Luis Raúl Vazquez Muñoz - Juventud Rebelde.- Parece un campesino, aunque no está en el surco. Yoandris Garrido Pompa respira hondo para controlar la respiración. A su alrededor están las últimas casas de la ciudad de Ciego de Ávila y los autos pasan por una calle cercana.

«Un contenedor refrigerado no es mucho problema», comenta con el pecho agitado y las ropas manchadas de fango rojo. «Un envío de 540 sacos de viandas se pueden acomodar en 45 minutos. Eso no demora mucho».


Un poco antes, Yoandris y sus cinco compañeros de brigada del Establecimiento de Beneficio y Envío de la Empresa Provincial de Acopio en Ciego de Ávila cargaron, dentro de un contenedor, unos 500 quintales de boniato en menos de una hora.

«Cada saco pesa entre 75 y 80 libras», explica. «En los cuatro años de estibador, uno aprende que no se puede fajar con los sacos. Hay que seguirles el impulso al cargarlos. Lo más difícil es el lleva y trae con el saco arriba. Eso sí te saca el aire del cuerpo».

«¿Y para dónde van esos boniatos?», le preguntan. «¿Esos? —responde—; para Santiago de Cuba y los del otro día, para La Habana. Y las papas que vamos a montar ahorita del Frigorífico, se van para Santiago». Se limpia la frente de sudor y se ríe: «Aquí hay trabajo para un buen rato, compadre».

 

El ritmo constante
Después del paso de Ike y sus daños en la agricultura, los trabajadores del Establecimiento de Beneficio y Envío vieron cómo los estimados de acopio se redujeron en la provincia. A lo mejor pensaron que las faenas serían menores, pero no fue así.

«Antes del ciclón en la unidad teníamos un plan de transportación mensual de 50 000 quintales de productos. Ahora, por el momento, los envíos no son como antes, pero continúan siendo grandes», explica Walterio Alfonso Martin, director del establecimiento.

En septiembre, a raíz del paso de Ike, desde Ciego de Ávila salieron cerca de 100 000 quintales de productos agrícolas hacia territorios como Pinar del Río, Ciudad de La Habana, Matanzas, Sancti Spíritus, Camagüey y las demás provincias orientales, excepto Guantánamo.

El nivel de trasiego continuó, pese al daño en los cultivos. En el mes de octubre el plan de envío se fijó en 5 100 quintales de plátano y hoy se cumple en un 70 por ciento, según datos de la Empresa Provincial de Acopio.

«Por las noches el ritmo de carga es mayor», reconoce Giubel Rodríguez Rivero, director provincial de Acopio. «El apoyo grande ha venido de otras empresas, como TRANSMINAZ y la Unión de Camiones. Eso ha dado mucha agilidad. Hoy el nivel de salidas —sin mencionar los contenedores refrigerados que viajan por tren a Santiago de Cuba— está en unos 15 vehículos diarios».

Noviembre se dibuja parecido. De acuerdo con el comportamiento de las empresas productoras, el país fijó el pronóstico que de Ciego de Ávila deben enviarse 5 550 quintales de plátano fruta a varias provincias durante el próximo mes.

«Ahora nos toca seguir el estimado de ese renglón, entre otros», expresa Walterio. «Cuando esté, lo enviamos al destino fijado por el balance nacional. Sí seguimos una línea: como podemos comprar producciones en otras provincias, tratamos que los camiones no regresen vacíos a las placitas de Ciego de Ávila. Si van a Sancti Spíritus, deben retornar con algo. Ayer lo hicieron con arroz».

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