ABC.- De constitución pequeña y bigote, Santos explicó en entrevista con Efe que fue operado a inicios de este año y es uno de los dos transexuales cubanos que han cambiado su sexo de mujer a hombre mediante las operaciones gratuitas promovidas por el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
"Fue lo que toda mi vida anhelé, era lo que necesitaba como persona. No hay nada más maravilloso que poder identificarme como un hombre normal porque yo soy un hombre heterosexual", dijo Santos, quien nació y vivió durante décadas con el nombre de Juana en la provincia occidental de Matanzas.
En realidad Santos se las ingenió para ocultar y modificar ese nombre por el de Juani con la misma entereza con que rompió todos los vestidos que su madre intentó que usara y afrontó las burlas por su condición de transexual.
"Yo me he considerado siempre, desde que nací, un varón. Nunca me creí un homosexual. Mucha gente pensaba que sí lo era y eso me ofendía", relata.
Según recuerda, pasó su infancia adorando a su padre, vistiendo pantalones y jugando sin camisa y sin zapatos con los chicos del barrio en plena calle.
Abandonó la escuela en quinto grado, cuando le exigieron usar uniforme femenino, y de adulto continuó sus estudios gracias al apoyo de un jefe que convenció a los maestros para que lo incluyeran en las listas como "Juani" y sepultaran su nombre de pila.
"Hubiera querido ser ingeniero, pintor, restaurador. Pero mi nombre me dificultó mucho las cosas", indica Santos, quien trabaja en una fábrica de metales de Matanzas desde 1970.
Ese año marcó en Cuba el inicio de un periodo conocido como "quinquenio gris" por la "caza de brujas" contra intelectuales y artistas acusados de homosexualidad o "desviacionismo ideológico" y que recrudeció la homofobia en el país.
Al narrar su vida, Santos intenta omitir los sinsabores y se centra en quienes lo han querido y ayudado, desde su familia y compañeros hasta Mariela Castro, directora del Cenesex e hija del presidente Raúl Castro.
Santos viajó en 2009 junto a Mariela Castro a Copenhague para representar a Cuba en la Conferencia Internacional LGTB (gays, lesbianas, bisexuales y transexuales) sobre Derechos Humanos, y asegura que en 2004 la especialista le prometió que lograría su cirugía de cambio de sexo.
Y así sucedió. Hace tres años el Gobierno aprobó una resolución para permitir esas operaciones en Cuba, donde solo existía el precedente de una cirugía de hombre a mujer en 1988.
En 2008 se divulgó que unos 30 transexuales podrían ser beneficiados con el procedimiento gratuito, en caso de desearlo, y ese mismo año comenzaron las cirugías de masculinización y feminización, previas a las de modificación sexual, a cargo de un equipo asesorado por especialistas belgas.
Mariela Castro dijo a la prensa en 2010 que ya se habían realizado unas 15 cirugías, a pesar de su política expresa de no divulgar los costos ni la cifra exacta de operados hasta llegar a la meta de 30.
Leal a esa estrategia, Juani Santos no da más detalles sobre su operación, solo precisa que fue a inicios de este año en La Habana y que aún le faltan otras "más sencillas".
La cronología de su transformación comenzó en 1978 con una primera operación para reducir pecho, y una década después vivió un importante cambio cuando el Cenesex facilitó que le modificaran el nombre de pila en su documento de identidad.
"Con el cambio de nombre recuperé a parte de mi familia. Fue un alivio", resalta Santos, quien ve a su hermano mayor de 67 años, Fernando, como un ejemplo de lo que sucedió.
Fernando llegó a pensar que la actitud de Juani era una "aberración" y en su infancia le prohibió usar pantalones y quemó todos los que guardaba en el guardarropa.
Pero en los últimos tiempos es él quien ha acompañado a Juani en el tratamientos y cirugías y habla con la prensa con el mismo valor que lo hace su hermano.
"Para nosotros la mujer a la que él sustituyó, murió. Cuando alguien a quien conocemos desde hace años nos pregunta por ella, decimos que falleció, porque murió espiritualmente", explica a Efe Fernando.
Santos solo lamenta que en Cuba no se apoye más el "maravilloso" trabajo que ahora lidera Mariela Castro y espera que las reformas legales que intenta a favor de los derechos de los homosexuales y transexuales se concreten pronto, para que otros no sufran lo mismo que él.
Cubanos aprovechan las operaciones gratuitas de cambio de sexo
Nota de Cubainformación (corrección de errata de CNN): Mariela Castro es sobrina de Fidel Castro, no nieta.
CNN.- En el trabajo, Juani Santos es otro hombre cualquiera.
Él inspecciona recipientes de lata recicladas por fallas en una fábrica de tanques de gas en el oeste de Cuba en donde hace bromas con otros trabajadores. Bajo y gordito, tiene una cara arrugada y un bigote grueso.
Pero Juani nació como una niña.
Hace dos meses el transgénero de 61 años tuvo una operación de cambio de sexo.
"No soy un extraterrestre o un delincuente", le dijo a CNN durante una entrevista en su departamento pequeño de dos recámaras en la ciudad de Matanzas.
"Soy una persona que siente y sufre como cualquier otra. No quise nacer así. Desde que tenía cinco años sabía que era un niño".
Cuarenta años después de ser diagnosticado como transgénero, fue beneficiado por una transformación enorme, pero gradual, en Cuba.
Ahora es la nieta de Fidel, Mariela Castro, quien ha lanzado una campaña en todo el país para pelear en contra de la homofobia.
Como presidenta del Centro Nacional de Educación Sexual, ella está promoviendo las uniones del mismo sexo.
"Quiero vivir en una sociedad socialista en donde haya justicia absoluta", le dijo recientemente a CNN. "Así que no puede haber discriminación de cualquier tipo".
Todavía más radical, Cuba empezó a proveer operaciones de cambio de sexo.
El financiamiento y especialistas médicos llegan de Bélgica, que tiene una relación desde hace mucho tiempo con Cuba en esta área médica.
Juani está entre 15 pacientes transgénero que se han operado hasta el momento.
Él ha trabajado duro para sobreponerse a las actitudes machista en casa y el trabajo.
Aunque sus papás fueron comprensivos desde que era joven, el hermano mayor de Juani le quemaba la ropa cuando se vestía como niño.
"Pero era astuto", dijo Fernando Santos. "En cuanto me iba de la casa, él se ponía la ropa".
Ahora los hermanos viven juntos, Fernando se encarga de la mayoría de labores domésticas mientras que Juani trabaja en la fábrica y arregla su moto en casa.
Juani dijo que el momento más difícil de su vida fue cuando una mujer se enamoró de él.
"Me tuve que sentar con ella y decirle quién era", dijo. "Al principio lo aceptó, pero después de seis meses, su familia la convenció de dejarme. No he tenido una relación con otra mujer desde entonces.
En los 80, por fin se le permitió cambiar su nombre legalmente a Juani. Ahora ni siquiera menciona el nombre con el que nació.
"Me dio la mitad de la libertad que buscaba", dijo.
De hecho, la fábrica en donde trabaja Juani actualmente, lo rechazó porque su apariencia no iba con el nombre de su identificación.
Pero eventualmente le dieron la oportunidad y ahora sus compañeros de trabajo son sus amigos más cercanos y defensores.
"Estoy muy feliz por él, este era su sueño", dijo Lázaro Maredo, durante un descanso de la fábrica.
Cuando se le pregunta qué quiere de la vida ahora, Juani sonrió.
"Encontrar una pareja y vivir lo que queda en compañía de una mujer".