Cerca de veinte detenidos y una decena de estudiantes golpeados fue el saldo de los enfrentamientos que sostuvieron la policía nacional y alumnos de la Universidad de Puerto Rico (UPR), cuando se cumple una semana de protestas estudiantiles en rechazo al aumento de la cuota de la matrícula universitaria.
Argenpress - tercerainformacion.- La brutal represión policial organizada y los abusos que cometen funcionarios de la presente administración colonial en Puerto Rico en violación de fundamentales derechos de los ciudadanos más pobres del país y de los estudiantes universitarios en pie de protesta, podrían dar lugar al pronto surgimiento de una campaña guerrillera de defensa propia.
Digo, eso es si fuera otro el carácter de la actual sociedad de esta colonia yanqui en el Caribe, deformada por décadas de sometimiento a un poder extranjero que le arrebató la isla a sangre y fuego al decadente imperio español y se las ha arreglado para ir forjando durante más de un siglo ciudadanos dóciles dispuestos a dar la vida por el invasor y quitársela a quien ose asumir una firme posición contraria.
Los boricuas, acostumbrados a tragar píldoras doradas que nos hacen creer que vivimos la democracia y que los regímenes dictatoriales solo se dan en el resto del mundo (menos Estados Unidos) no tenemos la capacidad para reconocer una dictadura en ciernes y por ello no nos percatamos de que hacia allá nos encamina el actual gobierno.
En su afán de lucro, los mandatarios coloniales han planificado despojarnos de nuestras escasas posesiones materiales y cuando tropiezan con argumentos legales que hemos aprendido a esgrimir, simplemente recurren a derogar o enmendar las leyes pertinentes y nos pasan por encima sin contemplaciones.
Uno de los trucos más recientes de los arquitectos de la dictadura que se nos viene encima ha sido el de crear nuevos puestos de jueces asociados en el mal llamado tribunal supremo para empotrar allí una súper mayoría de adeptos al proceso de desmantelamiento sistemático de las instituciones que puedan dificultarles el proceso de acabar de montar una auténtica dictadura.
Lo mejor del caso es que esos arquitectos y los encargados de la construcción del entramado son sujetos mediocres y, como tales, se inclinan hacia la utilización de la fuerza bruta y rehúyen el libre debate de las ideas. Por eso se han ensañado contra la Universidad pública, le arrebataron mediante atraco legislativo gran parte de su presupuesto, decretaron un sustancial aumento en las matrículas para que sean los estudiantes quienes paguen el desmadre y mandan las fuerzas policiales a arremeter a palos y gases irritantes contra los que protestan ese asalto armados solo de ideas.
La Policía ha ocupado con carácter "permanentemente" el principal recinto de la Universidad de Puerto Rico y están seguros de que no habrán de repetirse las circunstancias que dieron lugar a choques sangrientos entre estudiantes y policías en décadas pasadas, en uno de los cuales murió precisamente el propio comandante de la Fuerza de Choque.
Seguros están porque han venido observando que, desde que quedaron descabezadas las dos facciones de los Macheteros con el asesinato de Filiberto Ojeda Ríos y la súbita enfermedad que acabó repentinamente con la vida de Jorge Farinacci García, no quedan ya ni vestigios de aquella audaz lucha guerrillera inspirada en Albizu y su Movimiento Libertador y eso les infunde una enorme seguridad de que podrán atropellar impunemente.
Es bueno que sean mediocres y abusadores los que andan despojándonos de nuestros derechos y nuestros pocos bienes porque la Historia nos dice que los boricuas somos capaces de perder la paciencia aunque sea solo después de soportar buenas dosis de atropellos. Por eso he dicho antes con optimismo y repito ahora esperanzado: ¡Que sigan los abusos
