Belkis Rodríguez Díaz, única mujer chofer de la Cooperativa 2 de Taxis Ruteros de La Habana.
Yudy Castro Morales - Foto: Abel Rojas - Granma.- Su imagen desmiente cualquier estereotipo. Sus manos detrás del timón hablan, en lenguaje de género, sobre igualdad de oportunidades, despojo de convencionalismos y miradas machistas, cual reflejo evidente de los cambios que vive la sociedad.
Todavía abundan quienes se asombran al verla conducir una guagua y hasta los que prefieren no montar. Pero esos prejuicios no amilanan a Belkis Rodríguez Díaz, única mujer chofer de la Cooperativa 2 de Taxis Ruteros de La Habana.
“Me impulsan a asumir los desafíos, pues mi capacidad será lo que contribuya a transformar tales conductas, advierte.
Que el 66 % de los profesionales y técnicos en nuestro país sean féminas, y que en el 44,9 % de los hogares las mujeres constituyan cabeza de familia, muestra cómo va desdibujándose el modelo patriarcal. Desempeñar un oficio tradicionalmente ocupado por hombres también desbroza el camino de la inclusión, en cuyas sendas hoy Belkis conduce.
“Me encanta manejar. Soy muy inquieta, y no lograría permanecer mucho tiempo en una oficina. Necesito estar en movimiento, conocer personas diferentes a cada instante, interactuar con el público y eso solo lo consigo en la guagua.
“Crecí entre choferes. En cuanto cumplí los 18 años saqué la licencia y tres años más tarde comencé a conducir los cocotaxis. Luego pasé a Colecciones Habana, autos descapotables que circulan, principalmente, por el Malecón. Disfruté mucho la experiencia pues son carros más femeninos y contemplan rutas muy atractivas. Posteriormente ingresé en Panataxi, donde laboré por más de cinco años. Justo ahí hice un alto en mi vida laboral para dedicarme a la maternidad”.
—Has manejado en casi todas las modalidades de taxis. ¿Qué cualidades deben distinguir a quien ocupe tal oficio?
—El trabajo del taxista es muy agotador. Téngase en cuenta que debemos conducir en días alternos durante 12 horas y 45 minutos, aproximadamente. Sin embargo, no puedes hacer partícipe de ese cansancio al cliente; debes ser profesional, respetuosa y cortés.
—¿Cómo llegas a la Cooperativa 2 de Taxis Ruteros?
—Luego de concluida mi licencia de maternidad precisé de más tiempo, pues mi bebé resultó ser muy enfermizo. En ese periodo, mi carro fue dado de baja por deterioro y quedé disponible. Al constituirse la cooperativa, enseguida hice mi solicitud para integrar esta forma de gestión no estatal.
Entre los aspectos priorizados para la contratación y posterior conversión en socio, figuran los años de experiencia como chofer profesional y haber sido redimensionado en su antiguo centro laboral. Por tanto Belkis resultó ser una excelente candidata. “Pasé un curso de adiestramiento, saqué la licencia de guagua y ya estoy acostumbrándome al recorrido”.
Y en verdad se le ve segura, dueña de su espacio detrás del timón, con 11 primaveras para avalar su destreza y hacer añicos aquel criterio machista de que las mujeres “no saben manejar bien”.
Al principio algunos choferes me subestimaron —admite— pero ya se han percatado de mi empuje y fuerza de voluntad. “Lo mismo me pueden encontrar al volante que en el taller ayudando con la mecánica; eso nos sitúa en igualdad de condiciones y despeja viejos mitos sobre lo que podemos o no hacer”.
—¿Cómo es la relación con los pasajeros?
—Trabajar con el público es complicado, sobre todo si es muy heterogéneo. No obstante, la amabilidad y la explicación a tiempo siempre viabilizan la comunicación. En mi recorrido, por ejemplo, como se trata de una zona de playa, algunos intentan subir mojados, llenos de arena, escasos de ropa. Esas conductas no están permitidas porque afectan, en primer lugar, a los demás pasajeros y deterioran el vehículo. Entonces a ese segmento hay que educarlo, convencerlo.
—¿Cómo te las arreglas para cumplir con tu jornada laboral sin descuidar ningún rol en la casa, sobre todo el de mamá?
—Cuento con todo el apoyo de la familia, y a Alejandro —así se llama el niño— le doy mucho cariño cuando estoy en casa.
Le enseño que mamá debe sentirse realizada, hacer lo que le gusta y trabajar a la par de papá.