José Zepeda.-  Con motivo del mensaje publicado este martes en la edición digital del diario oficial de Cuba, Granma, en el que Fidel Castro renunciaba a la presidencia de Cuba y al cargo de Comandante en Jefe, José Zepeda ha entrevistado a Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatique y autor, entre otro muchos, del libro 'Fidel Castro: biografía a dos voces'.

José Zepeda: ¿era esperable este mensaje de Fidel Castro?


Ignacio Ramonet: Digamos que no es una sorpresa. Todas las personas, todos los analistas, que estaban siguiendo la evolución de la situación política en Cuba, sabían que una decisión tenía que tomarse ahora. ¿Por qué ahora? Sencillamente porque acaba de haber elecciones legislativas en Cuba. El nuevo Parlamento se reúne por primera vez el próximo domingo, 24 de febrero, y era importante saber qué decisión iba a tomar Fidel Castro. Porque, obviamente, si se presentaba en el Parlamento, hubiese sido elegido como miembro del Consejo de Estado, y al ser miembro del Consejo de Estado, hubiese sido naturalmente elegido presidente del Consejo de Estado. Es decir, para un nuevo mandato, y ahora está terminando su último mandato de 5 años.

Era el momento decisivo. Además, ya habíamos oído y leído, en textos que acaba de publicar Fidel Castro en las semanas precedentes, en particular uno en el que dirigiéndose a sus electores,-que lo acababan de elegir-, y agradeciéndoles su elección, les decía que se disculpaba porque no había podido hacer campaña electoral en el terreno -él es elegido por una circunscripción de Santiago de Cuba-, en razón de su estado físico. Y agregó, "mi estado físico no me permite, en este momento, nada más que escribir". Era obvio que reconocer esta limitación física, hacía deducir que no iba a aceptar de nuevo el cargo de Jefe de Estado, que supone, evidentemente, el tener todas sus facultades físicas, no sólo mentales, sino físicas, para desplazarse, ver los problemas, encontrarse con la gente, etc. Creo que por consiguiente, honesta y lógicamente, ha tomado esta decisión en el buen momento.

J.Z.: Si uno tuviese que buscar algún mínimo común denominador de lo que han sido las primeras reacciones a la carta de Fidel Castro, podría decir que reproducen un sentimiento que ha venido creciendo fuera del país, no sólo dentro, en el sentido de que se vienen cambios ¿Usted comparte esta impresión de que va a haber cambios en la isla?
I.R.: Creo que es una perogrullada . ir que cuando cambia un presidente hay cambios. Es obvio. En Estados Unidos, cualquiera que sea el próximo presidente será diferente del precedente, pero también habrá una gran continuidad. En Francia ha habido una elección en la continuidad del mismo partido, pero en realidad es una política diferente la que se está haciendo con respecto al mandato anterior. Por consiguiente, en Cuba, es obvio que va a haber cambios. Si eso significa que va a haber un cambio espectacular, y que las nuevas autoridades van a darle la espalda, digamos, a la política que se está llevando a cabo desde hace años, evidentemente es un error.

Todo lo que ocurre en términos políticos en Cuba, está muy determinado por la presión cotidiana que ejercen los Estados Unidos sobre la isla.
En cambio, lo que sí podemos afirmar, es que si las elecciones americanas conducen a la elección, por ejemplo, de un candidato o una candidata demócrata, es posible que se cree una atmósfera diferente en este contexto, que permita avanzar, hacia la proposición que Raúl Castro, en este período de ejercicio provisional de la jefatura de Estado, ha hecho varias veces cuando, dirigiéndose a las autoridades americanas, les ha pedido que se sienten con las autoridades cubanas en una mesa de negociación y que se ponga sobre ella el conjunto de los problemas que dividen, separan y enfrenta a estos dos países, para resolver de manera civilizada y negociada esas diferencias. Para avanzar hacia una etapa nueva. Si esto se hace, obviamente podemos imaginar que si el candidato demócrata, Barak Obama, fuese elegido, él que ha declarado de manera pública que si es elegido discutirá, conversará, con los "adversarios", los "enemigos" de los Estados Unidos, -y ha citado a Irán, y ha citado al presidente Chávez de Venezuela, y ha citado a las autoridades cubanas-, entonces, sí que podemos imaginar que esta elección puede traducirse por cambio importantes en Cuba.

J.Z.: Mientras eso no ocurra, no va a suceder lo que por ejemplo, dice el partido socialista español, que ojalá que esta renuncia vaya acompañada de apertura democrática en la isla...
I.R.: N pienso que en Cuba, mientras la presión de los Estados Unidos se mantenga, los cubanos -las autoridades cubanas- acepten debilitar el frente de resistencia tal como ellos lo conciben. Es decir, con la idea de que lo que permite la resistencia cubana desde hace 50 años es la unidad y la unidad pasa por el partido único. Por consiguiente, si se entiende por democracia el discutir abiertamente todas las dificultades y todos los problemas que pueden existir en Cuba, -en particular en la vida cotidiana, económica, política- eso ya se está dando porque sabemos que en este momento, en Cua hay miles de encuentros, de debates y de intercambios. Y algunos han sido retomados por su espectacularidad, por su claridad de abordar problemas concretos frente a las autoridades más importantes del país. Esto sí que se puede dar. Ahora, si se entiende por apertura democrática, por ejemplo, la creación, la autorización de partidos políticos diferentes, yo creo que esto no se va a dar en el actual contexto.

Evidentemente, en un contexto en que no existiese el bloqueo económico ejercido por los Estados Unidos, o el embargo económico, en el que las relaciones de Cuba con los Estados Unidos, con los aliados de los Estados Unidos, fuesen mucho más normalizadas, quizá se puede imaginar una evolución diferente. Pienso que las autoridades cubanas han abandonado y apartado cualquier evolución de tipo, digamos, para poner un ejemplo, de lo que ocurrió en la Unión Soviética con lo que se llamó la Glasnost o la Perestroika de Gorbachov.

Por eso muchos observadores dicen, "puede haber una evolución como la de China o la de Vietnam". Es posible. Pero, sobre todo lo que va a haber es una evolución a la cubana porque, precisamente, esta es la singularidad de la experiencia política cubana y en particular con la intensificación de las relaciones con los demás países latinoamericanos. Hay que darse cuenta de que el contexto de las relaciones cubano-latinoamericanas nunca ha sido tan favorable para Cuba. Es decir, nunca Cuba se ha encontrado en una situación de política internacional en la que hay la posibilidad de tener relaciones muy intensas, económicas, culturales, de todo tipo, con países latinoamericanos de la importancia de Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Chile y Nicaragua, en la medida en que Cuba tiene buenas relaciones, pero además, ha intensificado relaciones comerciales, culturales y de intercambio de servicios, con Venezuela, Bolivia y Nicaragua, en el marco del ALBA. Por otra parte, es un país que está asociado hoy día al MERCOSUR, que reúne evidentemente a Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, y que tiene como miembros asociados a otros países como Chile.

J.Z.: Mencionaba usted estos miles de encuentros donde se discuten las interioridades de la vida en Cuba, y efectivamente, tal como dice, hay algunos momentos espectaculares que ha retomado la prensa internacional. Usted está muy al tanto que en muchos de estos encuentros, hay un reclamo por cambios y que no son precisamente aquellos disidentes a los cuales se les señala con la punta del dedo, diciendo que pueden haber estar comprados por el dinero de los Estados Unidos. Estamos hablando de ciudadanos de a pie de Cuba que están pidiendo un cambio...
I.R.: Sí, absolutamente. Ciudadanos de a pie, trabajadores, estudiantes, que en todos estos encuentros han planteado el inventario completo de las dificultades de la vida en Cuba. Dificultades en términos de alimentación, en términos de alojamiento, en el sector del transporte, económico -en la existencia de la doble moneda-, en el desplazamiento para viajar al extranjero. Todos esos temas han sido abordados y creo que las autoridades, en particular en el período que acabamos de vivir, y en el nuevo que se abre, esencialmente han querido darle más importancia a tratar de resolver esos aspectos que a consideraciones de política internacional o de geopolítica.

Lo que ha caracterizado estos 18 meses de gobierno, presidido en la práctica por Raúl Castro, ha sido eso esencialmente. Y ha habido varios discursos en ese sentido, es decir, hay que hacer cambios, hay que hacer cambios estructurales, hay que corregir una serie de actitudes que no están en acuerdo con lo que conviene al país. En particular, por ejemplo, hay que poner el campo a producir. La agricultura cubana no está produciendo suficientemente para alimentar. No hay por consiguiente soberanía alimentaria, hay toda una serie de problemas concretos y el transporte sigue siendo una dificultad cotidiana.

En ese sentido ha habido la importación de miles de autobuses de China, y que están transformando ya la vida cotidiana de los cubanos. Yo pienso que se entra ahora en un período nuevo en el que un equipo, muy pragmático, en un contexto más sosegado, en el que aunque Cuba sigue sometida al embargo comercial de los Estados Unidos, sin embargo tiene muchas y muy variadas relaciones, en particular con América Latina.

Pero no sólo excelentes relaciones comerciales con China, excelentes relaciones económicas y comerciales con Vietnam, con Irán, con muchos países europeos también. Entonces, en un contexto más sosegado. En un contexto que permite precisamente ahora, atacar a estos problemas concretos de la vida cotidiana. Y es posible, evidentemente, que estos problemas también tengan que ver cómo se resuelven. Quizá un pedido no sólo de bienes materiales, sino también de otro tipo de aspiraciones de la sociedad cubana.

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