A continuación, les recomendamos la lectura de este interesante reportaje de IPS, que describe las diferentes formas de la cooperación médica de Cuba: la que sufraga totalmente Cuba en países más pobres, la que cuenta con una compensación de gastos y la que reporta divisas para el sistema de salud de la Isla.
Exportación de servicios médicos: la mayor fuente de divisas en Cuba
Tras cumplir una misión de cooperación en Bolivia, integrantes de un contingente médico cubano sostienen banderas nacionales, durante un acto de recibimiento en 2019. Unos 600 000 integrantes del personal de salud cubano han sido enviados a más de 160 países desde la década de 1960. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS
LA HABANA – Los convenios de colaboración médica con otros países otorgan a Cuba, además de prestigio y puntos en la diplomacia, ingresos por la exportación de servicios asociados a la salud, que llegan a representar la principal fuente de divisas para Cuba, a pesar de las medidas de Estados Unidos para frenar ese intercambio.
El 25 de febrero, el gobierno estadounidense anunció restricciones de visas para funcionarios cubanos y extranjeros que sean “cómplices” en esos programas de colaboración médica, por considerar esta práctica como “trata de personas”, con prácticas laborales “abusivas y coercitivas” y que “privan a los cubanos de a pie de la atención médica que necesitan desesperadamente en su país de origen”.
“Todo esto es voluntario, en ningún momento nos han obligado a ir a ningún lugar. Tengo compañeros que no fueron a una misión médica (prestación de esos servicios en otro país) porque, simplemente, no quisieron”, dijo a IPS el enfermero Dorian Justiniani, de 60 años, quien ha sumado más de 10 años fuera de su hogar entre diferentes estancias en Bolivia, Venezuela, Brasil y Guatemala.
El ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, dijo en su cuenta de la red social X que la nueva medida de Estados Unidos se justifica sobre una “base de falsedades y de coacción”.
Varios líderes de la Comunidad del Caribe (Caricom) defendieron la contratación de médicos cubanos, negaron que se trate de explotación laboral y alegaron que sus sistemas de salud colapsarían sin estos convenios.
“De repente nos están llamando traficantes de personas, se nos acusa de participar en el programa en el que se explota a las personas. Esa es la interpretación de alguien”, denunció en marzo a medios locales Keith Rowley, primer ministro de Trinidad y Tobago.
“Fuimos a lugares donde nunca había ido un médico”: Michael Cabrera.
No es la primera vez que Estados Unidos ataca los convenios de cooperación médica con Cuba. En 2006, la administración de George W. Bush (2001-2009) aprobó el Programa de Libertad Condicional Médica, que promovía que médicos cubanos abandonaran sus misiones a cambio de la ciudadanía estadounidense, lo cual se mantuvo hasta 2017.
En 2019, durante el primer mandato del actual presidente Donald Trump (2017-2021), su administración agregó a Cuba a su lista de países de tercer nivel que no combaten la “trata de personas”, en acusación a las colaboraciones médicas.
“Lo que hacemos, lo hacemos de corazón. Quien ha salido del país y ha tenido la oportunidad de ayudar a otros, le duele cuando se quiere desacreditar la medicina cubana diciéndose que somos esclavos”, dijo a IPS Yanelis Reyes, directora general de Salud de la provincia de Mayabeque, colindante a La Habana por el sureste.
Investigadoras laboran en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, en la provincia central de Camagüey. La producción de medicamentos en Cuba tiene problemas por la falta de las divisas necesarias para importar las materias primas. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS
Servicios de exportación
Muchos analistas interpretan los ataques de Estados Unidos como un intento de socavar los ingresos que esta nación insular caribeña obtiene por la exportación de servicios médicos que, desde mediados de la década del 2000, constituye su principal fuente de divisas junto al turismo.
Los ingresos por este concepto llegaron a superar los 8000 millones de dólares anuales, pero, según cifras de la Oficina Nacional de Estadística e Información, los servicios de salud humana y atención social alcanzaron ingresos de 4882 millones de dólares en 2022, 12 % más que el año anterior y 69 % del total de servicios exportados, cuyos montos casi cuadruplican las exportaciones de bienes.
Si bien la tendencia apunta a que seguirá creciendo esa actividad económica, todavía no se acerca a años anteriores, cuando las relaciones los países importadores con Cuba tenían menos inconvenientes.
Entre los distintos tipos de convenios internacionales respecto a la salud, la isla todavía mantiene muchos sin ánimos de lucro.
La estatal Unidad Central de Cooperación Médica (UCCM) presta servicios totalmente gratuitos, y otros bajo la modalidad de Asistencia Técnica Compensada, que recauda una cantidad mínima.
De acuerdo a su director Michael Cabrera, en la primera variante Cuba no ingresa ni un centavo y asume muchos de los gastos, como la preparación y el envío de los médicos y técnicos sanitarios, y a veces, hasta la estancia.
A veces se ha enviado fármacos de fabricación nacional, pero actualmente no se está realizando, acotó.
En la última sesión parlamentaria interna, celebrada en diciembre, las autoridades cubanas informaron que faltaba o tenía baja cobertura 70 % del cuadro básico de medicamentos (461 productos de 651), por no contar con las divisas necesarias para comprarlos o para importar las materias primas y producirlos en la isla.
La segunda modalidad de cooperación –la asistencia técnica compensada– también está destinada a países con poca solvencia económica, los cuales, además de garantizar un estipendio y ciertas condiciones de vida para los médicos, reportan una pequeña ganancia a la UCCM, siempre por debajo de los 1000 dólares por médico, dijo Cabrera.
“Son mínimas las ganancias, Lo que ingresamos no compensa la cantidad de gastos totales que tenemos. Si no es por el presupuesto del Estado, no podríamos funcionar (como institución)”, agregó.
Actualmente, Cuba mantiene más de 24 000 médicos en 56 países. La UCCM, por su parte, tiene 43 convenios (algunos países tienen más de uno), de los que 25 son totalmente gratuitos.
Asimismo, una comercializadora estatal, Servicios Médicos Cubanos SA (SMC), tiene contratos con 18 países que, a diferencia de los atendidos por la UCCM, sí tienen recursos para pagar una mayor cuantía por los profesionales cubanos, como Italia o Qatar, por ejemplo.
Los contratos con la SMC son los que más aportan ingresos al país y a los propios médicos. Las ganancias se reparten –con proporciones variables y personalizadas– entre la los contratados y la comercializadora, que funge también como empleadora, y cuyas utilidades van a las cuentas del Ministerio de Salud Pública, explicó Cabrera.
“En algunas ocasiones, el país ha tenido que coger ese dinero para comprar leche para los niños, pero ahora mismo la decisión del país es que todo ese dinero se revierta en la salud pública”, añadió.
Una enfermera brinda atención a un paciente en la sala de oncología del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología, en La Habana. Cuba ha logrado, con sus programas de asistencia médica, exportar también su sistema de atención primaria de salud. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS
Décadas de cooperación
La actual política de cooperación médica internacional empezó en Cuba poco después de triunfar la revolución en 1959.
En 1963, Cuba envió una brigada médica a Argelia, la primera permanente, pues en 1960 había mandado otra temporal a Chile, para asistir en el desastre causado por un terremoto que cobró la vida de miles de personas.
Ese modus operandi de asistir de forma rápida ante emergencias de “desastres y enfermedades”, se mantuvo en años siguientes. En 2005, incluso, se inauguró el contingente médico Henry Reeve, con el objetivo de asistir a otros países ante casos de catástrofes.
Entre 1960 y 1990, las brigadas médicas frecuentaron de forma gratuita naciones de Asia, África y América Latina.
A finales de 1998, los huracanes Georges y Mitch causaron estragos en varios países de Centroamérica y el Caribe.
En noviembre de ese año, Cuba creó el Programa Integral de Salud, una metodología de trabajo en la cual la cooperación médica internacional se enfocaría en fortalecer la atención primaria de salud: el objetivo sería también mejorar la calidad de los habitantes de las zonas socialmente marginadas.
“Fuimos a lugares donde nunca había ido un médico”, dijo Cabrera, quien en 2003 atendió pacientes en Guatemala.
A partir de 1990, Cuba empezó a implementar acuerdos de reciprocidad para compartir los costos con los países receptores que pudieran permitírselo.
Desde hace dos décadas, el país mantiene más de 20 000 médicos en Venezuela. En 2013, la Organización Panamericana de la Salud contrató a 11 400 galenos cubanos para trabajar en regiones desatendidas de Brasil.
En 2011, se creó la comercializadora SMC, cuya finalidad ha sido desde entonces gestionar la exportación de servicios médicos, con vistas a aliviar los gastos del sistema nacional de salud cubano.
En general, unos 600 000 integrantes del personal de salud cubano han sido enviados a más de 160 países desde la década de los años 60.
Vista de la 16 de la Feria Internacional Salud para Todos, organizada por la Empresa Importadora y Exportadora de Recursos Médicos, en el recinto ferial de Pabexpo en La Habana. Los convenios de cooperación médica siguen constituyendo una de las principales fuente de divisas para Cuba. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS
Estímulos para los médicos
“En Guinea-Bisáu, el impacto de la brigada médica cubana es muy positivo: presta servicios de un nivel extraordinario, en hospitales y en aquellas comunidades a las que un médico no suele llegar, de una forma gratuita, humana y humilde”, dijo a IPS Maimuna Baldé, secretaria de Estado de Gestión Hospitalaria de este país de África occidental, equivalente a una viceministra.
Comenzada en octubre de 1976, el convenio médico con Guinea-Bisáu es el que más ha durado ininterrumpidamente en el tiempo. Hoy, los 34 médicos cubanos que trabajan allí realizan tareas asistenciales propias de su rama, y de profesores en una sucursal de la Escuela Latinoamericana de Medicina (Elam), cuya sede principal está en La Habana.
La Elam, creada en 1999, a los 20 años de su fundación había graduado a 29 000 médicos de 105 países. Por su parte, la sucursal cubana en Guinea-Bisáu funcionaba ya desde 1986, antes de crearse esa escuela universitaria, y ha formado ya a 845 médicos bisauguineanos.
Según Baldé, la mayoría de los médicos de su país estudiaron en esa escuela.
“Por eso, cuando yo escucho que la cooperación médica cubana en los países es una forma de esclavitud, lo rechazo fuertemente. Es una ayuda sin la que nuestro país no podría avanzar”, comentó.
Cada médico cubano gana un estipendio de 800 dólares en Guinea-Bisáu, monto que se deposita completamente en sus cuentas personales emitidas en bancos de esa nación africana y que representa el salario habitual de un colega local.
El país receptor no solo cubre esos gastos, sino también otros gastos extras administrativos, de comunicaciones, transporte, hospedaje, alimentación… y no paga nada al gobierno de Cuba, dijo a IPS Luis Armando Wong, jefe de la brigada médica en Guinea-Bisáu desde hace casi dos años.
Wong, quien ha estado en misiones de Venezuela y Brasil durante seis años y cinco años, respectivamente, explicó que los beneficios pueden variar dependiendo del país receptor, pero que siempre serán superiores a los salarios de los médicos en Cuba (que rondan el equivalente a 50 dólares mensuales, según la tasa de cambio oficial de 120 pesos por un dólar).
Por otra parte, los colaboradores cubanos siguen recibiendo su salario base en pesos cubanos mientras están afuera –se le entrega a su familia–, además de otros beneficios como la posibilidad de importar vehículos o motocicletas a Cuba sin pagar aranceles.
“La gente se siente estimulada con esos beneficios extras, porque al final, con el dinerito que ganas allá, te da para tener tu carro (automóvil) aquí”, dijo Wong.
De ahí que muchos médicos soliciten voluntariamente ir a cumplir “misiones” en el extranjero, lo cual se otorga como una especie de mérito profesional y según la demanda por especialidades médicas que exista en los países interesados.
Sin embargo, la calidad de una misión médica varía mucho en dependencia del país al que se vaya y de si contrato es con la UCCM o con la comercializadora SMC.
“Aun cuando el país se queda con parte del dinero, uno gana muchísimo más (con la SMC), y de paso estás en un lugar mucho más desarrollado, con mejores condiciones de vida”, dijo a IPS una doctora residente en La Habana, que pidió mantenerla anónima.
Por su parte, Wong insistió en que nada es obligatorio. “Yo puedo rechazar ir a determinado país. Hay compañeros que lo han hecho y han solicitado cambiar el país destino. No es obligatorio. Las veces que he viajado, he estado claro de a lo que iba”, comentó.
La médica anónima explicó que sus colegas suelen anhelar misiones en países de habla inglesa o Qatar, porque pagan más. En cambio, las condiciones de trabajo en Venezuela son peores.
“De todas formas, la gente prefiere salir a cualquier lado que quedarse aquí en Cuba”, dijo.