Miguel Cruz Suárez - Granma.- A veces las palabras arrastran tras de sí un estereotipo imaginativo muy sesgado. De solo mencionarlas surgen figuraciones casi constantes; por ejemplo, si decimos «políticos», en referencia a funcionarios públicos, en millones de mentes se dibujará un hombre o una mujer con su traje completo, rozagante y pulcramente peinado, tal vez saludando formalmente en mangas de camisa desde un moderno auto o ajustando su nueva corbata antes de iniciar la cena.