La producción local de materiales de la construcción va en ascenso nacionalmente y evidencia que es la vía acertada para solucionar la edificación de viviendas por esfuerzos propios, según los resultados de comprobaciones efectuadas en 13 provincias.

Germán Veloz Placencia - Granma.- La producción local de materiales de la construcción va en ascenso nacionalmente y evidencia que es la vía acertada para solucionar la edificación de viviendas por esfuerzos propios, según los resultados de comprobaciones efectuadas en 13 provincias.


Manuel Tomás Vázquez, jefe del Grupo Nacional de Producción Local y Venta de Materiales de la Construcción, lo aseguró durante un intercambio con periodistas, a quienes reveló la fortaleza de los renglones de plástico, subprograma en el que sobresalen Villa Clara y Holguín.

Por esta vía hoy es posible sustituir importaciones de tubos, mangueras y conexiones de diferentes tipos. “Empleamos productos reciclados, seleccionados por los establecimientos de la Empresa de Recuperación de Materias Primas, que asegura las 2 300 toneladas requeridas para el plan del año”, argumentó.

“Para incrementar la cantidad y calidad de los surtidos, en provincias como Santiago de Cuba, Granma y Pinar del Río queda por mejorar los equipos en proceso de fabricación bajo el concepto de máquinas criollas, a partir del empleo de recursos procedentes de centrales y otras industrias en desuso. Contamos con el apoyo de innovadores destacados y los gobiernos municipales”.

Acerca de los materiales para levantar paredes, planteó que en el transcurso del año pasado la producción registró 23 millones de bloques de hormigón, 5 de ellos confeccionados mediante moldes manuales, en máquinas sencillas.

“En los elementos de piso, apuntó, nos acercamos a los 900 mil metros cuadrados, principalmente de baldosas y mosaicos”.

Sin embargo, los áridos son la asignatura pendiente, porque existen capacidades, pero no se explotan a fondo, aseveró.

Al exponer las vías para revertir la situación, precisó que se debe dar mayor uso a los molinos criollos, que no son pocos, y pueden producir individualmente cada día 8 o 10 metros cúbicos.

Recordó que para la alimentación de esas máquinas es posible auxiliarse del sector productivo no estatal, donde existe un nomenclador legal, que es el recolector de materias primas naturales, a quien las entidades estatales pueden comprar las piedras de potreros, con el fin de procesarlas.

En su opinión, esa actividad también beneficia a la agricultura porque generalmente se emplea transporte rústico, casi siempre de tracción animal, lo que contribuye al ahorro de combustibles.

“Estamos convencidos de que la gran industria de materiales de la construcción tiene que priorizar los problemas que definen el desarrollo del país, al tiempo que la industria local es determinante para otros como la vivienda”, reiteró.

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