Marta Depres no solo fue fundadora de la Federación de Mujeres Cubanas, sino una federada a tiempo completo, pues para ella la Federación y Vilma fueron razones para su vida
Marilys Suárez Moreno - Revista Mujeres / Foto:. Tomada del sitio Fidel Soldado de las Ideas.- Las federadas de más edad aún recuerdan a la mujer de voz clara y fuerte que hacía gala de un dinamismo extraordinario a la hora de asumir las tareas a ella asignada por la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Y sí, Marta fue valiosa testigo de la creación de la FMC, la organización que unió a todas las cubanas.
Desde entonces y hasta su jubilación en 1985, Marta no solo fue una federada de base sino una de sus dirigentes a nivel nacional.
En los inicios, estuvo al frente de las tareas de Instrucción Revolucionaria, encargada de los círculos de estudio y la atención y distribución de la Revista Mujeres, entre otros quehaceres de índole política, porque, según decía, todo el trabajo de aquellos años primigenios estaban relacionados con la educación del nivel político, educacional, ideológico y cultual de las mujeres.
Se hacían cosas muy hermosas y Marta Depres recordó siempre con especial amor la labor de la FMC en la creación de los círculos infantiles. “Esto fue acogido con tanto amor que las federadas hicieron tómbolas y hasta se convirtieron en constructoras sin saber nada del oficio.
Hacían guardias y pasaban las madrugadas cuidando los materiales. Fue una etapa linda y extraordinaria y que ayudó extraordinariamente a las mujeres a identificarse con la organización que la regía.
Marta Depres no imaginó nunca que llegaríamos a tener tantos y tan buenos círculos infantiles, incluso, con las dificultades actuales, esas instituciones se mantienen funcionando, con el mismo objetivo con el que fueron creadas, atender y cuidar a los hijos e hijas de las madres trabajadoras. “Ahí está la obra de la Federación, la obra de la Revolución, en definitiva, porque una no hubiera existido sin la otra”, decía Marta.
Para ella, la Federación era su vida y lo demostró con su quehacer de cada día. Muchas de las que laboraron y hoy laboran en la casona de Paseo y 13, en el Vedado, les parece ver pasar, diligente, a la mujer negra, de alta figura y voz fuerte y enérgica que laboró allí durante tantos años.
Ese fue el único centro de trabajo de esta mujer que entregó ansias, sueños y ganas a la organización femenina y que como mujer negra sufrió los rigores de una infancia discriminatoria y de penurias que la obligó a colocarse de sirvienta para ayudar a la economía familiar.
Ya para entonces Marta se había vinculado al Partido Socialista Popular y pertenecía a la otrora Federación Democrática de Mujeres junto a la destacada luchadora Clementinas Serra y, tras el triunfo de enero de 1959 estaba entre las fundadoras de la Unidad Femenina Revolucionaria.
Pasados los años, esta federada se preguntó muchas veces que hubiera sido de ella si no triunfaba la Revolución, entonces se abrieron todas las puertas para las mujeres, sin distinción de color, ideología y credo. Y empezó a trabajar, de manera voluntaria, al principio, porque no había dinero para pagar salarios, nos dijo una vez.
Aquellos eran días de mucho ajetreo, una etapa de trabajo voluntario en el campo, guardias de milicia, reuniones, asambleas. “La verdad, se dormía muy poco. “No sé como teníamos tiempo para tantas cosas, pues no trabajamos ni por días ni por horas, simplemente se trabajaba a tiempo completo”.
Marta Depres ya falleció, pero en ella vivió siempre la federada que guardaba tantos y buenos recuerdos de su labor en la organización femenina, que se enorgullecía de la confianza que depositaron en ella, pues incluso llegó a dirigir por tres años la Federación en la otrora provincia de Las Villas. Y, en especial, valoraba como un enorme privilegio el haber trabajado bajo la conducción de Vilma y junto a otras muy valiosas compañeras.
