Arthur González - El Heraldo cubano.- La multipremiada por los medios norteamericanos y otros de similar corte subversivo, Yoani Sánchez Cordero, acaba de declarar que es una entusiasta de la tecnología porque en cuatro años se ha hecho mucho más libre que la voluntad política del gobierno que hay en su país. Y añadió que se ha abierto un marco de expresión, de su propia voz.

Para quien no conoce de su salida definitiva hacia Suiza, porque no quería seguir residiendo en Cuba, de su arrepentimiento por ese paso al conocer la realidad de las sociedades europeas, su regreso a la Isla como repatriada y de sus contactos en España antes de llegar a la Habana con el terrorista, agente CIA y prófugo de la justicia cubana por hacer explotar bombas en tiendas por departamentos y cines de la capital cubana, Carlos Alberto Montaner, pudiera creerse las afirmaciones de la Sra. Sánchez.

Pero la realidad es bien distinta. La Sra. Yoani Sánchez es atendida por los diplomáticos norteamericanos de forma cotidiana e incluso visitada en su propia casa por estos y otros altos funcionarios del Departamento de Estado, los que le trazan las pautas de su actuación.

Si a esto ella le llama “libertad y un marco de expresión de su propia voz”, que venga Dios y me explique.

Todo el mundo sabe que cuando los yanquis dan dinero y se reúnen con alguien de su interés, no es para que piense y actúe como esa persona desee, sino para que cumpla al pie de la letra lo que ellos quieran. Ejemplos sobran.

¿Alguien puede pensar o decir que el presidente impuesto en Afganistán es libre de su propia voz o que el de Irak lo es? ¿Y qué pensar de Miquelena en Honduras o el conocido como Pedro el Breve, por lo que duró como presidente cuando en contubernio con la embajada norteamericana y la CIA participó en el golpe de Estado en Venezuela?

Por favor, Sra. Sánchez un poco de respeto para el coeficiente de inteligencia de los demás. Nosotros también pensamos con plena libertad.