Gloria Analco - Libertas.- Estados Unidos ha perseguido en la V Cumbre de las Américas, celebrada en Trinidad y Tobago, que Cuba –en ausencia- se debilite en todos los planos a fin de que cualquier levantamiento de las restricciones que ha impuesto a ese país, en vez de favorecer a la isla, le sea de gran utilidad para que se precipiten los cambios en la nación caribeña.


Esta nueva política hacia Cuba, elaborada por los estrategas estadounidenses, es -como reza el refrán- “con una mano dando y con la otra quitando”, ya que por un lado Estados Unidos se plantea desmantelar gradualmente el bloqueo a Cuba, catalogado por la propia dirigencia revolucionaria como “uno de los crímenes más prolongados y desafiantes de la historia reciente”, y por el otro busca cerciorarse de que ese país siga siendo blanco de las acciones intimidatorias y objeto de presiones por parte de la comunidad internacional.
El propósito de esta novedosa estrategia es reparar en parte el daño a la reputación de Estados Unidos, cuya imagen quedó muy desprestigiada con George W. Bush, sin credibilidad ni respetabilidad en el mundo, y que es lo que más anima a la administración Obama a realizar cambios en su tradicional política hacia Cuba, pero sin dejar de poner énfasis en las pretensiones estadounidenses de acabar con la Revolución Cubana.
Los estrategas norteamericanos suponen que una apropiada campaña mediática puede producir el efecto de que Estados Unidos está suavizando sus posiciones con respecto a aquellos asuntos que han hecho mella en su respetabilidad y buen nombre, sin sacrificar, en el caso particular de Cuba, su objetivo primordial de que gobiernos latinoamericanos le pongan obstáculos en el camino, hasta lograr su rendición y el abandono de su sistema socialista.
La zanahoria para conseguir someter a sus deseos a los países latinoamericanos -últimamente reacios en su mayoría- va a ser, de nueva cuenta, el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo que ha sido dotado, en la reciente Cumbre del G-20, con un billón de dólares para ofrecer paquetes de financiamiento a los países en desarrollo con dificultades para superar la crisis económica que asola al mundo, dinero, por otro lado, todavía no garantizado por la Unión Europea y Japón.
El botón de muestra para que sepan cómo negociar con Estados Unidos, país que decide la política del FMI en nuestro continente, es el financiamiento “generoso” otorgado por ese organismo internacional a México, por la cantidad de 47 mil millones de dólares, el cual fue considerado como “importante respaldo de Estados Unidos al gobierno de Felipe Calderón”, cifra similar al paquete de ayuda que a principios de 1995 promovió para México el entonces presidente Bill Clinton, cuando nuestro país afrontaba una de las más severas crisis financieras de su historia, lo cual puede tener un efecto simbólico, sobre todo porque es posible que nunca se haga efectiva la totalidad del préstamo.
México, con un gobierno de derecha, fue el país elegido por los estrategas estadounidenses para señalar el camino a otros países de la región, que ya pueden ir suponiendo cuáles van a ser las condiciones para poder contar con financiamiento del FMI, a tasas de interés más que preferenciales.
Algunas fuentes han señalado, por ejemplo, que “todo indica que la Argentina no podría acceder a una asistencia equivalente” a la de México, y aunque lo atribuyen más a un manejo de la cartera financiera de ese país, tiene un trasfondo de contenido político, lo cual seguramente se hará extensivo a los países necesitados de financiamiento por parte del FMI, único organismo -con el Banco Mundial- habilitado para ofrecer un nivel de respaldo de envergadura.
Al parecer, según Estados Unidos, Cuba volverá a quedar aislada, aunque en apariencia parezca todo lo contrario. De cualquier modo, ¿qué jugada maestra de la manga podrán sacarse los gobiernos latinoamericanos que desean seguir apoyando a Cuba y, al mismo tiempo, disfrutar de apoyo financiero? ¿Acaso China será la respuesta? Sólo el tiempo despejará esa incógnita.
Obama puede que tenga las mejores intenciones como mandatario estadounidense, pero él no es quien decide realmente la política hacia Cuba. En este aspecto, como en otros, se encuentra atrapado dentro de una red de intereses que ha venido tejiéndose con mayor ahínco en Estados Unidos al término de la Segunda Guerra Mundial.
Como resultado de ello, es el pensamiento ultraconservador el que controla a las 16 agencias que constituyen la llamada Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos, donde se elaboran las principales estrategias, y, en consecuencia, han manipulado la información que recaban para obligar al mandatario en turno –sea demócrata o  republicano- a actuar conforme a los intereses de las poderosas corporaciones estadounidenses, ya diseminadas en el mundo.
Aparentemente, las corrientes estadounidenses que se pronuncian por el diálogo con Cuba han ganado terreno, las cuales estiman que por esta vía pueden producirse cambios en ese país, que aun cuando no modifiquen radicalmente la naturaleza de su sistema socialista, al menos serían compatibles con sus intereses.
Sin embargo, los sectores más conservadores –casualmente los más ricos y poderosos-, desean erradicar de raíz cualquier vestigio de socialismo en la isla, y siguen elaborando una agenda que favorece el mantenimiento del status quo y la política de continuar con las agresiones contra Cuba.
Cuando se ha presentado alguna oportunidad de acercamiento entre ambas naciones, invariablemente la Agencia Central de Inteligencia (CIA) ha intervenido para desactivar, de un modo u otro, esas intenciones.
El primer mandatario norteamericano que mostró su disposición a abrir la vía de la negociación para entenderse con Fidel Castro fue John F. Kennedy, lo cual se vio frustrado por su asesinato.
En la década de los setenta, Henry Kissinger, por encargo del Presidente Gerald Ford, trató de hacer lo mismo, pero no fue posible avanzar a causa del envío de tropas a Angola por parte de Cuba. Fue el argumento de los ultraconservadores para evitar las negociaciones.
A finales de los setenta, Wayne Smith, ex representante diplomático en La Habana, llevó a cabo, por encargo del Presidente James Carter, el único intento verdadero de acercamiento entre Washington y La Habana.
“Estábamos muy cerca de un acuerdo histórico, cuando Ronald Reagan, con ayuda de George Bush padre, derrotó a James Carter en las elecciones. Todo se fue al garete. ¡Lástima!, podríamos habernos evitado 25 años de nuevas tensiones”, reflexionó Smith, en el año 2005.
Durante la gestión de Bill Clinton hubo varios acercamientos que parecían conducir a una notable mejoría en las relaciones.
Sin embargo, los servicios especiales de inteligencia norteamericanos dieron la impresión de actuar por su cuenta, ya que por un lado Clinton ofrecía muestras claras de buscar un acercamiento con La Habana, y por el otro la Sección de Intereses de Estados Unidos en la capital cubana trataba por todos los medios de desestabilizar la isla.
La visita a Cuba del ex candidato presidencial demócrata George McGovern, en 1994, quien había emplazado a Bill Clinton a dialogar con Cuba, fue considerada como el inicio de una “diplomacia de ping-pong” que precedía a arreglos bilaterales definitivos.
McGobern llegó a Cuba apenas 10 días después de que el escritor Gabriel García Márquez viajara al estado de Massachussets para cenar con el mandatario estadounidense, en lo que parecía ser ya un intercambio regular de opiniones entre Washington y La Habana.
Para completar este cuadro de acercamientos, James Carter, ex presidente estadounidense, reveló en septiembre de 1994 que había conversado con Fidel Castro, reforzando en medios diplomáticos la creencia de “un próximo establecimiento de negociaciones entre ambos países para avanzar más allá de los temas migratorios”.
La conversación de Carter sostenida con Castro era relevante porque para ese entonces el primero ya se había convertido en un mediador por excelencia de conflictos internacionales, como fueron sus intervenciones en Corea del Norte y Haití, y se llegó a pensar que cumpliría el mismo papel en Cuba.
Algunos medios diplomáticos atribuyeron a Carter una gran valentía al reconocer que Fidel Castro “es el único hombre que puede tomar una decisión acerca de estas cosas en Cuba”, en referencia a los pasos que deberían darse para una normalización de relaciones entre La Habana y Washington.
Después de su fallido intento de reelegirse en 1980, Carter se dedicó a realizar misiones a favor de la paz y ha fungido como mediador en la solución de diferentes conflictos internacionales, lo cual le ha conferido un destacado lugar en la vida política estadounidense.
No obstante lo cual, los ultraderechistas del gobierno de George W. Bush le fueron cerrando el paso hasta marginarlo de su tarea de mediador político.
En este marco de intercambios al más alto nivel, despertó gran expectación la presencia de Bill Clinton y Fidel Castro en la celebración de los 50 años de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en octubre de 1995, manteniendo la atención del auditorio las posibles señales que pudieran enviarse ambos mandatarios.
El encuentro superó las expectativas y ambos presidentes se estrecharon la mano e intercambiaron algunas palabras, aunque no hubo ninguna imagen que registrara ese momento, pero sería la única vez que Fidel Castro estrecharía la mano de un Presidente estadounidense en ejercicio, en su calidad de mandatario cubano.
Con George W. Bush en la Casa Blanca las cosas se fueron de órbita. En sus dos periodos emprendió una escalada de presión contra Cuba sin precedente, salvo los primeros años de la Revolución, dando a entender que él no se iría del poder sin haber propiciado el derrumbe del régimen socialista cubano.
Por el alto contenido de agresividad de la política que aplicó hacia Cuba, Bush hijo dejó en claro que su principal propósito era aniquilar a la Revolución Cubana. No lo logró, y ahora los sectores que él representaba y que son las mismas fuerzas que no han conseguido erradicar en poco más de medio siglo el socialismo en la isla, sólo podrán superar ese encono si lo logran en pleno periodo de Barack Obama.

Contra Cuba
USA golpea a Cuba al cerrarse a europeos con viajes previos a la isla R. R. - Reportur - Miami 29 de abril de 2024 Estados Unidos ha restringido la entrada con el programa ESTA a 300 mil europeos que han visitado Cuba, esto como consecuencia a que la...
La Habana, 26 abr (Prensa Latina) Representantes de Cuba y la Unión Europea (UE) acordaron acciones prácticas ante la aplicación extraterritorial del bloqueo impuesto por Estados Unidos, informó hoy el Ministerio de Relaci...
Lo último
La Columna
La Revista