Arthur González - Heraldo Cubano.- En febrero del 2011 los académicos de origen cubano Uva de Aragón (Universidad Internacional de la Florida), Jorge Domínguez (Universidad de Harvard), Jorge Duany (Universidad de Puerto Rico) y Carmelo Mesa-Lago (Universidad de Pittsburgh) realizaron un estudio al que denominaron “La Diáspora Cubana en el siglo XXI”, bajo el auspicio del Instituto de investigaciones cubanas de la Universidad Internacional de la Florida.


A ellos se sumó en el mes de marzo Orlando Márquez, director de la revista Palabra Nueva de la Arquidiócesis católica de La Habana y Juan Antonio Blanco, del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de la Florida, quien actuó como coordinador del trabajo de la Comisión y fue también coautor del texto.

Al leer el estudio me saltaron algunas dudas, recuerdos imborrables y hasta preguntas sobre algunos hechos de nuestra historia que no se reflejan a plenitud o se soslayan.

No dudo de la buena voluntad de sus autores ni de su preocupación sana por el futuro de nuestra patria, que como soñara José Martí es de todos y para el bien de todos, pero me gustaría exponer algunas opiniones, ya que al igual que ellos solo soy un cubano más.

La revolución cubana nunca ha ignorado a su comunidad residente en el exterior, la cual fue y sigue siendo diversa.

Desde que éramos colonia española, siempre tuvimos cubanos residiendo en cualquier parte del mundo, por eso no es casual que una hija de Karl Marx se casara con un cubano o que el médico que atendió en su lecho de muerte al Emperador Napoleón fuera cubano y muchos ejemplos más.

Todo ciudadano nacido en una isla tiene el mismo deseo de visitar tierra firme y conocer que hay más allá del horizonte.

Los que nacieron y viven en los continentes también emigran a otras provincias, estados e incluso a varios países por diversas causas, como pasa dentro de los EE.UU., Francia, Alemania, España y otros más al igual que hacen los isleños, aunque a ninguno de estos mencionados se le ha estimulado desde el exterior a abandonar su patria como hemos sufrido y aun lo hacemos los cubanos de Cuba.

Es cierto que la oleada de inmigrantes después de 1959 creció como ninguna de las anteriores, pero a decir verdad no fue el proceso revolucionario quien la provocó, a nadie se le desterró ni se le obligó a dejar su terruño, sabemos muy bien de la conformación en los EE.UU. de campañas mediáticas para lograrlo.

Los primeros que salieron en 1959 fueron los más comprometidos con el régimen batistiano, los asesinos, torturadores y los que se enriquecieron robándole al pueblo. Casi todos lo hicieron de forma ilegal por vía aérea y marítima, sin permiso de salida.

En este aspecto, resulta muy conveniente aclarar que no fue la Revolución de Fidel Castro la autora del tan manipulado Permiso de Salida de Cuba, sino el propio presidente Fulgencio Batista y era otorgado por el Ministerio de Estado bajo las disposiciones del Decreto Ley No. 1463 del 10 de junio de 1954; permiso que se mantuvo después del 59, para evitar la fuga de las personas reclamadas por la justicia por crímenes y otros delitos mayores, los que fueron acogidos por EE.UU, sin reparos, entre ellos Esteban Ventura, Carratalá, Orlando Mas Ferrer y otros, bien conocidos por los cubanos de aquí y de allá.

Fue precisamente la maquinaria mediática creada y financiada por el gobierno norteamericano la que estimuló la salida del país de más de 14 mil niños sin sus padres, a partir de un plan macabro ideado por la CIA, donde hicieron creer que se les quitaría la patria potestad a los padres y se enviarían a sus hijos a la URSS, para lavarles el cerebro, plan conocido como “Operación Peter Pan”.

En el documental de la cineasta norteamericana Estela Bravo se recogen las declaraciones de una de sus principales promotoras, la agente CIA Leopoldina Grau Alsina, “Polita”, sobrina de Ramón Grau San Martín, ex presidente de Cuba, la misma que años más tarde planificó el asesinato de Fidel Castro con pastillas de veneno enviadas por la CIA.

Después de esto, el gobierno norteamericano le negó la visa de entrada a los casi 28 mil padres, con el fin de crear situaciones internas adversas para el gobierno cubano y que se sumaran a las actividades subversivas que concibió la CIA, mediante la conformación de más de trescientas redes para llevar a cabo sabotajes contra la economía y sembrar el terror.

Eso es historia pero fue el inicio del proceso desgarrador de nuestra sociedad, ahí está el “Plan de Acción Encubierta”, firmado en marzo de 1960 por el presidente Eisenhower con todos los detalles, siendo el origen de muchas de las acciones que aun hoy en el siglo XXI está sufriendo el pueblo cubano.

A partir de esa negativa de visas se iniciaron las masivas salidas ilegales del país y el recibimiento como héroes de los que llegaban a buscar a sus hijos, repartidos entre orfanatos, instituciones religiosas y algunas familias de buenos sentimientos que los acogieron.

Fue así que comenzó la formación de la comunidad cubana en Miami y no por que salieran huyendo del comunismo como se trata de hacer creer, sino en la búsqueda desesperada de sus hijos y la división dolorosa de nuestras familias por una acción criminal de la CIA.

El gobierno cubano, ante el creciente número de salidas ilegales y la acogida brindada por los EE.UU., decidió abrir el puerto de Camarioca en Matanzas.

Ante la cantidad de inmigrantes ilegales que se acumulaban en su territorio, el gobierno norteamericano dictó en 1966 la conocida Ley de Ajuste Cubano, para evitar tantas transgresiones a sus leyes migratorias, por ser un tema que siempre ha sido para ese país de alta sensibilidad, dada su amplia frontera con México.

Durante 53 años Cuba ha recibido constantes ataques provenientes de la comunidad radicada en territorio norteamericano, empezando por la invasión militar por Playa Girón y muchos más, que han dejado un buen saldo de muertos, heridos, viudas y huérfanos por doquier; eso no puede borrarse por decretos y más aun cuando mucho de sus autores están libres y sin ser juzgados, con tratamiento de héroes y reconocimientos públicos, como son los casos deLuis Posada CarrilesOrlando BoschCarlos Alberto Montaner, por solo citar tres nombres bien conocidos.

En enero de 1962, el presidente J.F. Kennedy firmó otro Plan de Acción Encubierta contra Cuba, para vengarse de la aplastante derrota sufrida en las playas de Bahía de Cochinos, en el cual diseñó e implementó la criminal Guerra Económica, que no es un embargo bilateral como suelen decir, pues en el Plan dice claramente que es Guerra Económica para evitar la satisfacción de las necesidades del pueblo por el gobierno, unido con acciones de Guerra Sicológica para hacerle creer que el gobierno es incapaz de satisfacerlas.

Por supuesto que ante tantas limitaciones y penurias, unido al estímulo constante de emigrar que hacían y hacen las radioemisoras creadas y financiadas con el presupuesto oficial de los EE.UU., sumando el tratamiento diferenciado y beneficioso que se le brinda a todo el que llegue allá, trae como resultado que la emigración no se detiene. A ningún país latinoamericano le hacen eso y aun así la emigración de México, República Dominicana, Honduras, Salvador, Haití, Guatemala y otros más, es constante, no para y es aun mucho mayor que la cubana, pero esos movimientos migratorios no se politizan.

La fragmentación de los cubanos se inició así y continuará mientras no cambie la política norteamericana, con el consiguiente apoyo a cientos de grupos, fundaciones y partidos, radicados al sur de la Florida con el fin de derrocar a la Revolución.

A todo esto se sumó otro Plan de Sabotajes a la economía cubana, recogido en el volumen XI de las Relaciones Exteriores de los EE.UU. de 1961 al 63. Solo leerlo produce escalofríos, e incluso para las personas con más imaginación resulta increíble como una islita pequeña pudo resistir tantos embates y atropellos del país más poderoso del mundo moderno.

La historia no paró aquí, siguieron los ataques. Virus, bacterias, plagas causantes de enfermedades, aumentaron los muertos y el sufrimiento para las familias cubanas.

Otros planes siguieron a los anteriores, la ley Torricelli, la Helms Burton y el Acta de la Comisión para una Cuba libre, mantienen una apretada cadena al cuello de los cubanos de aquí y también a los de allá.

No obstante, Cuba no se negó, ni lo hace hoy, para sostener un diálogo respetuoso con su poderoso vecino del norte, de ese que José Martí nos alertaba en 1895 antes de caer en combate, pero bajo un estricto tratamiento de igualdad y respeto mutuo. Aceptamos hablar y lo hicimos discretamente en 1978, pero no avanzamos porque cuestionaron nuestro apoyo al pueblo de Angola.

No hay igualdad de trato. Los EE.UU. si pueden invadir a República Dominicana, Panamá y Granada, pero Cuba no puede ayudar a nadie. Cuba no tiene bases militares en ningún país, sin embargo EE.UU. las tiene por doquier.

En 1978 Cuba abrió las puertas a la comunidad cubana y se iniciaron las primeras visitas a la Habana. Jóvenes sacados a la fuerza por sus padres se reencontraron con sus raíces, se abrazaron nuevamente las familias y comenzaron a cerrarse viejas heridas; pero para aquellos que no deseaban el reconocimiento del sistema socialista en Cuba eso no era conveniente.

Se reforzaron las acciones y estímulo a la emigración, especialmente la ilegal, porque el gobierno norteamericano no otorgaba visas temporales para visitas desde Cuba. Miles de personas trataban de viajar a los EE.UU. pero las respuestas eras negativas, pero si lo hacías por mar exponiéndote a la muerte, entonces eras un héroe que logró escapar del sistema comunista.

Muchas personas bajo este estimulo penetraron en embajadas, que los acogían rápidamente para seguir con la campaña dirigida desde La Florida, y así sucedió con la embajada del Perú y la respuesta de Cuba fue abrir el puerto del Mariel.

A inicios de los 90, nuestro país inició una apertura económica y se realizó una reforma constitucional en 1992, en la que se ampliaban las posibilidades para la inversión extranjera, incluso hasta con el 100% de las acciones en propiedad extranjera, modificándose el Decreto Ley 50 de 1982 que solo aceptaba hasta el 49 %. También le dio apertura al turismo internacional con prioridad.

En 1993 se despenalizó la tenencia del dólar norteamericano y se reconoce la existencia de una economía paralela en divisas convertibles. Ese mismo año se emite el Decreto Ley 141 que fijó el marco legal para el trabajo no estatal o por cuenta propia y el Decreto Ley 142 donde se crean las Unidades Básicas de Producción Cooperativa agropecuaria.

1994 se reestructura la Administración Central del Estado bajo el Decreto Ley 147 y se suprimen 15 Ministerios e Instituciones e nivel nacional, reduciéndose el aparato administrativo del Estado. Ese mismo año se introdujo un nuevo sistema impositivo como medio de redistribución de los ingresos y su canalización hacia el presupuesto nacional. El Decreto Ley 191 en ese año permitió la apertura del Mercado Agropecuario para la venta libre de productos a precios regidos por la oferta y la demanda. Igualmente, bajo el Decreto Ley 192 se constituyeron los Mercados industriales y Artesanales.

En 1994 Cuba decide darle un vuelco a las relaciones con su comunidad radicada en el exterior y se efectuó la 1ra reunión de la Nación y la Emigración. La Diáspora no pidió participar en el proceso económico de Cuba.

La respuesta de una gran parte de la que está radicada en Miami fue tremenda. Amenazas y agresiones físicas abundaron; el caso de Magda Montiel fue un ejemplo de la intransigencia de los cubanos radicados allá. Peligraba la subsistencia que otorgaban los presupuestos oficiales del gobierno norteamericano para luchar contra el Revolución socialista, por tanto no se podía admitir la reconciliación entre las dos partes.

Desde Miami se intensificaron las trasmisiones radiales estimulando las salidas ilegales. La Sección de Intereses de los EE.UU. en la Habana cada vez otorgaba menos visas temporales e incluso incumplía con los acuerdos migratorios de otorgar hasta 20 mil visas anuales para emigrar.

Un claro propósito en todo esto, provocar acciones dentro de Cuba que dieran al traste con la Revolución. No era posible que después de la caída del campo socialista la Revolución se mantuviera intacta, eso no se podía permitir. Ya sabemos cómo terminó esta etapa, salida en balsas de todo el que quisiera. La frontera norteamericana que la protegieran ellos no nosotros.

Nuevamente Cuba ganaba la partida, nuevas conversaciones migratorias y el acuerdo de cumplir con las 20 mil visas. Pero el otorgamiento de las visas temporales siguió y sigue limitado. No se podía visitar a la familia si tenías menos de 65 años, los hijos que deseaban ver a su padres allá les resultaba imposible, a pesar de que Cuba flexibilizó las salidas y permitió los viajes a los que tenían más de 18 años, pero de nada sirvió.

Los cubanos no pueden hacer viajes temporales o de turismo, pero no por el maltraído permiso de viaje, sino porque no se nos entregan visas. Resulta difícil que algún país la entregue. Las filas ante los consulados de España, Francia, Italia o México eran largas, las respuestas demoraban meses y la mayoría tenían como respuesta un NO. Esta situación no ha cambiado, aun es muy difícil obtener un visado.

Continuará...

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