos con pantalón y camisa blanca y sombrero campesino, van a los hombros de la familia que se agrupa en el rio que va a Santo Domingo.

La Columna