Pobreza y desarrollo, acceso a la salud y a la educación, igualdad de género y participación política, fueron algunos de los temas debatidos por los representantes de 85 países del NOAL, quienes condenaron los recientes ataques de Israel contra la Franja de Gaza, que ocasionaron la muerte de más de mil personas, entre ellas mujeres y niñas.
Guatemala fue sede de esta importante reunión, en la que también se abordaron los altos índices de mortalidad materna e infantil prevalecientes en muchas naciones, el incremento de los casos de enfermas de SIDA y los obstáculos para acceder a los costosos tratamientos para alargar la vida de esas personas.
Otra de las preocupaciones planteadas fue el tema de los feminicidios, por la elevada cifra de asesinatos por motivos de género que tienen lugar en algunos países, entre ellos México y Guatemala. En este último se contabilizaron más de 600 durante el 2008.
En ese sentido, la presidenta de la II conferencia del NOAL, Sandra de Colom, prometió adoptar medidas para enfrentar el flagelo, entre ellas lanzar campañas de prevención.
Los representantes de los 85 países participantes coincidieron en que la feminización de la pobreza es uno de los mayores retos a los que se enfrenta hoy el mundo, situación que se agrava con las actuales crisis alimentaria, energética y financiera.
Expertos concuerdan que la crisis económica mundial posee varios canales de transmisión, con impacto directo en las mujeres: por vía del mercado laboral con la desaparición de millones de empleos, disminución del gasto social destinado por los gobiernos para proteger a la población, incremento de precios y reducción de remesas.
De ahí que los presentes exigieran a los países industrializados cumplir con el compromiso de asignar el 0,7 por ciento del Producto Interno Bruto a la ayuda oficial al desarrollo.
Al inaugurar la reunión, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Felipe Pérez Roque, aseguró que sólo cambiando el injusto orden mundial se podrá garantizar el pleno disfrute de los derechos y el bienestar a todas las mujeres.
Pérez Roque subrayó que vivimos en un mundo donde tres mil millones de personas sufren la escasez de agua, la mitad de la población de los países del Sur carece de acceso a servicios sanitarios y las mujeres representan el 60 por ciento de los pobres.
Como regla, apuntó, ellas no participan plenamente en la vida económica y pública, tienen acceso limitado a los cargos directivos y a los procesos de toma de decisiones y sus opciones laborales son inferiores a las de los hombres.
El canciller cubano destacó la importancia de este encuentro para definir lineamientos de trabajo en temas primordiales para el bienestar de nuestros países.
La delegación cubana a la reunión del NOAL estuvo encabezada por Yolanda Ferrer, Secretaria General de la Federación de Mujeres Cubanas
Nueve años después de que los Jefes de Estado y de Gobierno de 189 países se comprometieron a impulsar el desarrollo, erradicar la pobreza y alcanzar la sostenibilidad ambiental, entre otras metas del Milenio, Cuba muestra avances relevantes en sus cumplimientos, a diferencia de la mayoría de los firmantes, algunos con alto nivel de desarrollo.
Cuba había hecho suyos esos actuales propósitos internacionales desde el triunfo de la Revolución (1959) y algunas de las Metas se alcanzaron incluso antes de que en la Cumbre de las Naciones Unidas (ONU) del 2000 se trazaran ocho objetivos de desarrollo para el 2015.
El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a la Isla, la desaparición del campo socialista europeo, que acarreó una reducción de los recursos disponibles, unidos a otros retos que la nación debió enfrentar, no detuvieron el programa revolucionario de beneficio popular.
La ejecución de programas como el Materno Infantil, de Atención a Discapacitados y de Seguridad Alimentaria, y otros más recientes para elevar la cultura general integral y alcanzar el pleno empleo, entre otros propósitos, tienen su explicación en que para el Gobierno revolucionario el desarrollo humano siempre ha sido prioritario.
En cambio, a los países ricos les falta interés y voluntad política para asumir la responsabilidad que contrajeron en el 2000, cuando, en el contexto de la ONU, se comprometieron a reducir a la mitad la pobreza extrema y el hambre imperantes en el planeta, lograr la enseñanza primaria universal y la igualdad entre los sexos, en el año 2015 o antes.
Asimismo, disminuir la mortalidad infantil y materna; detener la propagación del VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades; garantizar la sustentación del medio ambiente y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
Uno de los objetivos de desarrollo de la Cumbre del Milenio del año 2000 fue promover la igualdad de género.
En ese sentido, Cuba fue el primero en suscribir y el segundo en ratificar la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer. De igual forma, resalta en la región por sus niveles de maternidad sin riesgo.
Guatemala fue sede de esta importante reunión, en la que también se abordaron los altos índices de mortalidad materna e infantil prevalecientes en muchas naciones, el incremento de los casos de enfermas de SIDA y los obstáculos para acceder a los costosos tratamientos para alargar la vida de esas personas.
Otra de las preocupaciones planteadas fue el tema de los feminicidios, por la elevada cifra de asesinatos por motivos de género que tienen lugar en algunos países, entre ellos México y Guatemala. En este último se contabilizaron más de 600 durante el 2008.
En ese sentido, la presidenta de la II conferencia del NOAL, Sandra de Colom, prometió adoptar medidas para enfrentar el flagelo, entre ellas lanzar campañas de prevención.
Los representantes de los 85 países participantes coincidieron en que la feminización de la pobreza es uno de los mayores retos a los que se enfrenta hoy el mundo, situación que se agrava con las actuales crisis alimentaria, energética y financiera.
Expertos concuerdan que la crisis económica mundial posee varios canales de transmisión, con impacto directo en las mujeres: por vía del mercado laboral con la desaparición de millones de empleos, disminución del gasto social destinado por los gobiernos para proteger a la población, incremento de precios y reducción de remesas.
De ahí que los presentes exigieran a los países industrializados cumplir con el compromiso de asignar el 0,7 por ciento del Producto Interno Bruto a la ayuda oficial al desarrollo.
Al inaugurar la reunión, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Felipe Pérez Roque, aseguró que sólo cambiando el injusto orden mundial se podrá garantizar el pleno disfrute de los derechos y el bienestar a todas las mujeres.
Pérez Roque subrayó que vivimos en un mundo donde tres mil millones de personas sufren la escasez de agua, la mitad de la población de los países del Sur carece de acceso a servicios sanitarios y las mujeres representan el 60 por ciento de los pobres.
Como regla, apuntó, ellas no participan plenamente en la vida económica y pública, tienen acceso limitado a los cargos directivos y a los procesos de toma de decisiones y sus opciones laborales son inferiores a las de los hombres.
El canciller cubano destacó la importancia de este encuentro para definir lineamientos de trabajo en temas primordiales para el bienestar de nuestros países.
La delegación cubana a la reunión del NOAL estuvo encabezada por Yolanda Ferrer, Secretaria General de la Federación de Mujeres Cubanas
Nueve años después de que los Jefes de Estado y de Gobierno de 189 países se comprometieron a impulsar el desarrollo, erradicar la pobreza y alcanzar la sostenibilidad ambiental, entre otras metas del Milenio, Cuba muestra avances relevantes en sus cumplimientos, a diferencia de la mayoría de los firmantes, algunos con alto nivel de desarrollo.
Cuba había hecho suyos esos actuales propósitos internacionales desde el triunfo de la Revolución (1959) y algunas de las Metas se alcanzaron incluso antes de que en la Cumbre de las Naciones Unidas (ONU) del 2000 se trazaran ocho objetivos de desarrollo para el 2015.
El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a la Isla, la desaparición del campo socialista europeo, que acarreó una reducción de los recursos disponibles, unidos a otros retos que la nación debió enfrentar, no detuvieron el programa revolucionario de beneficio popular.
La ejecución de programas como el Materno Infantil, de Atención a Discapacitados y de Seguridad Alimentaria, y otros más recientes para elevar la cultura general integral y alcanzar el pleno empleo, entre otros propósitos, tienen su explicación en que para el Gobierno revolucionario el desarrollo humano siempre ha sido prioritario.
En cambio, a los países ricos les falta interés y voluntad política para asumir la responsabilidad que contrajeron en el 2000, cuando, en el contexto de la ONU, se comprometieron a reducir a la mitad la pobreza extrema y el hambre imperantes en el planeta, lograr la enseñanza primaria universal y la igualdad entre los sexos, en el año 2015 o antes.
Asimismo, disminuir la mortalidad infantil y materna; detener la propagación del VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades; garantizar la sustentación del medio ambiente y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
Uno de los objetivos de desarrollo de la Cumbre del Milenio del año 2000 fue promover la igualdad de género.
En ese sentido, Cuba fue el primero en suscribir y el segundo en ratificar la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer. De igual forma, resalta en la región por sus niveles de maternidad sin riesgo.