A la hora de reflejar el tema en los medios de comunicación, se necesitan enfoques adecuados que no culpabilicen ni revictimicen a las mujeres, consultar fuentes especializadas, profundizar en la existencia o no de instrumentos legales para actuar, contextualizar los hechos, investigar y exponer las verdaderas causas que lo sostienen, sugirieron periodistas y profesionales de la comunicación.
Como norma, los actos de maltrato y asesinatos de mujeres se siguen exponiendo en los medios como crímenes pasionales y se invisibiliza el feminicidio como asesinato cometido contra las mujeres por el solo de hecho de serlo, aseguró la periodista Cirenia Celestino Ortega, de la agencia Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), de México.
Resultados de un monitoreo realizado por CIMAC entre julio de 2011 y marzo de 2012 a 786 textos de en seis periódicos mexicanos de circulación nacional (El Sol de México, EL Universal, Excélsior, La Jornada, Milenio y Reforma) dan cuenta de que el género periodístico que más se empleó para tratar este tema fueron notas informativas y no artículos de opinión, que aparecen apenas en cuatro de cada 100 textos.
La mayoría de los trabajos publicados dieron seguimiento a casos específicos de crímenes con repercusión mediática, en especial la captura de uno de los autores.
Por otra parte, en los lugares donde es más frecuente este tipo de actos, más se invisibilizan en los medios, donde la fuente más consultada es el poder ejecutivo, pero periodistas y reporteros no se preocupan por conocer ni hacer referencia en sus notas al marco normativo y legal, precisó Celestino Ortega.
Además, se justifica la violencia mediante la vigencia y reproducción de estereotipos de género, como considerar a la mujer una propiedad del hombre, hacerla ver como responsable o culpable por lo que le pasa o imputar como sostén de esos hechos determinado estilo o historia de vida.
Los medios hacen apología a la violencia y revictimizan a las mujeres cuando las colocan una y otra vez a contar la historia, informando a veces sus nombres y direcciones, mientras de los agresores apenas se ofrecen datos y se tratan como seres extraños, pocas veces identificados como pareja, familiar o conocido de la mujer agredida. En el 88 por ciento de los titulares, por ejemplo, no se hizo referencia al agresor.
Se necesita visibilizar la violencia de género como una violación de los derechos humanos, insistió la colega de CIMAC. Los medios de comunicación deben informar de manera que contribuyan a la erradicación de prácticas discriminatorias y violentas contra las mujeres, aseguró.
Entre otras recomendaciones, la colega insistió en la necesidad de reconocer que la violencia contra las mujeres no es una noticia convencional y requiere de una valoración cuidada. “Es necesario evitar quedarse solo con la información que emite la autoridad, la función periodística exige investigación”, sostuvo.
Además, se necesita contextualizar los hechos, eliminar adjetivos que califiquen la imagen de la víctima o justifiquen al agresor, no mostrarlo como un hecho aislado, evitar móviles convencionales y jamás calificarlo como crimen pasional.
Igualmente se recomienda consultar opiniones de personas expertas, leyes y sentencias judiciales, visibilizar la violencia de género como violación de los derechos humanos, suprimir narraciones e imágenes escabrosas que alienten el morbo y conviertan el hecho en un espectáculo e identificar claramente los tipos y modalidades de la violencia contra las mujeres.
Durante el encuentro se socializaron varios productos comunicativos que abordan, desde diversas aristas y formatos, la violencia de género en Cuba.
“La práctica ha demostrado la necesidad de conocer y aplicar e enfoque de género como herramienta en cualquier espacio y programación”, comentó Mayra González Arostegui, realizadora de televisión en al central provincia de Camagüey.
Lizette Vila, reconocida realizadora cubana de audiovisuales, consideró que no es necesario hacer una apología del dolor para denunciar con dignidad estos casos y situaciones, a la par que invitó a ofrecer una imagen menos heteronomativa en los mensajes que se emiten, para no dejar fuera en este abordaje los crímenes de odio y otras manifestaciones de discriminación y violencia por motivo de género.
