Gustavo de la Torre Morales* - Cubainformación.- Este 28 de septiembre es una fecha de familias, de pueblo, de reafirmación en la defensa de la Patria, de consagrar la soberanía del país y su proceso político, a pesar de las dificultades que se viven.


“¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra!”

Después que Fidel Castro, en su papel de Primer Ministro de Cuba, hiciera estremecer el hemiciclo de las Naciones Unidas, con un contundente discurso que dejó al desnudo a los que belicistas, guerreristas y colonizadores (el imperialismo), fue recibido por el pueblo de Cuba, que se congregó frente al entonces Palacio Presidencial, hoy Museo de la Revolución.

Mientras Fidel hablaba al pueblo, se escuchó el estruendo de varios petardos, siendo esto otra acción de la contrarrevolución. La respuesta del pueblo fue inmediata, de rechazo y condena. Entonces Fidel comentó:

“Ese petardito ya todo el mundo sabe quién lo pagó, son los petarditos del imperialismo.  Creen...  claro, mañana le irán a cobrar a su señoría y le dirán, le dirán: “Fíjate bien, fíjate bien, en el mismo momento en que estaban hablando del imperialismo sonó el petardo””

¡Qué ingenuos son! ¡Si por cada petardito que pagan los imperialistas nosotros construimos quinientas casas! ¡Por cada petardito que puedan poner en un año, nosotros hacemos tres veces más cooperativas! ¡Por cada petardito que paguen los imperialistas, nosotros nacionalizamos un central azucarero yanqui! ¡Por cada petardito que pagan los imperialistas, nosotros nacionalizamos un banco yanqui! ¡Por cada petardito que pagan los imperialistas, nosotros refinamos cientos de miles de barriles de petróleo! ¡Por cada petardito que pagan los imperialistas, nosotros construimos una fábrica para dar empleo a nuestro país! ¡Por cada petardito que pagan los imperialistas, nosotros creamos cien escuelas en nuestros campos! ¡Por cada petardito que pagan los imperialistas, nosotros convertimos un cuartel en una escuela! ¡Por cada petardito que pagan los imperialistas, nosotros hacemos una ley revolucionaria! ¡Y por cada petardito que pagan los imperialistas, nosotros armamos, por lo menos, mil milicianos!”

Estas palabras la Revolución las hizo realidad: convirtió cuarteles en escuelas (que también llevó a las zonas intrincadas del campo y las montañas), nacionalizó los centrales, creó cooperativas y fábricas para producir y poner los recursos en función de las necesidades de la nación, construyó casas y fundó nuevos pueblos, movilizó la economía nacional, llevó la educación y la salud a todos los rincones del país y también estableció las nuevas leyes de la Revolución que puso el poder en manos del pueblo trabajador y revolucionario.

Pero Fidel en ese mismo discurso del 28 de septiembre, frente a la vil agresión, continuó su discurso con la idea de organizar al pueblo:

“Estos ingenuos (refiriéndose a la contrarrevolución) parece que de verdad se han creído eso de que vienen los "marines", y que ya está el café colado aquí.  Vamos a establecer un sistema de vigilancia colectiva, ¡vamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva! Y vamos a ver cómo se pueden mover aquí los lacayos del imperialismo, porque, en definitiva, nosotros vivimos en toda la ciudad, no hay un edificio de apartamentos de la ciudad, ni hay cuadra, ni hay manzana, ni hay barrio, que no esté ampliamente representado aquí.  Vamos a implantar, frente a las campañas de agresiones del imperialismo, un sistema de vigilancia colectiva revolucionaria que todo el mundo sepa quién vive en la manzana, qué hace el que vive en la manzana y qué relaciones tuvo con la tiranía; y a qué se dedica; con quién se junta; en qué actividades anda.  Porque si creen que van a poder enfrentarse con el pueblo, ¡tremendo chasco se van a llevar!, porque les implantamos un comité de vigilancia revolucionaria en cada manzana..., para que el pueblo vigile, para que el pueblo observe, y para que vean que cuando la masa del pueblo se organiza, no hay imperialista, ni lacayo de los imperialistas, ni vendido a los imperialistas, ni instrumento de los imperialistas que pueda moverse.”

Esta es la idea que fue convertida en realidad y los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) han puesto, durante estos 60 años, en jaque tanto al imperialismo como a sus instrumentos usados como mercenarios. A esos mismos a quienes George W. Bush quiso edulcorar llamándole “disidencia” y que la prensa capitalista trata de lavarle la cara como “defensores de la democracia, la libertad y los derechos”; pero no son más que títeres de los intereses imperialistas; porque para lo único que han servido estos elementos es para carnaza para crear desorden social y las constantes campañas mediáticas de engaños y mentiras que se lanzan contra Cuba, han sido los vividores que reclaman recrudecer mucho más el ilegal y criminal bloqueo económico.

El imperialismo ha creado y financiado una ficticia “oposición” que lo único que hace es crear conflictos para alimentar a la prensa amarilla capitalista y el establecido guion anticubano contra los logros del socialismo.

Los CDR son un espacio del pueblo, que también ha servido para los necesarios debates, discusiones, propuestas de ideas y rendiciones de cuentas de directores de empresas y entidades Ministeriales del Estado. ¿En cuál otro país la gente común puede señalar las deficiencias y exigir respuestas directamente a los dirigentes? Cuba es escuela en eso. Por estas mismas razones y, además, por ser garante de la Revolución, los CDR también han puesto en jaque a la delincuencia, a los oportunistas, estafadores, ladrones, embaucadores, a quienes intentan vivir a costa del esfuerzo del pueblo trabajador y que, en muchas ocasiones, también se prestan a ser instrumentos de manipulación de la realidad cubana.

Pero el imperialismo no cesa de buscar vías para tratar de dañar a la Revolución y la unidad del pueblo. Desde hace algunas décadas, ha recurrido a la apropiación de vocablos usados históricamente por el pueblo defensor de la Patria y tergiversar el verdadero uso de éstos. Un ejemplo es el vocablo “chivato”: un adjetivo que usaron los mambises, en la gesta independentista, para señalar a los delatores que trabajaban al servicio de ejército español y también fue usado por las fuerzas revolucionarias en la época neocolonial, principalmente durante las criminales dictaduras de Gerardo Machado y Fulgencio Batista, para señalar a traidores que trabajaban para torturadores y asesinos.

Sin embargo, bajo órdenes del imperialismo, la delincuencia y la contrarrevolución han tratado de hacerlo “usual” para señalar a quienes desde el barrio cuidan de la tranquilidad ciudadana, de la propiedad privada y social, a quien denuncia y señalan al delincuente que roba, embauca, viola, abusa, destruye, estafa y malversa con bienes del pueblo o se dedica a la subversión.

El pueblo cubano conoce bien quienes son estos elementos, tiene claro que los CDR son un bastión en defensa de la soberanía de Cuba y en defensa de los derechos de la nación. El pueblo cubano tiene claro que estos grupúsculos de la “disidencia” son mercenarios que trabajan para ese imperialismo que durante 60 años ha impuesto una política hostil contra Cuba, autor de atentados, asesinatos, de guerra bacteriológica contra cultivos, animales y personas, el mismo que impone ilegalmente un criminal bloqueo.

Pero como dijo Fidel en aquella ocasión, “están jugando con el pueblo y no saben todavía quién es el pueblo; están jugando con el pueblo, y no saben todavía la tremenda fuerza revolucionaria que hay en el pueblo.”

Esta fecha es para conmemorar que desde hace ya 60 años el pueblo cubano decidió su camino, construir el socialismo, y su bregar lo celebra en esta fecha con fiestas en todos los barrios, con música, bailes, risas, alegrías y, no faltará su consigna: ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!

* Presidente de la Federación de Asociaciones de Cubanos Residentes en España.

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