Cubainformación.- Los ciudadanos de Sevilla se benefician desde hace meses de la solidaridad internacionalista de Cuba gracias a la aplicación del programa de alfabetización “Yo, sí puedo”, que, en el caso de la capital andaluza, supone uno más de los proyectos de cooperación que exporta la Revolución cubana. Esta vez, a una ciudad del denominado Primer Mundo.

 

El programa de alfabetización “Yo, sí puedo” nace en Cuba a instancias del comandante Fidel Castro, quien encarga a la pedagoga Leonela Relys la tarea de crear un método que con el mínimo coste pudiera alfabetizar de forma masiva, con el único objetivo de salvar de la ignorancia a los millones de personas que sufren esta lacra y entendiendo la educación como la base principal para el desarrollo de los pueblos. Un concepto ya enunciado por el apóstol José Martí en su pensamiento: “Ser cultos para ser libres”.

Dos años después de que comenzara la aplicación de “Yo, sí puedo”, Venezuela recibe en 2005 de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) la declaración de Territorio Libre de Analfabetismo, una vez que el programa cubano lograra alfabetizar a más de un millón ochocientas mil personas. El hecho de que el novedoso programa de alfabetización se impartiera a través de video-clases produjo un inesperado descubrimiento: se consiguieron detectar en todo el país las enfermedades de la vista de una población que en años de gobiernos neoliberales no había podido acceder a sus derechos más fundamentales: la educación y la sanidad. De nuevo, la Revolución cubana puso lo mejor de sí al servicio de los pueblos, con la denominada “Operación Milagro”, que actualmente sigue siendo un ejemplo más de la solidaridad y la cooperación Sur-Sur, esta vez en el marco de la Alternativa Bolivariana de los Pueblos de América (ALBA).

Durante la celebración en Caracas del XVI Festival Internacional de la Juventud y Estudiantes, la delegación sevillana conoce la experiencia del programa de alfabetización y los exitosos resultados alcanzados en Venezuela. Es precisamente en este momento cuando empieza a germinar la idea de aplicar por primera vez el programa de alfabetización cubano en una ciudad del Primer Mundo, a través de las delegaciones gestionadas por el Partido Comunista de Andalucía en el Ayuntamiento de Sevilla.

Tras el diagnóstico previo y bajo la asesoría del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC), el programa cubano de alfabetización comienza a aplicarse en la capital andaluza para dar respuesta a una población iletrada, absoluta y funcional, que podría alcanzar las 35.000 personas, vinculadas de forma principal a las zonas más desfavorecidas socioeconómicamente. De este modo, se detecta cómo se establece una relación directa entre analfabetismo y marginación, desempleo y precariedad, situaciones que sufren miles de personas excluidas de la denominada “Sociedad de la Información” en un país con indicadores que lo sitúan entre los más desarrollados económicamente.

Cerca de cuatro millones de personas en todo el mundo han sido alfabetizadas gracias a la aplicación de “Yo, sí puedo” en treinta países. Los ciudadanos de Venezuela, Bolivia y Nicaragua son ya más libres gracias a la erradicación del analfabetismo en sus comunidades y a la continuidad de la formación con los programas “Ya puedo leer” y “Yo, sí puedo seguir”.

En Sevilla, los primeros participantes del método de alfabetización han concluido ya el programa consiguiendo aprender a leer y a escribir en tan sólo dos meses y medio. La flexibilidad del programa, tanto por la adaptación al contexto local como a las necesidades de los participantes, ha permitido que las personas que no habían aprendido a leer y a escribir a lo largo de su vida por distintos motivos, ahora sí puedan hacerlo en sus barrios, eligiendo el momento en el que pueden asistir a las clases y siendo facilitada siempre de este modo su participación en el programa.

Gracias a “Yo, sí puedo”, decenas de personas iletradas que hasta el momento les era imposible vivir cada día de forma autónoma, han conseguido leer y escribir y reforzar su autoestima para continuar con su formación, sin importar la edad o el resto de condicionantes que antes se lo impedían.

La aplicación de “Yo, sí puedo” en Sevilla significa, además, una nueva visión de la forma de entender la cooperación entre países, especialmente en la relación Norte-Sur. Frente a los modelos desarrollistas y paternalistas impuestos por los denominados países desarrollados al resto del mundo, la ciudad de Sevilla se beneficia de la solidaridad internacionalista de la Revolución cubana, que sigue dando ejemplo de cómo acabar de raíz con la exclusión.

Por otro lado, y en contraposición a sistemas educativos elitistas y que fomentan las diferencias de clase en las sociedades supuestamente avanzadas, la propuesta pedagógica cubana abre en Sevilla un nuevo horizonte para la liberación, a partir del acceso a la educación, de los excluidos del llamado Primer Mundo.

 

 

 

 

“Yo, sí puedo”, programa de alfabetización para una sociedad más justa

El programa cubano de alfabetización “Yo, sí puedo” se aplica en la ciudad de Sevilla con el objetivo de poner fin al analfabetismo que sufren miles de personas, que, en pleno siglo XXI, no han podido acceder al derecho fundamental de la educación.

En Sevilla, se calcula que existe una población de 35.000 personas analfabetas absolutas y funcionales vinculadas, principalmente, a zonas desfavorecidas socioeconómicamente. Entendiendo el analfabetismo como un fenómeno ligado al desarrollo social y económico, estas miles de personas son condenadas al desempleo, precariedad, marginación y explotación.

“Yo, sí puedo” se implanta en Sevilla a través de la Fundación para la Formación, Innovación y Cooperación (Fundación DeSevilla) y con la participación de las delegaciones de Juventud y Deportes, Economía y Empleo y Participación Ciudadana, con el objetivo de que estas miles de personas aprendan a leer y escribir, contribuyendo a la creación de una sociedad más justa.

El programa “Yo, sí puedo” emplea un novedoso método que ya sido aplicado en treinta países y con el que han aprendido más de 3,5 millones de personas en todo el mundo. El programa, cuya gran labor para erradicar el analfabetismo le ha valido el reconocimiento de las Naciones Unidas, ha permitido que países como Venezuela o Bolivia se declaren Territorios Libres de Analfabetismo, creando pueblos más cultos y, por tanto, más libres.

La alfabetización de los participantes del programa se realiza a través de video-clases en las que se establece una relación entre los números y las letras, es decir, entre lo “conocido” y lo “desconocido” para la persona iletrada, avanzando de tal forma que, en dos meses, es capaz de expresar de forma coherente sus ideas por escrito y con una caligrafía legible.

Las video-clases permiten la adaptación del programa a los participantes, ya que para impartirse sólo son necesarios una televisión y un dvd. De esta forma, cualquier espacio puede convertirse en un punto de alfabetización y son los alumnos los que, según sus necesidades, deciden el lugar y el horario en el que desean aprender a leer y a escribir.

Esta flexibilidad facilita igualmente la participación de los vecinos, entidades o asociaciones en la misión de erradicar el analfabetismo de sus barrios, ya que cualquiera de ellos puede colaborar acogiendo puntos de alfabetización donde los participantes desarrollen sus clases. Los vecinos también pueden involucrarse en la erradicación del analfabetismo en su barrio a través de la figura del facilitador, persona que, sin necesidad de experiencia pedagógica o didáctica, refuerza y afianza los conocimientos que se trasladan en la video-clase.

De este modo, toda la estructura social puede participar en el progreso de su barrio logrando que todos sus vecinos sepan leer y escribir, accedan al derecho fundamental a la educación y participen de forma conjunta en el desarrollo de su comunidad para lograr una sociedad más justa e igualitaria.

El programa “Yo, sí puedo” trabaja con la convicción de que estamos depositando un granito de arena para el cambio  en la construcción de una sociedad más justa, en la que no existan excluidos, en la que todos nuestros ciudadanos accedan, entre otros, al derecho elemental de la educación.

El proceso de enseñanza-aprendizaje constituye una experiencia valiosa no sólo para quienes aprenden a leer y escribir.
 
Este problema no es sólo de los iletrados, sino de toda la sociedad, que no debe permanecer indiferente ante tamaña injusticia.  Leer y escribir es mucho más que eso, es poder expresar lo que se piensa, lo que se siente, es tener una verdadera participación, es resolver cuestiones de la vida cotidiana sin depender de alguien que les lea una receta médica, o los acompañe a realizar un trámite, o sufra el miedo constante por no saber qué está firmando; es un salto cualitativo en la vida y por tanto de la sociedad.

La alfabetización de un pueblo, tanto como el hecho educativo mismo, es un acontecimiento político cuyo éxito depende de la participación masiva y unánime de todas las organizaciones existentes y de todos los sectores de la población.

Si desea más información del programa, participar como alumno o como facilitador, puede hacerlo a través del 955 478 550 o en www.yosipuedosevilla.org.

 

 

 

 

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