Por Ana Hurtado * / Colaboración Especial para Cuba en Resumen
La mañana del 14 de Junio y coincidiendo con los natalicios del Che y Antonio Maceo, se celebró en la Facultad de Artes de la Conservación del Patrimonio Cultural del Instituto Superior de Artes de La Habana, una actividad de notoria significación en apoyo a la causa palestina.
En primer lugar se produjo un coloquio a las 09:30 horas de la mañana en el Aula Magna. Su título: “La identidad palestina y la resistencia de sus tradiciones. La destrucción del patrimonio cultural de Gaza es también un crimen de guerra”.
El panel, de lujo, y conformado por expertos en el tema, comenzó con la intervención de la profesora María Elena Álvarez.
Álvarez introdujo al público en una clase de historia sobre el avance del genocidio de un pueblo que lleva más de un siglo sufriendo las nefastas consecuencias del sionismo, enfocada en la óptica del despojo. Y como aseveró: “siempre centrando sus clases en esta visión”.
La profesora demostró que el apropiamiento del patrimonio cultural es también un crimen de guerra.
Fue muy significativo el énfasis en la naturaleza del movimiento sionista: creado por la burguesía exclusiva judía y con un latente carácter colonizador. Siempre han tenido desde un primer momento la intención de eliminar a los palestinos, como se demostró en la Declaración de Balfour sobre Palestina del ya lejano año 1917.
El sionismo, en explicación de la profesora Álvarez, siempre ha tenido en su centro de acción la eliminación de la cultura, minimizando la presencia del pueblo originario, hasta la actualidad.
Concluyó su intervención con tres puntos claves:
- Estamos ante un genocidio.
- El sionismo se estableció en la zona por la fuerza
- El pueblo palestino tiene diversas formas de resistencia, desde la física hasta la cultural.
“En los niños que están corriendo en la calle, sigue la resistencia”, finalizó.
El segundo panelista del coloquio fue Alfredo Deriche, hijo de padre palestino que llegó a Camagüey alrededor de 1918.
El profesor, quién fue presidente de la Unión Árabe en Cuba, profundizó en el vínculo del país con Palestina gracias a su historia familiar.
Es un claro ejemplo de que tal y como él mismo expresó, la comunidad árabe se sumó en Cuba en todas las esferas de la vida, y como no podía ser menos, en la cultural.
La ponencia la cerró el doctor palestino y activista político Watan Jamil Alabed, graduado en Cuba.
Habló a los estudiantes de que es un médico formado por la Revolución Cubana y subrayó que esta causa es la de los oprimidos contra los opresores.
Alabed profundizó en el fenómeno colonizador del movimiento sionista en la zona y mostró varias canciones típicas a los asistentes, como símbolo de la resistencia cultural y de tradiciones frente a la barbarie que llevan años sufriendo.
El doctor, que es un refugiado de tercera generación, tras su padre y su abuelo, también explicó el origen del pañuelo palestino cuyo nombre originario es kufiya y nació en 1936 como un símbolo de lucha combativa en la revolución del campesinado.
Se trató de una ponencia completa, cargada de conocimiento y razones que demuestran que lo que el “estado de Israel” comete con el pueblo palestino es un genocidio, con la miserable misión no solo de matar, sino de arrebatar y robar sus símbolos culturales.
Tras esta primera parte, a las 11:30 horas de la mañana, los organizadores de la jornada dieron paso a la segunda parte, donde estudiantes palestinos expusieron trajes y objetos típicos de su tierra, y donde también hubo una representación de compañeras de la Embajada de Irán en Cuba, mostrando vídeos, carteles antisionistas y antiimperialistas, objetos típicos de la cultura persa y diversos materiales ilustrativos.
Estudiantes de la facultad pudieron familiarizarse tanto con la cultura persa como con la palestina gracias a la resistencia de sus símbolos, su cultura y sus tradiciones, que han pervivido a lo largo del tiempo y que no han podido ni podrán ser arrebatadas, según nos cuentan sus protagonistas.
La pintura de un mural y las actividades manuales concluyeron con la siembra de un árbol en un emotivo acto donde todos formaron parte y se dio vida. La misma vida, desde Cuba, que les intentan arrebatar en Gaza y en los territorios de la palestina ocupada. pintó un mural y se hicieron actividades manuales.
La misma vida que cada día irrumpe con más fuerza en cada uno de los palestinos que intentan sobrevivir al genocidio perpetrado con frialdad mientras la mayor parte de las potencias occidentales observan.
El tiempo pasará factura y aquellos inertes y observadores, tendrán igual de responsabilidad que los culpables de estos crímenes de lesa humanidad.
(*) Periodista española y realizadora, columnista de Cubadebate.
Fotos: Ana Hurtado