Jim Lobe - IPS Noticias.- Todo indica que el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, contará con un amplio apoyo para comenzar el desmantelamiento del embargo de medio siglo contra Cuba, si desea seguir ese camino.


Algunos pesos pesados de la política exterior estadounidense exigieron el fin del embargo, con el objetivo de crear un clima de buena voluntad en América y en otras regiones de todo el mundo.

Las principales organizaciones empresariales de Estados Unidos presionan con entusiasmo al gobierno entrante y al Congreso legislativo, el de mayoría más abultada para el Partido Demócrata en los últimos 20 años, con el objetivo de que sigan esa dirección.

De todos modos, admiten que el proceso puede ser más gradual de lo que les gustaría.

"Apoyamos la completa eliminación de todas las restricciones al comercio y a los viajes que pesan sobre Cuba", escribieron, entre otros grupos, Business Roundtable, American Farm Bureau Federation, National Retail Federation, y la Cámara de Comercio de Estados Unidos, en una carta dirigida a Obama.

"Reconocemos que ese cambio puede no producirse de modo inmediato, pero debe comenzar en alguna parte, y pronto", agregaron.

El embargo de Washington y sus históricos esfuerzos por aislar a La Habana han "sobrevivido por lejos al propósito original" de defender la seguridad nacional en tiempos de la Guerra Fría, según el texto redactado por Jake Colvin, vicepresidente del Consejo Nacional de Comercio Exterior. Esta carta es la última de una serie de declaraciones formuladas por prominentes figuras e instituciones de la política exterior a favor de aliviar, si no abandonar, los esfuerzos de Washington por aislar a La Habana.

Una red de organizaciones académicas, empresariales, humanitarias y de derechos civiles también envió esta semana una carta a Obama para urgirlo a revertir la política estadounidense hacia Cuba.

La Asociación de Educadores Internacionales, la Asociación de Universidades Públicas de Estados Unidos, el Servicio Eclesiástico Mundial, la Asociación de Estudios Latinoamericanos y la Oficina en Washington para América Latina, entre otras instituciones, pidieron a Obama acciones que envíen "una clara señal de que cambiará acciones que han sido contraproducentes hacia nuestra meta compartida de ayudar al pueblo cubano"

En mayo, un comité integrado por expertos estadounidenses y latinoamericanos, creado por el Consejo sobre Relaciones Exteriores, sostuvo en un informe de 76 páginas que el próximo gobierno de Estados Unidos debía revocar las sanciones económicas y a los viajes que Washington impuso a Cuba en los últimos 15 años.

Además, el grupo recomendó medidas para comprometer a La Habana en cuestiones de interés recíproco con la mira puesta en finalizar el embargo y normalizar las relaciones diplomáticas.

Hace apenas dos semanas, una comisión interamericana patrocinada por la Institución Brookings fue aun más lejos. Este grupo es copresidido por el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo (1994-2000) y el ex embajador de Estados Unidos en la ONU, Thomas Pickering.

La comisión exhortó a aliviar el embargo y a comprometer directamente al gobierno del presidente Raúl Castro, pero también urgió a borrar a Cuba de la lista de estados patrocinantes del terrorismo elaborada por el Departamento de Estado (cancillería), poner fin a las restricciones a la asistencia humanitaria a la isla, reintegrar a Cuba a las organizaciones económicas regionales y mundiales y levantar todas las restricciones de viajes.

El informe destaca que las hostilidades de Washington hacia La Habana habían "dominado desproporcionadamente la política de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe durante años y dificultado la capacidad trabajar constructivamente con otros países".

En la campaña presidencial de este año, el propio Obama se comprometió a iniciar conversaciones con el gobierno cubano sin precondiciones y flexibilizar el embargo, revocando regulaciones promulgadas por el presidente George W. Bush.

Esas normas limitaron tanto los viajes de cubano-estadounidenses a su país de origen como su capacidad de enviar remesas a sus familias allí.

Ésas fueron las menos populares de una serie de medidas adoptadas por Bush desde 2003 para intensificar el embargo luego que el Congreso y el ex presidente Bill Clinton (1993-2001) lo hubieran flexibilizado a fines de los años 90, al punto de permitir las ventas de alimentos y medicinas a la isla.

Pero más allá de revocar las medidas, Obama dijo que mantendrá el embargo, que, según él, presiona al régimen de Castro para que adopte reformas políticas y comience "a normalizar las relaciones".

De todos modos, esa posición contrastó con la del candidato republicano John McCain y con la de su rival en la interna demócrata --y ahora secretaria de Estado designada-- Hillary Clinton, que se mostraron ansiosos por cortejar a los miembros de línea dura de la comunidad de cubanos en el sudoriental Florida.

Obama ganó en Florida en las elecciones generales. Ese resultado sugiere que la influencia política de las intransigentes fuerzas anticastristas puede estar por fin decayendo. El presidente electo puede tener más espacio de maniobra de lo esperado.

"La demografía cambió" en Florida, observó Colvin, quien acaba de presentar un informe de 42 páginas, "The Case for a New Cuba Policy", en su calidad de miembro del New Ideas Fund.

"Ahora los republicanos son la minoría entre los hispanos de Florida, y los hispanos no cubanos no sienten lo mismo con respecto al embargo", añadió.

Colvin y otros expertos esperan que luego de la investidura, el 20 de enero, Obama cumpla sus compromisos de levantar las restricciones a los viajes y las remesas de los estadounidenses cubanos e iniciar conversaciones bilaterales sobre asuntos como las migraciones, el narcotráfico y el ambiente.

Pero él y los grupos empresariales esperan que vaya más lejos. "Estos son primeros pasos, pero le urgimos a comprometerse también con un análisis más exhaustivo de la política estadounidense", señaló la carta.

William LeoGrande, veterano especialista en asuntos cubanos y decano de la Escuela de Gobierno de la American University en Washington, cree que Obama podría, con poco costo político, revocar otras medidas adoptadas por Bush.

En particular, LeoGrande se refirió a las restricciones de viajes con un fin específico --en oposición al turismo, que está prohibido por ley y por lo tanto requiere otra que lo habilite-- por parte de ciudadanos estadounidenses a Cuba.

Levantar las restricciones de Bush al comercio --específicamente, la que obliga a Cuba a pagar en efectivo por todas sus compras de alimentos y medicinas antes de que abandonen puertos estadounidenses-- es algo que también podría hacerse sin un costo muy elevado.

En su carta, las asociaciones empresariales exigen a Obama "eliminar inmediatamente las restricciones a los viajes y permitir que los estadounidenses actúen como embajadores de la libertad y de los valores estadounidenses para Cuba", alivien requisitos crediticios al comercio de alimentos y medicinas y "exoneren del embargo a la maquinaria agrícola, equipamiento pesado y otras exportaciones que podrían proporcionar los bienes y la tecnología necesarios para reconstruir" lo que haga falta luego de las recientes tormentas que devastaron la isla.

En su nuevo informe, Colvin alega que Obama tiene bastante espacio para retirar elementos del embargo sólo emitiendo nuevas regulaciones o modificando algunas antiguas.

"La idea de que el Congreso ha limitado al presidente mediante leyes como la Helms-Burton (de 1996) es en buena medida un mito", según el estudio.

El informe de Colvin plantea iniciativas que Obama podría tomar por su cuenta, particularmente mediante la autoridad del Departamento del Tesoro, que determina buena parte de lo que las empresas y los individuos estadounidenses pueden y no pueden hacer con Cuba.

"Dadas todas las otras cosas que Obama tiene en su plato, probablemente no quiera librar una gran batalla política en el Congreso para poner fin al embargo. Será mucho más fácil desmantelar el embargo comercial poco a poco, pedazo a pedazo, en sectores que van más allá de alimentos y medicinas", dijo LeoGrande.

Observó que el propio Bush exoneró a teléfonos celulares y computadoras del embargo luego que Castro legalizó su posesión, a comienzos de este año.

Bush también concedió licencias a laboratorios estadounidenses para que importaran productos biomédicos a fin de probarlos. Obama puede usar todo esto como precedente.

Una acción más general, especialmente en el Congreso, depende de "la disposición de estas asociaciones empresariales" a presionar al Poder Legislativo y a la Casa Blanca, agregó, señalando que fueron reticentes a hacerlo hasta ahora, sabiendo que Bush se les opondría.

Pero Colvin, quien describió la carta como una advertencia para Obama y el Congreso, y dijo que las empresas son "más optimistas" en relación a las perspectivas de la partida de Bush.

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