María Elena Balán - Cuba Internacional.- Que uno de cada cinco niños en edad escolar en el mundo no vaya a la escuela llama a la reflexión, y si a esa cifra sumamos que existen más de 800 millones de adultos analfabetos, lo cual supera el 12 % de la población mundial, entonces los datos son más alarmantes. Aunque la UNESCO planificó que en el ano 2015 fuera una realidad la aspiración de  Educación para Todos, ante el hecho de no poder cumplir ese propósito, lo extendió hasta el  2100.


En medio de tanta bruma, un rayito de esperanza va llegando a diversas latitudes mediante el método cubano Yo sí puedo, el cual utiliza la televisión, el video y las cartillas, con el apoyo de una persona con conocimientos que funge como facilitador.

Está demostrado que en siete semanas se pueden adquirir habilidades de lectura y escritura, con la ventaja de que es adaptable a todas las lenguas y respetuoso de las culturas locales, sin necesidad de un maestro propiamente dicho y a un costo integral bajo.

Yo sí puedo ha dejado de ser un método para transformarse en un programa alfabetizador que garantiza una alta calidad educativa en las localidades de los más de 15 países donde se aplica en América Latina, Caribe, África y Oceanía.

Fue creado por la profesora cubana Leonela Reyes sobre la plataforma de experiencias que se obtuvieron en Cuba al llevarse a cabo en 1961 su propia campaña alfabetizadora sobre un millón de personas analfabetas.

Existen ejemplos actuales como el de Venezuela que el 28 octubre de 2005 se declaró libre de analfabetismo, un proceso que incluyó a los que antes habían interrumpido estudios de primaria.
Las etnias indígenas venezolanas se beneficiaron con el método cubano Yo sí puedo y disponen de sus cartillas propias para alfabetizar, experiencia que se aportó posteriormente al pueblo de Bolivia.

El programa para alfabetizar a los necesitados en el altiplano boliviano abarca especialmente a 34 pueblos indígenas. El propósito es erradicar el analfabetismo en 30 meses con la colaboración de las instituciones sociales.
En Ecuador por su parte, en unos ocho meses se alfabetizaron 20 000 conciudadanos, lo que ha permitido expandir la alfabetización a 54 municipios de 16 provincias.

Han trascendido igualmente los avances  experimentados en Mozambique, Nueva Zelanda, Colombia, Haití, y otras naciones donde se introdujo el método antillano, que ha posibilitado alfabetizar a más de 1 millón de iletrados.

Argentina es otra de las naciones donde más de 2 000 pobladores han aprendido la lecto-escritura gracias a este proceder.

De ese país sudamericano recordamos las palabras de Claudia Campa, coordinadora del Frente internacional de alfabetización, quien expresó:

"La clave de este método no es sólo combinar números con letras y su apoyo audiovisual, lo que sobre todo tiene es el amor con que fue concebido, son los sueños que trae consigo y la fuerza moral del pueblo que lo engendró. El Yo sí puedo es una luz de esperanza para los olvidados de la Tierra y algún día no muy lejano, cuando se escriba de una América Latina unida, estará entre las páginas más importantes de esa historia."


La Cátedra de Alfabetización y Educación para Jóvenes y Adultos del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC) de Cuba, recibió el premio de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), por su programa Yo sí puedo.

José Martí, nuestro Héroe Nacional, destacaba en uno de sus preceptos que sólo siendo cultos seremos libres.

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