Nexo Latino.- Rusia cumplió con lo prometido, a pesar de que EE.UU. y Occidente no han cumplido con Rusia. El presidente Putin siempre ha negado las sistemáticas acusaciones, todas provenientes de Occidente, de que pretendía invadir Ucrania en cuestión de días, mientras Putin siempre se ha limitado a rechazar tales acusaciones sin fundamento y a ratificar la exigencia de medidas de seguridad por parte de la OTAN y Occidente, que siguen con sus planes expansivos de extenderse hasta Europa del Este, en clara provocación.


Putin habló de ejercicios militares en la frontera con Ucrania y, una vez que terminaron esos ejercicios militares, ha ordenado el retiro de los tanques de esa zona, para proseguir los ejercicios militares en otros lugares del gigante euroasiático, por lo que ha dado al traste con versiones continuas de EE.UU. y sus medios afines de que la invasión tenía fecha: Hoy Miércoles, 16 de febrero a las 3 am hora local, acción que, obviamente NO se produjo y terminó otro de los incontables “fake news”, en los que EE.UU. se apoya en su afán de satanizar a Rusia.

Mientras tanto, la misma Ucrania, que hay que reconocer que se comporta como una “veleta”, es decir, su gobierno hoy dice una cosa y mañana dice otra, ha reconocido que NO ve en el horizonte la posibilidad de una invasión rusa a su territorio y que, más bien, los “fake news” que sigue generando Occidente, con el aval de EE.UU., acerca de la tensa situación en Ucrania y eventuales tiempos de guerra, lo que está trayendo son pérdidas enormes en la economía ucraniana, a niveles de $ 3mil millones al mes, cosa que no hace la menor gracia al gobierno ucraniano y a su pueblo que, definitivamente, al igual que el pueblo ruso, quieren paz y no quieren guerra.

En medio de más provocaciones en las que la OTAN, que realiza ejercicios militares, también en el Mediterráneo, en claro desafío a Rusia, también EE.UU. sigue con su libreto injerencista y desestabilizador en la zona, con el ingreso en aguas territoriales rusas, de un submarino estadounidense, en días pasados, lo que se considera una grave violación del derecho internacional.

Pero, mientras Biden sigue azuzando la idea de que Rusia quiere invadir Ucrania, el presidente Putin y el canciller alemán Olaf Scholz se han reunido en el Kremlin, reunión estratégica por demás, en la que Scholz ha sido categórico al afirmar que la paz y la seguridad en Europa, NO se puede alcanzar sin el apoyo de Rusia.

 

La crisis de Ucrania no tiene que ver con Ucrania, sino con Alemania

Tomado de Cubadebate

Mike Whitney - Rebelión.- “El interés primordial de Estados Unidos., por el que hemos luchado en guerras durante un siglo (la Primera y la Segunda Guerra Mundial, y la Guerra Fría), han sido las relaciones entre Alemania y Rusia, porque unidos son la única fuerza que nos puede suponer una amenaza. Y para asegurarnos de que eso no ocurre”, George Friedman, presidente de Stratfor, en el Chicago Council on Foreign Affairs (Consejo de Chicago para Asuntos Mundiales).

La crisis de Ucrania no tiene nada que ver con Ucrania, sino con Alemania y, en particular, con un oleoducto que une Alemania con Rusia llamado Nord Stream 2. Washington lo considera una amenaza a su primacía en Europa y ha tratado continuamente de sabotear el proyecto. Con todo, el Nord Stream ha seguido adelante y ahora está totalmente operativo y listo para funcionar.

En cuando las instituciones alemanas concedan la certificación final empezará el suministro de gas. Los propietarios de viviendas y las empresas alemanas tendrán de una fuente fiable de energía limpia y barata, mientras que Rusia verá aumentar considerablemente sus ingresos provenientes del gas. Es una situación en que ambas partes salen beneficiadas.

Los altos cargos de la política exterior estadounidense no está contentos con esta situación. No quieren que Alemania dependa más del gas ruso porque el comercio genera confianza y la confianza lleva a expandir el comercio. A medida que las relaciones se vuelven más cálidas, se levantan más barreras aduaneras, se flexibilizan las regulaciones, aumentan los viajes y el turismo y se crea una nueva estructura de seguridad. En un mundo en el que Alemania y Rusia son amigos y socios comerciales no hay necesidad de bases militares estadounidenses, no se necesitan caros armamentos y sistemas de misiles fabricados en Estados Unidos ni tampoco se necesita la OTAN.

Tampoco hay necesidad de negociar en dólares estadounidenses un acuerdo de energía ni de acumular títulos del Tesoro de Estados Unidos para equilibrar las cuentas. Las transacciones entre socios comerciales se pueden llevar a cabo en las propias divisas, lo que provocará un fuerte descenso del valor del dólar y un cambio drástico en el poder económico.

Estos son los motivos por los que el Gobierno Biden se opone a Nord Stream. No es un simple oleoducto, es una ventana hacia el futuro, un futuro en el que Europa y Asia se acercan en una inmensa zona de libre comercio que aumenta su poder y prosperidad mutuos al tiempo que deja fuera a Estados Unidos. Unas relaciones más cálidas entre Alemania y Rusia señalan el fin de un orden mundial “unipolar” que Estados Unidos ha supervisado durante 75 años. Una alianza germano-rusa amenaza con precipitar el declive de la superpotencia que actualmente se acerca lentamente al abismo. Esa es la razón por la que Washington está decidido a hacer cuanto pueda para sabotear Nord Stream y mantener a Alemania dentro de su órbita. Es una cuestión de supervivencia.

Aquí es donde Ucrania entra en escena. Ucrania es el “arma elegida” por Washington para torpedear Nord Stream y abrir una brecha entre Alemania y Rusia. La estrategia está tomada de la primera página del Manual de Política Exterior de Estados Unidos bajo el epígrafe “Divide y vencerás”. Washington necesita crear la sensación de que Rusia supone una amenaza para la seguridad de Europa, ese es lo objetivo. Necesita mostrar que Putin es un agresor sediento de sangre y con un carácter muy irritable en el que no se puede confiar. Para lograrlo se ha encargado a los medios de comunicación la misión de repetir una y otra vez “Rusia planea invadir Ucrania”.

Lo que no se dice es que Rusia no ha invadido ningún país desde que disolvió la Unión Soviética, mientras que en ese mismo periodo de tiempo Estados Unidos ha invadido países o ha derrocado sus regímenes en más de 50 naciones y que Estados Unidos mantiene más de 800 bases militares en países de todo el mundo. Los medios de comunicación no informan de nada de esto, sino que ponen el foco de atención en el “malvado Putin”, que ha concentrado a unos 100.000 soldados a lo largo de la frontera ucraniana, lo que amenaza con sumir a toda Europa en otra guerra sangrienta.

Toda la histérica propaganda de guerra se crea con la intención de fabricar una crisis que se puede utilizar para aislar, criminalizar y, en última instancia, dividir Rusia en unidades más pequeñas. Sin embargo, el verdadero objetivo no es Rusia, sino Alemania.

Vean este extracto de un artículo de Michael Hudson publicado en The Unz Review: “La única manera que les queda a los diplomáticos estadounidenses de bloquear las compras europeas es incitar a Rusia a una respuesta militar y afirmar después que vengar esta respuesta es mucho más importante que cualquier interés económico puramente nacional”. Como explicó la perteneciente a la línea dura subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Victoria Nuland, en una rueda de prensa del Departamento de Estado el 27 de enero.

Está muy claro: el equipo de Biden quiere “incitar a Rusia a una respuesta militar” para sabotear NordStream, lo que implica que habrá algún tipo de provocación destinada a inducir a Putin a enviar sus tropas a través de la frontera para defender a las personas de origen étnico ruso en la parte oriental del país. Si Putin cae en la trampa, la respuesta será rápida y contundente. Los medios de comunicación vilipendiarán la acción como una amenaza para toda Europa, mientras que los líderes de todo el mundo denunciarán que Putin es el “nuevo Hitler”. Esta es, en pocas palabras, la estrategia de Washington y todo ello con un objetivo en mente: conseguir que para el canciller alemán Olaf Scholz sea políticamente imposible dar el aprobado final a NordStream.

Dado que conocemos la oposición de Washington a Nord Stream, los lectores se pueden preguntar por qué a principios de año el gobierno Biden presionó al Congreso estadounidense para que NO impusiera más sanciones al proyecto. La respuesta es sencilla: la política interna. En estos momentos Alemania está desmantelando sus centrales nucleares y necesita gas natural para compensar el déficit energético.

Además, la amenaza de sanciones económicas desagrada a los alemanes, que las consideran una señal de intromisión extranjera. “¿Por qué se entromete Estados Unidos en nuestras decisiones sobre cuestiones de energía?”, se pregunta el alemán medio. “Washington se debería ocupar de sus propios asuntos y no meterse en los nuestros”: esta es precisamente la respuesta que cabría esperar de cualquier persona razonable.

Y entonces, tenemos esta cita de Al Jazeera: “La mayoría de la población alemana apoya el proyecto, solo parte de la élite y de los medios está en contra del oleoducto (…). Cuanto más habla Estados Unidos de sanciones o critica el proyecto, más popular se vuelve entre la sociedad alemana, afirmó Stefan Meister, experto en Rusia y Europa del Este del Consejo Alemán de Relaciones Exteriores”.

De modo que la opinión pública respalda firmemente Nord Stream, lo que ayuda a explicar por qué Washington se ha decidido por una nueva estrategia. Las sanciones no van a funcionar, así que el Tío Sam ha pasado al Plan B: crear una amenaza exterior lo suficientemente grande como para que Alemania se vea obligada a bloquear la inauguración del oleoducto. Francamente, la estrategia huele a desesperación, pero la perseverancia de Washington es impresionante. Puede que vayan perdiendo por cinco carreras en la parte baja de la novena, pero todavía no han tirado la toalla. Van a hacer un último intento y ver si pueden avanzar.

El lunes el presidente Biden celebró su primera rueda de prensa conjunta con el canciller alemán Olaf Scholz en la Casa Blanca. El evento estuvo rodeado de un bombo sin precedentes. Se había organizado todo para fabricar un “ambiente de crisis” que Biden utilizó para presionar al canciller en dirección a la política estadounidense. A principios de esta semana la portavoz de la Casa Blanca Jen Psaki afirmó repetidamente que “era inminente una invasión rusa”.

A sus comentarios siguieron los del portavoz del Departamento de Estado, Nick Price, que afirmó que las agencias de inteligencia le habían proporcionado detalles de una supuesta operación de “falsa bandera” respaldada por Rusia que esperaban tuviera lugar en un futuro cercano al este de Ucrania. A la advertencia de Price siguió el domingo por la mañana la afirmación del asesor de seguridad nacional Jake Sullivan de que se podía producir una invasión rusa en cualquier momento, tal vez “incluso mañana”. Esto ocurría solo unos días después de que la agencia Bloomberg News publicara su titular sensacionalista y completamente falso de que “Rusia invade Ucrania”.

¿Pueden ver el modelos que se sigue aquí? ¿Pueden ver cómo se utilizaron todas estas afirmaciones sin fundamento para presionar al desprevenido canciller alemán, que parecía ajeno a la campaña que se dirigía contra él?

Como era de esperar, el golpe final lo asestó el propio presidente estadounidense. Durante la rueda de prensa, Biden afirmó rotundamente que “si Rusia invade (…) ya no habrá un Nord Stream 2. Acabaremos con él”.

Así pues, ¿Estados Unidos dicta ahora la política que debe seguir Alemania???

¡Qué arrogancia insoportable!

Al canciller alemán le sorprendieron los comentarios de Biden, que claramente no estaban en el guion original. Con todo, en ningún momento Scholz aceptó cancelar Nord Stream y se negó incluso a mencionar el gaseoducto por su nombre. Si Biden pensaba que podría forzar al líder de la tercera economía del mundo acorralándolo en un foro público, se equivocaba. Alemania sigue dispuesta a poner en marcha Nord Stream, independientemente de los posibles conflictos en la lejana Ucrania. Pero esto podría cambiar en cualquier momento.

A fin de cuentas, ¿quién sabe qué provocaciones podría estar planeando Washington en un futuro próximo?¿Quién sabe cuántas vidas están dispuestos a sacrificar abrir una brecha entre Alemania y Rusia? ¿Quién sabe qué riesgos está dispuesto a asumir Biden para ralentizar el declive de Estados Unidos y evitar que emerja un nuevo orden mundial “policéntrico”? Cualquier cosa podría ocurrir en las próximas semanas. Cualquier cosa.

Por ahora Alemania está en una posición de ventaja. Corresponde a Scholz decidir cómo solucionar el asunto. ¿Implementará la política que mejor sirva a los intereses del pueblo alemán o cederá al implacable pulso de Biden? ¿Trazará un nuevo rumbo que fortalezca nuevas alianzas en el agitado corredor euroasiático o apoyará las enloquecidas ambiciones geopolíticas de Washington?

¿Aceptará el papel fundamental de Alemania en un nuevo orden mundial en el que muchos centros de poder emergentes comparten en pie de igualdad la gobernanza global y en el que los dirigentes siguen comprometidos sin fisuras con el multilateralismo, el desarrollo pacífico y la seguridad para todos o tratará de apoyar el maltrecho sistema de la posguerra que ha superado a todas luces su vida útil?

Una cosa es segura: decida lo que decida Alemania, nos afectará a todos nosotros.

(Tomado de Rebelión)

 

¿Fake News? La invasión rusa de Ucrania que no sucedió

RT

Este martes falló el pronóstico de Bloomberg que puso el 15 de febrero como la fecha de la "invasión" rusa en Ucrania, citando "funcionarios familiarizados con el asunto". Medios occidentales hicieron todo lo posible para propiciar una guerra entre ambos países, pero el supuesto ataque no se hizo realidad, declaró la portavoz de la Cancillería de Rusia, María Zajárova.

Sin embargo, esa afirmación no fue la única noticia falsa publicada por la prensa occidental sobre la situación en torno a Ucrania. En particular, los reportes sobre una posible invasión de Moscú a Kiev se han venido intensificando en Occidente desde noviembre, cuando varios medios publicaron los presuntos planes para llevar a cabo dicha operación.

Algunas de las noticias falsas difundidas por medios y autoridades occidentales más destacadas incluyen la participación de miles de soldados rusos, suministro de sangre y materiales médicos, entre otras, que se detalla a continuación.

La 'invasión' prevé la participación de 100.000 militares rusos

La ola de desinformación empezó con la publicación de Bloomberg sobre un supuesto plan de la potencial "invasión" de Rusia a Ucrania que habría sido desvelado por la inteligencia estadounidense y que prevé la participación de 100.000 militares del país euroasiático.

Asimismo, la agencia de noticias señaló que Rusia realiza un reclutamiento de reservistas sin precedentes en la historia moderna de la nación. Según Bloomberg, decenas de miles de rusos en las reservas recibieron cartas de movilización, algo que no se veía desde la época soviética.

No obstante, el portavoz del presidente ruso, Dmitri Peskov, refutó los señalamientos del medio y declaró que este tipo de acusaciones contra Moscú podrían servir de "camuflaje" para los potenciales planes agresivos de Kiev de resolver la situación en Donbass por la fuerza.

'Rusia comienza a suministrar sangre a la frontera ucraniana'

El 29 de enero, Reuters reportó con referencia a tres funcionarios estadounidenses que Rusia comenzó a suministrar sangre y materiales médicos en la frontera ucraniana.

Por su parte, The Wall Street Journal señaló que el traslado de unidades médicas por parte de Rusia "no significa que se vaya a producir necesariamente un ataque", pero se considera una "condición previa" para una acción militar. 

No obstante, el Ministerio de Defensa de Ucrania refutó la información sobre el suministro de sangre. Desde el organismo aseguraron que los representantes oficiales de los países socios de Ucrania no han informado de ningún suministro de sangre y que el monitoreo de la situación "no registra ninguna actividad de este tipo". 

'Fecha y hora exacta de la invasión' 

Asimismo, varios medios especularon sobre la fecha de la invasión rusa a Ucrania. En noviembre, la agencia de noticias Krásnaya Vesná afirmó, citando las declaraciones del asesor del jefe de la Oficina presidencial ucraniana, Alexéi Arestóvich, que Rusia podría atacar el país vecino durante las fiestas católicas de Navidad. 

El pasado viernes, Politico reportó, con referencia a informantes anónimos, que el presidente de EE.UU., Joe Biden, durante una videoconferencia con aliados de la OTAN señaló al 16 de febrero como el día de inicio de la invasión rusa. Por su parte, Bloomberg publicó una nota donde aseveraba, citando a "funcionarios familiarizados con el asunto", que Rusia podría lanzar una guerra contra Ucrania el 15 de febrero.

Los tabloides británicos The Mirror y The Sun fueron más lejos, fijando la hora exacta del ataque ruso. Según The Mirror, las tropas rusas lanzarían la ofensiva a las 3:00 de la madrugada (hora local), el 16 de febrero. The Sun también indicó las 3:00 de la madrugada como la hora "más probable de la orden de Putin" para atacar al país vecino. Sin embargo, a falta del ataque del Kremlin, el medio introdujo cambios en su artículo para aclarar que la noche transcurrió sin incidentes ni guerras.

 

La histeria de “los amigos de Ucrania” le ha costado al país miles de millones de dólares

Inna Afinogenova

Tomado de Cubadebate

Desde que la maquinaria mediática empezó a anunciar el inminente ataque ruso contra Ucrania un día sí y otro también, Ucrania perdió más de 12 000 millones de dólares.

La histeria de “los amigos de Ucrania” la ha convertido en un sitio tan atractivo para inversores como Somalia… La moneda nacional está en caída libre.

Varios países anunciaron la retirada de sus misiones diplomáticas de Kiev. Varias aerolíneas de la Unión Europea y de Estados Unidos cancelaron vuelos al país, instaurando una especie de bloqueo aéreo. Hasta la aerolínea nacional ucraniana tuvo que sacar sus aviones fuera del país porque así se lo exigieron los arrendadores: nadie quiere asegurar nada en una “zona de guerra”.

Algunos representantes de las élites ucranianas ya salieron rumbo a Europa. Algunas redacciones sacan a sus periodistas fuera del país. Estos se van tristes, llevándose “un trocito de Ucrania en el corazón”. Ya animarán a la gente a luchar contra el “agresor” desde una distancia prudente. Y también a morir, para tener algo más dramático que contar, claro.

El “agresor” lleva más de 100 días sin presentarse a la guerra.

¿Así es como los amigos de Ucrania la salvan del “agresor”?

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